Rafael Sánchez García

Vaya por delante mi convicción, nuestra convicción, la de los anarquistas, de que la democracia burguesa, la de los poderosos, los ricos, y toda la cohorte de lacayos que la acompañan, no sirve absolutamente para nada más que mantener a los que detentan los poderes, sean los que sean, en sus posiciones de dominio sobre la masa, pero eso sí, con el consentimiento de ésta, que cual manada de borregos se han creído el mensaje que los responsables de su miseria le han inoculado en su mal utilizado cerebro. Y para muestra la historia, que está repleta de ejemplos de lo que acabo de decir.

Pero dicho lo anterior, vayamos al meollo de la cuestión, que a día de hoy no es otro que el exceso de información  puesto a disposición de unas sociedades humanas cada vez más perdidas en ese océano informativo. La pérdida de la capacidad crítica de las personas ha ido creciendo a la vez que su acceso a toda esa información ha ido en aumento. Todo esto es fácil de ver a diario a nuestro alrededor. En nuestra casa, que es el planeta Tierra, se suceden a diario auténticas atrocidades contra las personas y demás seres vivos que la integran. Todas estas atrocidades los medios de incomunicación de masas nos las muestran constantemente en los noticiarios, documentales, películas de ficción, etc. ¿Y qué hacemos como seres pensantes que nos creemos? Pues nada, sólo algún comentario de lamento que no va más allá, y seguimos con las rutinas que los que manejan los poderes nos han impuesto con suavidad para que no nos rebotemos y podamos desmandarnos. Y mientras tanto la insaciable voracidad de los que cada vez son más ricos no tiene límites, y esa casa nuestra cada vez está más maltrecha de recursos y cada vez más la gente se muere de hambre, enfermedades o en las guerras. Y nosotr@s  contentos y felices porque los de arriban ponen a nuestra disposición más aparatitos para profundizar en nuestra idiotez, nuestra insolidaridad, nuestra infelicidad y nuestra soledad.

Y hoy, un día cualquiera del año 2016, sólo veo que la ignorancia a la que nos someten, a pesar de que se nos da el acceso a tanta información, sólo hace que los pueblos pongan su atención, por la que se discuten, e incluso se matan en algunos países del planeta, en quién es, o será, el sinvergüenza, o la sinvergüenza, que durante equis años va a estar decidiendo sobre la vida de los diferentes pueblos. Y como gran muestra de lo dicho sólo tenemos que fijarnos en España, que para muestra un botón, y bien grande. Un régimen asesino como el del general Franco nos impuso una monarquía, a la cual el pueblo español había mandado al exilio antes del golpe de estado fascista perpetrado por los militares con la complicidad de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana española. Una vez impuesta esa monarquía, con el beneplácito de todo el arco político (la derecha, heredera de ese régimen asesino que se dejaba atrás; el socialismo; el comunismo, principal negociador con los franquistas del nuevo régimen que venía, y todo el resto que los acompaña), el pueblo español se ha mantenido contento porque, por fin, ya había venido la democracia, aquello que tanto le habían vendido los oportunistas de todo signo, y por fin ya podría tener poder de decisión, y lo tuvo y lo sigue teniendo, es decir, que no decide sobra nada, o mejor dicho, si que decide, pero sobre quiénes serán sus verdugos durante cuatro años. Y así han ido pasando los años desde eso que dieron en llamar La Transición (del franquismo al post franquismo monárquico), el tótem al  que adoran todos los vividores de  esta su democracia, que no es directa, sino dirigida y para dirigir a las masas.

Desde esa mal llamada Transición se han ido sucediendo diferentes gobiernos, ya fueran de la derecha o del “socialismo” socialdemócrata. Y la única lección que nos han dado, tanto los unos como los otros, aunque hay que reconocer que los unos más que los otros, ha sido la de la CORRUPCIÓN y más CORRUPCIÓN. Y ante tanta corrupción ¿qué hace el pueblo? Pues nada que pueda perjudicar a los corrupt@s, no sea que no cuiden del rebaño electoral. La cobardía del pueblo español está fuera de toda duda. Si después de todo lo que han recortado en lo social, el vertiginoso aumento del desempleo, el rescate archimillonario a la banca, a costa del pueblo, etc., ¿QUÉ MÁS DEBEN HACERNOS PARA QUE SEAMOS CAPACES DE REACCIONAR? Sinceramente, creo que a este pueblo le embotaron el cerebro durante la época del bum ladrillero y ya no hay nada que hacer.

