Floreal Rodríguez de la Paz y González Nicolás
Siguiendo las costumbres a que nos tiene acostumbrados el burgués estilo de los gobiernos de Estado, es necesario evidenciar la realidad que nos toca, a pesar de que sufrimos la costumbre que legalizan todas las costumbres sociales de la constitución que diseñó el fascismo, también conocido como franquismo, al tiempo que adornados en los escenarios, desde la dinastía borbónica. No se nos olvide lo que sucedió mientras los ríos de sangre impregnaron la suerte de todos los españoles en esta sociedad que el capitalismo tuvo a bien fijar, para que el futuro español fuese, como sabemos todos, pasto aniquilador del sufrimiento, sin duda alguna. Y ahora nos vienen señores -y alguna señora por ahí descerebrada-, como enviados a frenar y destruir lo que tantos y tantas hicieron por la Causa que nos toca seguir defendiendo. Señores que se les conoce como simuladores de conductas orgánicas, mientras que de nada sirven los Sindicatos, que deben despertar para no ser destruidos por la vorágine política, a la que tanto y tanto rechaza esta Organización Obrera, anarcosindicalista. No basta considerarlos traidores, son marionetas que vienen con estrategias diplomadas, para que se nos impida, más y más, creer que nuestra categoría de trabajadores ya no sirve. Las traiciones en esta Organización nunca tuvieron pago con la misma moneda: Todos desaparecieron con ese tatuaje en la piel. No hay que perder demasiado tiempo en sacar la lista de cuantos pasaron por el Anarcosindicalismo, dejando sus tumbas marcadas para que sirvan de ejemplo alevoso, nunca para imitarlos, porque el ejemplo debe ser constructivo, desde donde nunca se tenga que valorar más que lo revolucionario, lo intrínsecamente exitoso para que la Revolución Social nos acerque a salir de tanto vicio como se contempla en las conductas infieles.
Hablar de lo que está sucediendo en el Anarcosindicalismo, desde que surgiera en 1910, nada tiene que enseñarnos, una vez que la experiencia mostró todo tipo de fenómenos contradictorios. Y será verdad siempre que la filosofía anarquista cambia el ADN de toda conducta civilizada. Pero no hay que entrar a los juegos que casi siempre vienen de la interesada costumbre de algunas enseñanzas, eso sí, diseñadas para compartir la contradicción por sistema. ¡Qué sociedad tenemos y qué sociedad queremos! Si preguntamos a todo principio político, caemos demasiado bajo para entendernos. Si pretendemos crear líderes para conducir a los ciudadanos, pronto nacen los abusos y la trampa. Sería de otra forma que nos dedicásemos a saber liberar los prejuicios, y con mayor interés, si son personales. ¡Cuánta emoción si lográsemos salir sanos de esta conducta extraña, desde lo íntimo, desde lo propio de uno mismo! ¿Qué poder nace en los intelectuales por el sólo hecho de tener su nivel cultural por encima de cuantos sólo tienen brazos para crear progreso; mientras las costumbres ancestrales, especialmente hereditarias, se dedican a someter al productor o productora a que resista con un simple pedazo de pan y debe bastarle para que no se paralice su vida por necesidad?
Importa que utilicemos la deformada inteligencia que tienen ciertos seres humanos. Hablo de Anarcosindicalismo en España, de clase obrera cualificada para determinado progreso. Sí, cualificada, porque ser trabajador o trabajadora nos compromete en todo lo que tiene que ver con ser o no dignos y respetados. La clase trabajadora está en este y todos los países del mundo bajo la condición de un estado de añoranza, que tendría que pasar por las consultas del vulgo más exigente y directo debido al abandono excesivo en vicios de entretenimiento social. La clase trabajadora está vilipendiada por la clase política y los colectivos que pujan por poder alcanzar la dirección de los gobiernos de Estado. Qué débil es el ser humano cuando confirma sus ideales por un mundo diferente, pero se queda atrapado en los vicios que proceden del desgobierno, que, en definitiva, son creados por su propia política para deformar al individuo y a sus costumbres, sabiendo que la vida no es para más de un centenar de años, quien pueda llegar a poder contarlo.
