Bruno Servet
A raíz de las palabras de un sacerdote, durante su homilía, en las fiestas patronales de la Virgen del Romero, en el pueblo navarro de Cascante, he pensado que sería interesante dar a conocer la postura de la ICAR en la cuestión relacionada con la inmigración en nuestro país. No voy a descubrir nada nuevo, ya que esta nefasta empresa multinacional del negocio más variopinto, y del comecocos más radical que ha existido en Occidente durante los últimos dos milenios, tiene una perfecta simbiosis con su homólogo político, que en la actualidad se denomina VOX, y ya sabemos de sobras como son sus múltiples y variadas soflamas racistas, xenófobas y antiinmigración, y, sobre todo, contra quienes su piel es negra, son pobres y en otros casos su religión se basa en el libro del Corán. Quienes vienen con los bolsillos repletos de petrodólares y presumen de yates lujosos, coches de alta gama y que valen decenas de miles de euros, son acogidos con los brazos abiertos. Hecha esta breve puntualización, vayamos al caso que hoy nos ocupa.
El pasado domingo 1 de septiembre, en la celebración de la misa del día de la patrona de Cascante, en la Ribera Navarra, el agustino recoleto Jesús Planillo Bartos, nacido en dicha localidad, durante la homilía de la misa, hablando de la inmigración, provocó un runrún en la feligresía que asistía al acto religioso en la Basílica del Romero situada en esa localidad. La reacción del sacerdote fue la de amonestar a los presentes, diciéndoles que estaban en un acto religioso y que guardasen el debido respeto. Que él no estaba haciendo política, sino denunciando unos hechos, que él había vivido en primera persona, en algunas parroquias de Andalucía, y que lo que había visto en dichas parroquias le llenaba de pena el corazón. ¿Y que había comprobado? Pues que, en un pueblo de 15.000 habitantes, y con tres colegios y un instituto, y un 40% de población musulmana. “y no tengo nada contra los musulmanes, dijo”, resulta que ahora son 40 personas las que van a misa el domingo, cuando antes se llenaba la iglesia. “Es lamentable ¿verdad?”. En otro pueblo, según él (no dice el pueblo para que no pueda ser comprobada su afirmación) ya no es el 40% la población musulmana, sino el 60%, y que familias enteras tienen que abandonar los barrios porque realmente no se puede vivir. Y se pregunta el por qué, y el mismo da la respuesta: “Porque los poderes públicos dan toda clase de facilidades a los inmigrantes, que me parece muy bien”. ¿Y a los nacionales? “¡Es lamentable!”.
Cuando las palabras del agustino provocaron un murmullo entre la feligresía y asistentes en general, el párroco de Cascante, Francisco Javier Aramendía, se levantó de su asiento y se acercó al celebrante y le dijo algo en privado, y éste, de manera inmediata, pidió perdón a quienes asistían al acto religioso: “Si he ofendido, perdonad, pero yo aquí he venido a celebrar la misa de mi madre”, pero a continuación afirmó: “No me avergüenzo de decir esos detalles, que no son para ofender, sino simplemente por enseñar las disposiciones que Dios nos enseña para curar nuestro corazón”. Y continuó la misa como si nada hubiera pasado.
A ella asistían varios representantes políticos navarros como la consejera de Derechos Sociales, Carmen Maeztu; el secretario de Organización del PSN, Ramón Alzórriz y los miembros de UPN, Alberto Catalán y Javier Esparza. Tras la habitual reunión de la Mesa y Junta de Portavoces del Gobierno Foral, al día siguiente de lo ocurrido en Cascante, fueron interpelados los representantes de los partidos. El representante de UPN, asistente a la misa, Javier Esparza se limitó a decir que las palabras del sacerdote Planillo eran “totalmente desafortunadas”, sin mayor valoración. Por su parte, el portavoz socialista criticó los discursos xenófobos que vinculó a VOX, señalando que “dan asco” y no tienen cabida en el debate político ni social. Lo mismo hizo el portavoz de Contigo-Zurekin, Carlos Guzmán, que también expresó su rechazo a estos “discursos de odio”, lamentando que cada vez sean “más escuchados”. Mientras que VOX ha retomado su discurso contra la inmigración ilegal. La parlamentaria de VOX, Maite Nosti, ha cargado, como hace siempre, contra la presidenta del Gobierno navarro. Otra vez ha interpelado a ésta diciendo: “La señora Chivite dice que los que vienen tienen que respetar nuestras leyes, de lo contrario que no vengan. ¿Pero, qué hacemos con quienes han llegado con su beneplácito y no las respetan? Porque con palabras no se solucionan los problemas”.
Finalmente, el Arzobispado navarro ha salido al paso de lo ocurrido en Cascante, afirmando que lamenta las palabras del sacerdote agustino, y en un breve comunicado escribía: “Nosotros también, como comunidad parroquial, sentimos y lamentamos esas palabras” y destaca que su obligación es “acoger, promover e integrar a todas las personas que llegan de fuera con el deseo de que entre todos formemos una sociedad que crece en busca de lo mejor pata todos, aquí en Cascante, en la Ribera y en todos los lugares que está presente la Iglesia”. Sin embargo, el titular de Infovaticano es todo lo contrario de lo escrito por el Arzobispado de Pamplona; es el siguiente: “La valiente afirmación de un cura navarro: “Los poderes públicos da toda clase de facilidades a los inmigrantes… ¿Y los nacionales?”. Como decía Cervantes, con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho. Jesús Planillo Bartos está muy preocupado por la falta de asistencia de fieles a sus misas dominicales, y no tiene otro argumento que echarles la culpa a los musulmanes, y eso que no tiene nada en contra de ellos, qué diría si eso fuese verdad. Y me pregunto: ¿habrá que echar a todos los musulmanes de España para que las iglesias vuelvan a llenarse de fieles católicos los días de misa dominical, o se trata de que cada vez más la ciudadanía no está por secundar sus mensajes tan alejados de la realidad vital de las personas? ¡Cómo añoran la Dictadura del cruel asesino Francisco Franco Bahamonde, y la obligación de no trabajar los domingos y fiestas de guardar para poder ir a misa! Si no cumplías con esa prohibición explícita, te exponías a que alguien te denunciara ante el cura de la parroquia y te sancionaran con la multa estipulada para esos casos. Y eso lo han vivido nuestros padres en sus propias carnes. ¡Viva la libertad religiosa que tanto reclaman, en la actualidad para ellos, pero se la negaban a los demás cuando tenían el poder absoluto en la sociedad española! ¿Qué clase de católicos son esos que no van los domingos a misa? Esperamos su respuesta “señor cura” Planillo.