Manel Aisa Pàmpols

El CDHS y el Mercado dominical del libro de Sant Antoni

Cuando uno se da cuenta de que el tiempo ha pasado, acto seguido trata de mirar en perspectiva, una mirada al pasado, al recuerdo, y hacer, poco más o menos, balance de una situación que te ha marcado la vida, y se da cuenta, así a grandes rasgos, de todo aquello que debiera haber sido capaz de cambiar, o tan siquiera seguir la corriente, como siguiendo el cauce de un río que nos ha llevado hasta la situación de hoy, donde uno entiende que todo ha sido un vaivén de “tirar y aflojar”, saber en cada momento con quien estar y cómo actuar.

Después de algo más de esos 40 años de aventura, con algunas partes de esa historia, que forman parte de la leyenda del anarquismo, con los gozos de una vida plena y los sinsabores de los momentos de sentimiento de derrota que nos ha aportado toda esa experiencia, cargada de egoísmo que disparan con puñales afilados, sin saber bien por qué. Pensamos y estamos convencidos de que mientras hay lucha, hay vida, como las raíces de un centenario olivo que sobrevive a los malos momento huracanados.
Bien, en el subtítulo de este artículo, hoy he querido recordar un poco de la relación del mercado de Sant Antoni y los buenos tiempos del Centro de Documentación Histórico Social.
Sin duda, el CDHS se debe, en buena parte, al proyecto inicial, cuando aún los libertarios gozaban de buena salud y se reunían en bares como la Pizzería Rivolta, o el Bar la Fragua. O preparaban una historia guerrillera para poder cantar como los portugueses “Grándola Vila Morena”, que tanto nos hizo soñar, la poesía está en la calle, en la lucha de cada día para no dejarse engañar nunca más.
Pero, sobre todo, cada domingo por la mañana un buen puñado de libertarios barceloneses se encontraban en el Mercado de Sant Antoni para comentar aquel documento que por general había encontrado ya fuera Ernest Núñez, “el chato”, o bien Tana, Paco Madrid, Gerard Jacas o algún que otro de los libertarios que despertaban del mal sueño franquista.
Había un claro objetivo, que la historia no nos la explicaran desde la universidad o desde los documentales de la tele, ni de los partidos y los sindicatos que estaban a punto de firmar el Pacto de la Moncloa, necesitábamos recuperar a toda costa la documentación del Movimiento Libertario, para recuperar a nuestra gente y su historia, para conocer la historia desde nuestra trinchera, ya que nos sentíamos herederos de aquella gente que en 1936 fue capaz de vencer al fascismo y empezar a construir un mundo libre, y por ello estábamos reconstruyendo y recuperando todo su legado, esa era la misión del CDHS, que representaba a la Universidad Popular, que debía de servir para que los obreros y sus hijos, fueran quienes hicieran suya su propia historia y estuvieran dentro del hilo conductor, para que nadie se interfiriera en su pensamiento.
Sí, el Mercado Dominical del libro antiguo y de segunda mano era clave para el propósito del CDHS, y en eso trabajaron los que nos precedieron.
Pero hagamos un inciso para recordar a los ilustres literatos, que recuerdo alguna vez pasar por el mercado y tener una pequeña conversación del momento o simplemente una mirada de complicidad, ya que pasear por allí los domingos por la mañana era una manera de alegrar la vista con imágenes de portadas de libros o discos o de cualquier coleccionable de papel o a veces tan sólo un recuerdo de la infancia con los cromos que tanta ilusión despertaron en esa infancia que siempre llegamos a llevar con nosotros, o simplemente la complicidad de compartir un mundo cargado de utopías y sueños literarios en el que todos podíamos ser cómplices.
Así recuerdo pasear y entretenerse en las paradas a Francisco González Ledesma, Manuel de Pedrolo, a Terenci Moix, a Huertas Clavería, Rai Ferrer, Luis Racionero, Víctor Mora, Pere Calders, Carmen Riera, Sempronio, Mago Félix, Emilio Gutiérrez Caba, Pilar Eyre, Enric Casassas (poeta), Javier Gurruchaga (Orquesta Mondragón), José Luis Barcelona (Locutor TV de Miramar), y los profesores de historia Pere Gabriel, Eloy Martín Corrales, Josep Termes, Sussana Tavera, Enric Ucelay Dacal y su compañera, el extraordinario darwinista, que fue director del CSIC, Jaume Josa, al abogado Eduardo Moreno, del que guardo un grato recuerdo, y un largo etc., que ahora mismo se escapan de la memoria, y en especial a Xavier Vinader, que siempre pasaba un buen rato conmigo y le gustaba saber, siempre preguntaba sobre la CNT, sobre el CDHS y la gente que lo rodeaba, su curiosidad era evidente, en definitiva, una larga charla junto a él que ya iba con silla de rueda y siempre con alguien que le ayudaba.
Recordemos ahora a aquella gente que, con su día a día, hicieron posible un archivo del Movimiento Libertario, que hoy día podemos decir que está secuestrado, esos extraordinarios libreros que permanecen en el recuerdo con Perelló a la cabeza, Gras, Marca, Ferrer, Millá, Sandoval, Rabinad, Ana Figueres, Sánchez, Estrade, La Santi, de llibres de compañía, el Maño, hombre de confianza del maestro Fontana
y, por supuesto, la librería Els Gnoms. Sé perfectamente que se me olvidan algunos libreros más, que por desmemoria ya no recuerdo cuál era su nombre, aunque de algunos guardo un grato recuerdo, y aún tengo su imagen en la memoria, pero, por ahora, no tengo su nombre, lo siento, en definitiva, todos pertenecían al legado del librero anarquista Tomás Herreros o al amigo de Papasseit y Barradas, Emilio Eroles, este último es aquel librero que tantas referencias nos aportó con el libro de “Memòries d’un llibre vell”, que, como Herreros, tuvo su lugar del libro en el Mercado del Libro viejo de Santa Madrona, en tiempos de república y primer franquismo.