Hablemos de la ‘clase trabajadora’, por el hecho de estar luchando desde la cuna, para conseguir un atisbo de cordura. Son pocas las situaciones en que nuestra Clase entiende o sabe para qué sirve la Libertad. ¡Para eso, en 1910, se levantó Acta de lo que tendría que ser la Clase explotada! Pero ahora, un siglo más tarde, todas las miserias se nos ven al descubierto. Recordemos, en su más relevante interés, a los luchadores que dejaron sus vidas por este mismo asunto, que lo dieron todo por saber escapar de las aves de rapiña, como son los que entraron en la Confederación Anarcosindical para vivir mientras se descompone un siglo de luchas, pasando a imponer la estrategia de lobos hambrientos, porque así fueron denominados desde aquél primer Congreso de la Confederación Nacional del Trabajo. No olvidemos que los Intelectuales de nuestro entorno libertario, todos, dicen verdades como puños cerrados para conseguir cambios sociales, logrando, en caso de que se pueda, respirar algo de oxígeno más saludable. Y, sin embargo, ahora nos vienen señores y algunas señoras a decir que el poder sirve para ser respetado. ¡Una mierda! Perdón por los escombros lanzados para estas situaciones. El poder es corrupto siempre. La idea de poder hay que terminarla, dejando que se disuelva en la más severa condición del capitalismo letal. ¿Adónde vais, señores y señoras, bien trajeados, a decirnos a la Clase Trabajadora que lo orgánico es todo lo que gestiona un comité confederal que, está en la organización anarcosindical para decir que “borrón y cuenta nueva” porque ya ha cumplido su ciclo histórico. ¡Una mierda, señores y demás mandarines! ¿Es eso lo que enseñáis a vuestros hijos? ¡Maldita enseñanza! Nos cansa ver que de nuestra ingenuidad se desprenda el no hacer daño, porque éticamente no va con la fraternidad que venimos defendiendo ya, nada menos que un siglo. Y es que se evidencia, con demasiada cara dura, que los traidores de la CNT-AIT fueron siempre individuos que se ponen al servicio de la clase trabajadora, pero utilizando a esta clase como si se tratase de un apunte sin importancia, porque en la universidad fuiste condecorado con un diploma que dice: Serás por siempre economista, letrado, brillante señoría en las cohortes, primero en todas las ventanillas de reclamación oficial, señor o señora de señorío siempre. Y todo porque nos dejamos manipular por todos ellos. ¡Qué prestos estáis para deformar los Principios, Tácticas y Finalidades en el anarcosindicalismo! No voy a ser demasiado severo en sacar de la manga los argumentos que pueden ser considerados como por encima de todo vuestro inventado registro de leguleyos, que cuando se ha sido condenado, por la gracia de dios y el estado, y pertenecer a esta Organización, veinte años de condena para sufrirlos en las mazmorras del estado español; pues eso, que ahora no tenéis fuerza en la ética razonada, para que tenga que decir que no a cuanto fuera perdido en las luchas contra aquella dictadura que todos conocemos como fratricida. Pero doy paso a estas cosillas tan personalizadas para llegar al verdadero problema que nos ocupa, a favor del Anarcosindicalismo, o como se quiera llamar; libertario, ácrata, o cuantos nombrecillos van germinando sin agotamiento, que se esconden en lo que podríamos llamar Movimiento Libertario.
Para venir al Movimiento Libertario hay que amarrarse bien la cintura. En el Mayo del 68 bien podemos recordar que para terminar con el Estado es aquello, como mínimo, que debe producirse. ¡Pero parece que España lo perdió todo en la Guerra Civil! Y pienso que no hay que resignarse a ello. Hay que cortar ideas, puesto que no vienen siempre de los cerebros de las cabezas. Pasemos a ver este asunto, por el hecho de considerar interesante, hacer algunas reflexiones, como bien diría Bob Dylan, escritas en el Viento.
