Salomé Moltó
Frecuentemente guardamos en lo más hondo de nuestros corazones un sentimiento de amor por alguna
persona que ha influenciado, con su conducta y con su talante, en nuestra vida. Siempre suele haber alguien
a quien mucho debemos y que, de alguna manera y a través de las vivencias han configurado nuestra personalidad.
Mi abuela fue una magnifica mujer que se ocupó de mi en los primeros años de mi existencia, no solo por
cambiarme los pañales, sino, más tarde, a que supiera realizar todos los trabajos domésticos, algo primordial
en una niña de aquellos tiempos.
Y ya, con su recuerdo, me permito recopilar estos hermosos poemas de C. Vega Álvarez:
¡Yo acuso!
Yo acuso a esa gran mentira
que el mundo llama “Clemencia”.
Acuso al que vuelve el rostro
ante una lágrima ajena,
y a aquel que, en nombre de Cristo,
hace o bendice las guerras.
Yo acuso a aquéllos que engañan
al pueblo con miles promesas
y al que de hambre o muerte
hace acopio de riquezas.
Acuso al indiferente:
al que ni siquiera piensa,
ni de los pueblos le importan
la angustia y la miseria.
Al político que miente
al que la verdad falsea
y al científico de vende
al mejor postor su Ciencia
¡Yo acuso a todo el que ofende
a una mujer indefensa.
¡Al que humilla a los vencidos!
¡Y al que al infeliz afrenta!
Acuso a aquellos que tildan
de “robo” lo que es “pobreza”
y a los jueces que así juzgan
y a la ley que así condena…
Acuso a los fariseos
que en nombre de la “Clemencia”
Al que prometen un cielo
niegan el pan en la tierra….
¡Acuso a todo el que vive
de la desventura ajena!
¡Al que frustra una ilusión
¡Al que destruye una idea!
Al que burla una esperanza
y con el hambre comercia…¡
!YO ACUSO A ESA GRAN MENTIRA
QUE SE ESCUDA EN LA “CLEMENCIA”¡