Floreal Rodríguez de la Paz
Aunque parezca estar justificado, perder las hojas los árboles, va bien hablar unos de otros. Nada certificará que las leyes, legisladas para que germine el odio, serán, que no va por ahí, el interés de la Justicia Libertaria. Vivir de la política es un error, siempre con resultado letal, pues con la ventaja del que sabe o conoce los ideales por los que se lucha, enfrentados al interés, por ser el gran ogro frustrador del Capitalismo: Ese monstruo pensado para comprar o vender los valores sociales, puesto que hacen posible respirar oxígeno contaminado, de todo lo que es capaz de orientar, desde el Ser Humano, sin mayor deseo que impedir o permitir que germine la semilla del cuento del Poder, o del imaginado truco de las políticas de Estado. Pero pongamos el punto de mira en que las costumbres sociales difieren del verdadero sentimiento humano, siendo necesario para entender ciertas conductas alejadas del verdadero principio, precisamente civilizado, si no se abandona la ética Libertaria.
Los vicios del juego abren heridas que no consiguieron nunca apaciguar los huracanes, propios de intereses adiestrados para salir de las costumbres deseadas, esas formas de ver y resolver los pormenores que siempre son fabricados entre legisladores titulados, sobre todo para difuminar los intereses y el sufrimiento que hay que soportar como condición. De quienes disfrutan el falso cariño que ofrece el aburguesado estilo para que los débiles, ateridos, vivan atrapados por el lujo monstruoso de los variados vicios, todos desintegradores, ya que son capaces de entretener las osadas rebeldías, estando inmersos en las obligaciones del trabajo para comer cada día.
Pero los dioses del capitalismo saben cómo entretener a los subyugados, a los mejores representantes del Progreso: ¡La Clase Productora! Y en ello va toda la responsabilidad de los ciudadanos que, seguro, desean reparar los estragos que a bien tienen que asumir a cada instante. Nada importa a cierto criterio, como es el caso de los seleccionados para defender nuevas siglas, con el contenido cargado de sospecha, sobre todo, cuando el cálculo, por conseguir protagonismo, disfraza el lenguaje de la Clase a la que afirman pertenecer, por la que sienten algún atractivo, protegidos con el disfraz de borreguiles conceptos, para las políticas seleccionadas, puesto que, a río revuelto, ganancia de pescadores. ¡Extraño, muy extraño! Ver que la Memoria de esta Clase determinante, los Productores, se parasita, confundiendo el criterio revolucionario con precio tan rastrero, una vez que estamos en la misma circunstancia, junto a los mismos problemas conocidos, también ante las mismas políticas del Estado Autoritario, bendecido por todo lo que lleva la mezcla estructurada del Estado religioso y el Capitalismo, con el catecismo disciplinario del Poder, dominador común de los tiempos sufridos, a golpe de miseria insoportable, en que la disciplina aprendida por sus dioses son, y fuera así siempre, la esencia de todas las traiciones sociales. Y no será posible terminar con las flagrantes consecuencias una vez que las conductas parasitarias, de ciertas patrañas dialécticas, diseñadas por aficionados al lujoso “ego”, siempre preparado para contradecir y distorsionar la costumbre de los hechos, en este caso del Proletariado Militante, desde aquél heroico acontecimiento, que fuera siempre la mejor resolución de la Clase Obrera, por los años de 1910.
Quizás no sea necesario rememorar, con la profundidad que merece, los históricos acontecimientos que harían posible, al menos, defender la Dignidad del que sufre soñando con poder comer al día siguiente, si no es que el látigo del propio Patrón sesga los Ideales por los que merece la pena entregarlo todo, por ejemplo, desde el Movimiento Libertario, únicos capaces de terminar con la Miseria, el Poder, los Dioses y mucho más la Vida.