¿Habéis entrado en CNT y la AIT para qué? ¿Para transformar lo que tan revolucionariamente corresponde a los principios del anarcosindicalismo? ¡Por favor, absurdos y descerebrados! El daño que estáis ocasionando a la anarcosindical no puede quedar en mero trámite para ser olvidado. Estáis marcados con rojo fuerte, que no os podéis ir de rositas; porque barajáis la posibilidad de que nos vamos a conformar con lo que vuestra conspiración nos sirve a la carta. ¡Y una mierda! Sabed que todos tenemos iguales derechos para revocar, sin traiciones éticas, lo que se os ha puesto en mente, sobre que la CNT-AIT tiene que finiquitarla el mismo instinto libertario, con apariencia de ser oficial en la anarcosindical, como está resultando desde que no podrá justificar nunca nadie (como si esto fuese un juego de compadres mal avenidos), como bien hizo el franquismo en tiempos de alta traición, cuando se cuestionaba en las barricadas “la subsistencia”. ¡No habéis contemplado con certeza lo que supone terminar con la CNT-AIT en los tiempos que corren hacia una solución libertaria, que, jamás, debe movilizar a la propia clase Obrera, si no es para defenderse de los parásitos políticos, por muy similar que vistan sus atributos con la misma rojinegra! Sabemos que el Movimiento Libertario siempre tuvo rebeldías merecedoras de gran aprecio: Sabemos mucho de ello, puedo aventurar que todo. Dar la vida por luchas que enterró a muchos compañeros no es lo mismo que ahora, vengan con estratagemas patológicas, portadoras de niveles altos en subnormalidad ideológica y política. Sí, ahí están los que visten el traje de sindicalismo obrero, la UGT, CCOO, CGT; por no ir más allá de estos lodos pestilentes. Cuando nacen nuevas siglas, bien se queda tatuado en los historiadores entendidos en estas lides que, siendo todo transitorio, no sirve de nada, porque jamás fueron capaces de cambiar la sociedad hasta conseguir el respeto de la Clase que lo produce todo. Pero siempre hay intelectuales preparados, como es el caso de ese comité confederal, que capitanea cualquier decisión de los sindicatos, que en la CNT lo mueven todo, o nadie será capaz nunca de evolucionar socialmente. Ahí está el ejemplo de los protagonismos mencionados, pues son marionetas de los gobiernos de Estado, al tiempo que del poderoso capitalismo. Y la CNT-AIT no estuvo nunca por servir al Estado, por muchos intentos que fueron registrados para tal fin concreto. Y es que los trabajadores, cuando no tienen trabajo y no llevan a sus hogares las alforjas llenas, en muchos casos, bien digo, son pasto de la condición débil, desde la que muchos quedan atrapados para siempre. De ahí salen los traidores, y los sentimientos pusilánimes, y las ideas que deforman el carácter ejecutivista. ¡Qué falsos son! Se acomodaron en la CNT para cambiarse de chaqueta, pero se les nota demasiado que fueron de inmediato a por el poder de la Organización, aunque olvidaron lo más importante, que será siempre, saber más que nadie como hay que luchar, inclusive, contra los estilos burgueses y contra quienes se disfrazan con piel de cordero, tal vez, desconociendo que les vendrá muy ancho lo de conseguir el objetivo que se proponen. Bien nos damos cuenta que el mundo es un pañuelo no demasiado grande, pues nuestra mayor riqueza estriba en que, aunque no asuman entenderlo, la AIT es nuestra mayor fuerza en pensamiento internacionalista.
Y para dejar algunos matices importantes, decir que ya está bien que en la CNT-AIT entren las hienas en la escena del crimen, con la psicología de adiestramiento, en busca de engañar a los trabajadores, o sindicatos que la CNT supo crear, para que la Clase Trabajadora tuviese su propia defensa, su propio sentido común y la mejor forma de no perder los valores conquistados, en muchos casos, todavía orgánicos y representativos, porque estamos hablando de asalariados y de explotados por todas las políticas que diseña el Estado, sus gobiernos, porque el capitalismo tiene su poder en los prostíbulos, en la hacienda y en los vicios más populares, que son los que garantizan en los ciudadanos el reino de los cielos, puesto que supieron crear escenarios de oprobio: fútbol, con máscara de deporte; loterías, con disfraz de benevolencia, propia de tahúr experto en artes marciales; trabajo, con leyes que legislan para beneficio selectivo de la especie; cultura, dominada desde los intereses religiosos y del sistema creador de toda miserable condición humana; drogas, como canalizador embaucador de generaciones enteras: también unas cuantas ideas involucionistas, como fábricas de armas, laboratorios de alcohol para apaciguar con maestría la falsa energía que facilita al consumidor, pero no a cualquiera, sino a quienes están bajo la obsesión permanente; casinos de juegos de azar, para entrar pobre de mente y salir con instintos de especie salvaje. ¡Es la sociedad que tenemos para caminar, tal vez para no vivir con algo de decencia.
Y nos vienen a vender las ideas que garantizan nuestra propia destrucción: los taifas, los que gobiernan para que no entremos al paraíso de sus privilegios. Pero vamos a desmantelar el ideal que diseñan para mentir, nada menos que a la Clase Trabajadora. Porque desde cualquier estilo dialéctico en política condena a la Clase Trabajadora a mendigar como reptiles del desierto.
Me parece suficiente para que impacte en la diana de todas las decisiones revisionistas puestas en práctica por ese comité confederal ‘amarillo en su estilo de conducta a extinguir’. Sepa ese comité confederal, que decidió expulsar a Siete Sindicato de la CNT en la regional de Levante, que nunca permitiremos abandonar nuestra militancia por la rojinegra, símbolo representativo de la única Organización por la que merece la pena luchar, a pesar de todas las traiciones conocidas. ¡Fuera de la CNT-AIT las ejecuciones autoritarias!