Rafael Sánchez García

Se dice popularmente que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Y como casi todos los dichos populares siempre tienen razón.
El tema del que voy a hablar hoy es uno que no hace demasiado tiempo sumió a la Humanidad en uno de sus capítulos más sangrientos y dolorosos debido a la cantidad de muertos que produjo. Me refiero a la Segunda Guerra Mundial. O lo que es lo mismo, el período de la Alemania nazi y los entre ochenta y cien millones de muertos que produjo el pensamiento de su lunático y demente líder Adolf Hitler y todos sus colaboradores necesarios.

No se debe olvidar que Hitler llegó al Poder de forma “democrática” al ganar las elecciones alemanas, a pesar de que el partido nazi ya se sabía de qué pie cojeaba. No voy a entrar en más detalles sobre el tema porque ya lo han hecho otros con más conocimiento del tema que yo. Si lo he sacado a colación es porque desde hace ya un tiempo estamos asistiendo a una repetición de aquella situación. Es decir, la extrema derecha y el nazismo están llegando al Poder a través de los votos de millones de ciudadanos. Hoy, el tercer grupo parlamentario del Parlamento Europeo es el de Patriots, con veinte millones de votos, aparte de otros dos partidos de extrema derecha que no han querido entrar en ese grupo.
Como dice el título de esta reflexión no se si hemos caminado de la ignorancia a la imbecilidad o de la imbecilidad a una ignorancia adquirida con premeditación, nocturnidad y alevosía.
Desde hace algunos años que venimos asistiendo a un incremento del voto a la extrema derecha en muchos países europeos, de Sudamérica y en los Estados Unidos. Vemos como países y sociedades con un grado de tolerancia que siempre habíamos envidiado en España han ido convirtiéndose en sociedades xenófobas contra todos aquellos y aquellas que huyen de sus diferentes países, por causas de guerras y de cambio climático, en busca de una vida mejor y más digna. Estados Unidos, un país donde la mayoría de su población es descendiente de emigrantes, ha adoptado, con la llegada a la Casa Blanca de un imbécil y prepotente adinerado como Donald Trump y su homólogo, igual de imbécil y prepotente, como Elon Musk, toda una serie de políticas negacionistas sobre el medio ambiente contra todas las evidencias científicas y unas políticas migratorias que atentan contra los más elementales derechos humanos. Lo curioso es que en las elecciones le han votado muchísimos emigrantes de Sudamérica, los cuales estaban amenazados, a priori de las elecciones, de ser devueltos a sus países de origen.
En las últimas elecciones alemanas, celebradas hace muy poco tiempo, Alternativa por Alemania, partido nazi, se ha convertido en el segundo partido más votado. Su líderesa, en la entrevista que le hizo el fascista Elon Musk en X (antiguo twiter), nos dejó con la boca abierta, no podíamos creernos lo que dijo, que fue que “Adolf Hitler no era nazi, sino comunista”. El problema reside en que la mayoría del voto les ha venido de la juventud. Y ante esta situación hay que reflexionar profundamente sobre el tema, no se puede tomar a la ligera por el peligro que entraña.
La extrema derecha emplea muchas veces un discurso que antes había empleado la izquierda, y que poco a poca ésta ha ido abandonando paulatinamente con los años. Además, la extrema derecha basa su discurso en la propagación, contra el/la inmigrante, de noticias falsas, pero que repitiéndolas una y un millón de veces calan en la mente de una parte importante de la población, la cual tiene un gran problema, que es que a la materia gris no le da trabajo y siempre la tiene en descanso perpetuo, por lo cual es pasto de todos aquellos embaucadores políticos que tienen discursos que, para colmo de los colmos, son contrarios a la mayoría de la gente que los vota.
En el caso de España, una gran parte de la culpa del auge de la extrema derecha la tienen los políticos de la izquierda, que a la muerte del dictador asesino Franco permitieron que aquellos asesinos se fueran de rositas y, encima, los amnistiaron y que murieran tranquilitos en sus camas, a pesar de estar los cementerios y las cunetas de las carreteras llenas de muertos que fueron asesinados por aquellos asesinos. Con lo cual, visto lo visto, que nada les había pasado, cada día se han ido envalentonando más y más y así estamos como estamos. La mal llamada Transición (que en realidad fue del franquismo al postfranquismo) pactó, como la realidad ha demostrado, que en los colegios se acababa el curso y nunca se llega al golpe de estado de 1936 y la posterior dictadura nacionalcatólica y asesina.
Hace unos días, nos enteramos de que, por fin, con la ley de Memoria histórica se iba a enseñar en los colegios lo que fue la dictadura franquista para que los jóvenes sepan lo que tuvieron que soportar sus abuelos y bisabuelos, ya que sus padres han nacido después o justo al final de la dictadura.
Pero volviendo al tema más peligroso que se nos presenta como sociedad. ¿Como dice el título de esta reflexión, acaso hemos pasado de la ignorancia a la imbecilidad? ¿O es que realmente la sociedad se ha vuelto imbécil y se ha instalado en la comodidad de una ignorancia buscada y asumida en pos de una tranquilidad que le permita seguir consumiendo sin preocuparse de absolutamente nada?
El panorama ideológico mundial, desde hace poco tiempo, cambia a velocidad de vértigo, y con la nueva elección de Donald Trump se está precipitando hacia la configuración de un Nuevo Orden Mundial, al que se están apuntando masivamente todos los partidos de extrema derecha del planeta, algo que entraña peligros que son fáciles de imaginar, muchos de los cuales se están implementando en muchos países, países en los cuales las derechas “democráticas” tradicionales los están adoptando por el tema de no perder votos entre su electorado. Y esto se torna cada vez más poderoso.
El fascismo ha ido avanzando porque desde las izquierdas y derechas tradicionales que gobiernan se ha permitido que, en nombre de un falso entendimiento democrático de la Libertad de Expresión, los nazis y fascistas puedan hacer toda la propaganda que han querido y se les ha dejado presentar a sus “elecciones democráticas”, que han generado que todos los descerebrados descontentos con las medidas aplicadas por esos gobiernos “democráticos”, que han aplicado todas las medidas que el capitalismo les ha ordenado, hayan cambiado sus votos hacia esas extremas derechas. Es decir, que los pobres, los eternos pisoteados por ellos, son quienes van y los ponen en el poder jaleando consignas de ellos que hablan contra los intereses de esos pobres que los votan. Vivir para ver.
Al fascismo no se le tolera, se le tiene que combatir con todas las fuerzas y medios al alcance. De lo contrario, lo que hoy son imágenes de un pasado no muy lejano, se volverán imágenes reales de un tiempo presente que será fatal para la Humanidad.

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