La Redacción
Ha llegado hasta nuestra redacción un interesante libro sobre la vida familiar de dos militantes cenetistas exiliados en Lozère (Francia) escrito por el hijo de ellos, quienes se tuvieron que exiliar tras la caída del frente norte, durante la Revolución Española, debido al alzamiento militar/fascista de 1936. Libro escrito desde el punto de vista de un niño asombrado por las peripecias de sus padres. Editado por la Federación Local de la C.N.T. de Candás, y cuya primera edición ha tenido lugar el pasado mes de octubre, por su parte la impresión ha sido realizada por Descontrol (Barcelona).
Es un libro de 261 páginas de texto y 11 fotografías familiares. Dentro de las páginas de texto hay la letra del himno de Asturias y la del himno de la CNT “A las barricadas”, además de la canción tradicional gallega “A Rianxeira”. A ello se une el texto leído en la tumba de sus padres, durante el funeral de su madre.
En cuanto al texto la característica principal es que no se distribuye en capítulos ni apartados. Es nuestra intención, en esta breve reseña, resaltar aquellas ideas que sobresalen por encima de las demás, en cuanto a la fuerza militante que tuvo a lo largo de su exilio esta pareja de anarcosindicalistas. En la página 14, aparece una anotación biográfica sobre Hilario que marca la profundidad de sus ideas libertarias. Dice Ives: “Mi padre se negaba a beber jamás un vaso de vino o cualquier tipo de alcohol. Lector implícito de Zola, sabía que al final de la borrachera estaba el alcoholismo y, con él, la pérdida definitiva de toda libertad y la imposibilidad del trabajador de hacer valer su dignidad, reducido a una bestia humana que sólo existe por la venta de su trabajo”. Sólo una vez, cuando se produjo la muerte del dictador gallego, se permitió la licencia de tomarse un vasito de anís La Asturiana, y se lo bebió de un trago. Había muerto ese bastardo, verdugo de todo un pueblo, que firmó personalmente las órdenes de muerte de “los de Burgos” o del joven anarquista Salvador Puig Antich condenado a “garrote vil”, en la cárcel Modelo de Barcelona, una práctica medieval, que fue a lo que nos llevó la dictadura franquista. En otro momento Hilario había dicho a su hijo Ives: “No más Estado, no hay necesidad de autoridad externa para los que tienen una conciencia libertaria”.
En otro lugar del libro escribe Ives: “Mi padre y mi madre veneraban el saber, como único camino posible de emancipación para los más humildes; leer y escribir eran las claves para ellos”. Su abuelo Nicanor, hombre de ojos oscuros fue arrojado desde los impresionantes acantilados del Cabo Peña, todo por creer en la misericordia de sus verdugos”. Y continúa: “Se dice que España es un país moderno, importante, democrático, europeo; un país cuya memoria judicial rebosa de veredictos despreciables, nunca anulados, dictados contra pobres gentes que no querían más que pan y justicia. Su delito era sólo eso”. Hace poquito se ha hecho justicia con la memoria de Salvador Puig Antich, declarando nulas todas las acusaciones contra él, en el consejo de guerra, declarándole inocente.
El libro, desde el principio hasta el final, está salpicado de anotaciones e ideas muy dignas de ser tenidas en cuenta. En una de ellas se afirma: “Durruti era un inconveniente, y entre el fascismo y Stalin apenas quedad espacio para el hombre libre”, “Durruti es un buen ejemplo de poder sin poder, sin vanidad ni egoísmo”. Hacia el final del libro, Ives, escribe sobre su padre: “Mi padre expresaba su desconfianza ante el poder, de todos los poderes, inevitablemente corruptor, siendo el Estado, sin duda, el más pernicioso y formidable”. El anarcosindicalismo español había demostrado a pequeña escala su capacidad para organizar las sociedades humanas, pero el fascismo y el estalinismo se combinaron para interrumpir el sueño libertario. Aunque la madre de Ives queda en un segundo plano, la grandeza de Rita queda reflejada en muchas ocasiones: “Mi querida mamá, siempre añadía un plato para mis amigos perdidos, igual hacía con los inmigrantes españoles que mi padre nos tría regularmente”. Nacido de unos padres excepcionales, estaba feliz de compartirlos. Su maravillosa mamá siempre lo perdonaba todo.
Hay unas palabras que Ives pone en boca de su padre, Hilario, que indican lo que él pensaba sobre el ser o no anarquista: “Si tu padre mereciera ser considerado anarquista, sería a los ojos de los demás, porque lo que hace a un anarquista no es una tarjeta (se refiere a su carnet de la FAI), es la calidad de sus acciones, la bondad y la justicia de sus acciones hacia los demás”.
Y terminamos esta reseña con dos citas, que resumen perfectamente las vidas de Rita e Hilario, en su eterna búsqueda de justicia, libertad y fraternidad. Neruda: “Podrán cortar todas las flores, pero jamás podrán detener la primavera” y de Durruti: “Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones”.