Pero de 1910 a 2024, 114 años, no es mucho tiempo, pero basta para repasar ciertas cuestiones no valoradas por esa organización llamada CIT, a la que se le puede y debe hacer comentario de algunas enseñanzas que suelen estar tapadas con el poder del Dinero y el poder de la astucia más horripilante. No acierta la CIT a poner en práctica la Defensa Libertaria porque, bien es cierto, que todo lo que pretenda desarrollar fuera de la Ética Libertaria, lo será en situación inquietante. Resultando que, su criterio de Justicia en la CIT, termina siendo el varapalo más indignante, conocido, en política, como devastador. Pero es que a la CIT, marioneta del Estado gobernante, que se presta a mendigar con el Poder, siempre se lo plantearán así, ya que saben bien dónde está el factor aventurero de quienes hacen política, creyendo posible someter a cualquier grupúsculo, saturado de convicciones tristes, como es la CIT, que siempre pudiera servir para condenar las bravuconadas de toda confusión. Creer que la CNT internacionalista es la Organización que necesita la Clase Trabajadora no es condición para que deba ser manipulada por el aparato de Estado. La experiencia humana resulta que lo prueba así su larga Historia, que el Estado vivió desde su primera cuna los balbuceos consabidos, siendo, porque así lo decide la vergonzante CIT, el único revulsivo como objetivo alevoso insoslayable. Y es cuando la CIT se propone deformar la Historia Obrera, los grandes logros conseguidos, el criterio rebelde, por el que tanto y tanto fuera sufrido, el Trabajador, cuando sólo buscaba y sigue empecinado en conseguir no ser manipulados por el interés de todos los palmeros Políticos, desde todas las parroquias burguesas, sometidas a la usura más exacerbada. Y no es verdad, señores de la CIT, que la Clase Obrera tenga que tragarse el viciado clima de los charcos amasados de cierta corruptela política. Pues, ser compañeros, hoy, dejando de ser, por otra condición política, bautizando el Anarcosindicalismo con nuevas apariencias en su forma, con estilos obligados de la política de Estado; pues bien, queridos, de siempre, será que no; será, sin duda alguna, lo que depare la osadía de los que no desean cambiar de nombre, por mucho que se pretenda insistir. Y, luego, una vez que la circunstancia social avance, veremos que la CIT, sólo fuera una farsa simulación, aunque eso sí, necesaria para demostrar que, gracias a la CIT, las Asambleas Orgánicas de la CNT son vilipendiadas, porque así lo exige el Sr. Estado, desde donde lo que pretenden es apaciguar las luchas libertarias, quedando en puerto anclado, porque así lo dictan desde las políticas del nefasto criterio de Estado.
¡Nada fácil, señores de la CIT! A la CNT-AIT no se la puede engañar, no puede salir de su Normativa Orgánica, sin que en la CIT sea cuestión de Principios y de Caminos Libres para la Utopía. Si te vas, porque nada te agrada, es cuestión de emprender la evolución de luchas renovadas. ¿O acaso la CIT cree que un fin concreto, como resultado de los enjuiciamientos conocidos por fallo de Sentencia contra la CNT-AIT, terminase siendo posible? Es decir, si esto es lo que se persigue, debe ser abortado sin necesidad de recurrir a Papá Estado para que termine de ser aquello que el capitalismo, junto a su gran Poder, insista en que el Movimiento Libertario no levante su ánimo para seguir caminando hacia la Revolución Social. La CIT necesita del Estado para subsistir, con su Cesta de la Compra, bien protegida con la panacea del engaño. Aunque, ¡ya está bien de intrusismo! Todo lo que no sea CNT-AIT es Traición a la Normativa Orgánica, ya centenaria. Pero las políticas de Estado son siempre “Ser o No Ser”. Y la CIT no es aquello que Pregonan: Las políticas de colaboración con los intereses de Estado no sirvieron nunca a la CNT-AIT, porque el Estado no promete nada serio, porque no puede, tiene un fin concreto, y la CNT-AIT es consciente de ello por atesorar un alto nivel revolucionario, debiendo suprimir cuanto no es consensuado por sus Principios, Tácticas y Finalidades, para que no sea posible ser manipulados por mercachifles a sueldo.
Pero centremos la crítica, por si la CIT tiene poder sin certificar derecho a sus nuevas siglas, porque no hay ningún posible de seguir disfrazados de mandarines sin mayor filosofía que la confusión del Arca Visionaria de aquél Noé bíblico. No obstante, cabe citar la opinión de ese eco, que suena a rebeldías forzadas: Los hijos sin paternidad, es el caso de la CIT, por favor, al fondo del pasillo, a la derecha. La CNT-AIT merece seria atención por ser Organización revolucionaria, merecedora por ser la única que escapa del cerco político lacerante, el que tanto quita el sueño a los dioses de Estado. Las generaciones que pasen por estas páginas observarán que los inspiradores de la CIT nacieron con el expresivo INRI para todo futuro, esperando, siempre, retornar al considerar la Normativa Orgánica, Anarcosindicalismo, en defensa de la Clase explotada, por su Trabajo para vivir.
¡SIRVA DE EJEMPLO, SIN DUDA, ¡PARA NO SER MANIPULADOS POR LAS POLÍTICAS DE ESTADO!