En este momento han vuelto a formar gobierno los nostálgicos del franquismo, las hordas del PP, a cuyo frente está Mariano Rajoy, que nunca sabe ni dice nada, siempre dentro de sí como los caracoles, de esa forma van pasando los años y toda la podredumbre que arrastra su partido y sus miembros parece que no van con él. Contra más corrupción aparece vinculada al Partido Popular más votos sacan estos vividores chupópteros. Y ante esto sólo se me ocurre, por lo demás lógica, una respuesta: Que la mayoría del pueblo español tiene mentalidad de chorizo y corrupto, si no,  no hay explicación posible a lo que sucede en España. ¿Pero y qué hace el resto de ciudadan@s, del resto de fuerzas políticas, que no votan al PP, más l@s que se abstienen,  y que son mayoría comparad@s con l@s votantes del PP? Pues tampoco nada, es decir, que su silencio y falta de actuación es cómplice.

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Este debe ser el único país en el que l@s ladrones/ as de guante blanco (empresari@s, polític@s y algún@s famos@s del mundo del cante) cuando van a la cárcel, si es que van, salen de la misma como si en un balneario hubiesen pasado una temporada, y encima cuando salen hay toda una masa estúpida y borregil para darles la bienvenida. Claro que los que más culpa tienen son l@s más media, que les dan una cobertura mediática muy grande, cuando en realidad sólo merecen el desprecio social.

Siempre se ha dicho, fuera, que España es diferente. Y cuánta razón tienen. Aquí hay un partido que no ha condenado el régimen criminal del franquismo, que pone trabas al levantamiento de las fosas comunes desperdigadas por todo el país; aquí hay políticos que han hecho barbaridades y siguen en activo como si nada; aquí hay un partido, el PP, inculpado como trama organizada para vaciar las arcas públicas, y no pasa nada, sigue en el poder como si con ell@s no fuese. Esto sólo pasa en España o en cualquier dictadura del signo que sea. En otros países todos estos partidos corruptos estarían ilegalizados y muchos de sus miembros en la cárcel por chorizos y ladrones. Esto es lo que tenemos porque es  nos lo merecemos, porque el pueblo español no piensa más allá de su gordo estómago y su equipo de fútbol. Y así nos va, que seguramente seremos el hazmerreír fuera de nuestras malditas fronteras.

Pero el asunto es que si aquí gobierna la derecha, y tienen el poder económico las mismas fortunas desde la época de los reyes católicos, no es menos cierto que fuera los populismos de derecha gobiernan en algunos países de la vieja Europa y en otros las fuerzas de la extrema derecha van ganando adeptos cada día que pasa con mensajes contra la inmigración, a favor del cierre de fronteras, el control cada vez más exhaustivo de los ciudadanos, etc. Y ese camino es extremadamente peligroso porque atenta contra las cotas de libertad que se le han podido arrancar al Poder. Y en este momento el colofón lo ha puesto el pueblo norteamericano eligiendo a Donald Trump como presidente de EE.UU. Al que rápido han felicitado presidentes de extrema derecha como el de Hungría, y otros o aspirantes como Marine Le Pen. Una elección fruto de la desesperación y el desencanto de un pueblo al que la crisis y la globalización ha roto “su sueño americano”, un sueño, falso e irreal, al que lo habían llevado los poderes económicos y políticos de EE.UU. Ahora entramos en otra nueva etapa, en la que un loco empresario visionario, machista, misógino y racista accede al puesto de mando de un país que en su ADN lleva la creencia que es el ombligo y guardián de todo el planeta Tierra. Un país que, generalmente, allá por dónde pasa, con sus recetas económicas, políticas o militares, no es que no crezca la hierba, como en el caso de Atila, es que se la quedan toda para ell@s.

El tiempo nos irá mostrando paulatinamente, como siempre viene haciendo, el grado de estupidez humana a la que somos capaz de llegar como especie.

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