Y, por supuesto, no quisiera olvidarme de Manel, el guardián del Mercado de Sant Antoni a todas horas y todos los días, mientras David gestionaba la longevidad de los carros centenarios que siguen rodando y guardando los tesoros literarios de nuestro entorno, como invitándonos a seguir escarbando en la desmemoria.
Después, en mis años de librero en el marcado de Sant Antoni, siguiendo la tradición que nos precedió con las tertulias sobre qué documentos del anarquismo se había encontrado en el día, primero en los 70, en el lugar de encuentro de Perelló esquina Manso con Borrell. Perelló era de tradición libertaria en toda su familia, allí podías encontrarte con Enric Casanyes o Joan Llarch, que fue tan prolífico en escribir la historia del anarquismo, a la que nos agarramos en aquel momento; después, en los ochenta, con Núñez y la librería Els Gnoms, con un lugar de venta y encuentro en la calle Manso y, por últimos, mis 27 años en el mercado dominical en la calle Urgel, donde cada domingo un buen puñado de documentos tomaban el camino de las estanterías del CDHS, después de saber que en la calle Urgel había claramente una tertulia de libertarios y donde frecuentaban aquel lugar, aunque no forzosamente llegarán a coincidir Abel Paz, Adolfo Castaños, Jacobo de Gracia, Martín Artajo, el cineasta José María Nunes, de la escuela de Barcelona, el cineasta afincado en Granada Masi Pols, Xesus González (periodista gallego) Juli, fotógrafo del Barcelonés, Alfredo, Periconti, La Carmen Deiros, Zapata, Andreu (Nebot), Isidre Puigdomènech, Marianne, Emilie, Piqueras, Guillamot, Gabi (José Joaquín López ) de Santa Coloma, recientemente fallecido, Concha Pérez, acompañada de María y, después, por Llum, Valeria Giacomoni, y cuando andaban por Barcelona, Federico Arcos, Antonia Fontanillas, Liberto Sarrau o Liber Forti, Semprún, hijo de Jorge Semprún, que al parecer fue el autor de (Ni Dios, Ni Amo, ni CNT), pero no soy nadie para corregir el tema de estás autorías (creo que tenía una editorial alternativa en Francia), seguro que la memoria me hace una mala pasada, ya que por aquel lugar, pasaron muchos más compañeros anarquistas cuyo nombre desconozco, andaluces, castellanos, gallegos, extremeños, vascos, asturianos, de Estados Unidos, Canadá, México, Grecia, Francia, Italia, Alemania, Suecia, Inglaterra, Escocia, Dinamarca, etc.
Sin olvidar otros rincones del mercado que servían también de referencia del anarquismo, junto a Salvador Gurrucharri en el entorno que hemos comentado antes del “Maño”, hombre de confianza de Fontana. Allí, este personaje legendario del anarquismo como fue Salvador Gurrucharri, de larga tradición familiar y uno de los hombres visibles de DI (Defensa Interior) y de las FIJL en el exilio, que en los años 60 y principios de los 70 se la jugaban por Europa desafiando a los intereses del franquismo. Sin duda, con Gurrucharri, el conocido Salva pequeño y el “Maño” era otro lugar de encuentro de todos aquellos que discrepaban con el sistema y las fuerzas del Estado.
Fue toda una experiencia, una plataforma de universidad de humanidades, donde la literatura, la poesía, la narrativa y, por supuesto, la historia del Movimiento Obrero nos ayudó a construir idílicamente el mundo soñado de la anarquía, como Albano Rosell y su obra “En el país de Macrobia”, que sin duda nos invitaba a saborear los caminos del anarquismo.
En fin, todo aquello ya pasó, hoy es un tiempo nuevo, que poco tiene que ver con el pasado, con las alegrías de creer en un mañana sin esperar y sin creer en las grandes universidades y sus analfabetos con diploma, que se creen alguna cosa y de alguna manera creen estar por encima de los demás, y se olvidan de la necesidad, de lo universal que es perenne, desde las tierras amazónicas, los Andes, hasta las frías tierras heladas de Vladivostok, hasta las antípodas de Nueva Zelanda, la humildad de los pueblos indígenas está por encima de la autoridad burguesa, como poco más o menos diría el profesor Bernard Muniesa: “la Universidad es un templo de desconocimiento que hace hoy día “analfabetos con diploma”, un diploma para colgar en la pared y poco más, y en eso no estamos, no podemos estar, con aquellos que se creen un grado superior por tener una nueva realidad, que en nada debemos envidiar. Nosotros, desde el CDHS -AEP creíamos en un proyecto de vida que acompañaba las alegrías y vicisitudes del anarquismo y de los movimientos sociales, que los nuevos cachorros se han encargado de romper.
En conclusión, el CDHS, sin el Mercado dominical de Sant Antoni, no tiene recorrido, sin los libreros mencionados arriba, y unos pocos más, no va a ninguna parte, y entiendo que el inicio ya queda muy lejano, pero todo el proyecto e ilusiones de aquel momento es evidente que lo han destrozado los actuales egoísmos, por lo que entiendo que el CDHS ya ha perdido muchos de sus referentes, ya nada nunca más será igual y difícil será que recojan los alientos anarquistas del pasado.
Porque los que ahora han cogido las riendas del CDHS son esos usurpadores.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *