Furia Libertaria

Seguro que mañana, que suele ser futuro, viviremos las complejas situaciones, a las que siempre rendiremos homenaje, con los resultados conocidos desde siempre, que pueden ser poco menos que un centenar de años. Y los años tienen precio, con historia, ya que tienen cierto éxito, como también lo mejor de cuanto somos capaces de certificar. Vaya que un buen día de los que podemos certificar todas las alegrías emocionales, sin que preocupe demasiado que pueda haber sinsabores, desencantos, frustraciones y, sobre todo, lo que solemos ver que se puede disfrutar, sin que puedan mediar los intrusismos, los gestos políticos y, o, las argucias religiosas, que siempre están en la puerta de cada costumbre en los hogares, sobre todo de nuestra feliz forma de vivir y soñar durante toda la Vida. El devenir es asunto que espera ser realizado, aunque con el riesgo de la duda. Somos devenir porque es cierto que sabemos mover los sonidos que hacen posible la mejor atención. Qué hermoso resulta observar que merecemos un toque, saludando la gracia que siempre acompaña, esa que permite el disfrute de todas las emociones juntas. Y si nos olvidamos algo, será más y mejor, pues dependemos del humor, junto a los estilos humanos, que acompañan el cantoneo de nuestro cuerpo. Pero no hay que precipitar el deseo que nos embarga, tal vez porque somos vulnerables. 

Vamos preparando el devenir como si se tratase de una lección que debemos aprender, certificando su importancia, su contenido y el firme propósito de abrir todas las puertas para conseguir aquello que nos falta, aquello que nos quitaron, también lo que debemos sembrar para que germine y florezcan los proyectos de progreso. No obstante, en esta Sociedad ¡somos cobayas! Poco después del nacimiento ya se nos prepara el tremendismo legal con el firme propósito de impedir que seamos aquello que quisiéramos, pero que no disfrutamos jamás, nunca, porque es verdad que las leyes consuetudinarias terminan disfrazando la realidad, con máscara, desde el momento en que no hay mayor interés que el de conseguir lo imposible, lo abstracto, lo tremebundo y lo fantasioso.  Pero el devenir es inevitable, como así termina siendo el pensamiento anarquista. ¡No hay que precipitar la idea que sostiene nuestra realidad! Seremos por siempre lo que magnifica el timbre de voz, la osada costumbre de saber caminar y, sobre todo, la Vida, sublimando su fuerza y su firme propósito: ¡Estamos obligados a ello! Porque nunca debemos creer en los milagrosos conceptos por los que pasa la fantasía más soñadora, más enriquecida, cuando menos al ver que el porvenir no es un juego semántico, mucho menos el baluarte de los extremos por conocer. Siempre pendientes, siempre en la atalaya, casi siempre en la fuerza que nace desde los corazones que palpitan, que presienten y que será la parte del Todo, por la parte del Nada.

Y si alguna vez faltase acentuar los grandes valores, debe quedar, libre de prejuicios, la envidia, el farragoso empeño de tener que soportar la insulsez, siempre, como sostén de lo desconocido. Algo así degrada la Cultura, cuando menos Libertaria, por el hecho de depender de ella, como es la satisfacción, ejemplo, como ejercicio, fácil de entender, fácil de comprender y fácil en seguridad, sobre todo en el cultivo de lo que se debe sembrar para que otros sigan construyendo las cosechas, las mismas que darán el fruto que merecemos desde los Valores humanos. ¡Porque somos humanos! Porque estamos para defender la dignidad, como uno de los principios más valiosos, ya que la Cultura Universal debe sostener y defender, con todos los métodos posibles, el devenir, socializando las formas de convivir, puesto que nuestro mundo necesita calma, necesita respeto, teniendo derecho al sosiego civilizado. Las costumbres humanas no deben quedar en manos de las iglesias, con sus dioses consagrados, o en manos de los políticos avezados, mucho menos en manos de las estructuras, como son las políticas de Estado. Claro que los ideales, en este caso, son libertarios. Puesto que las luchas son para conseguir liberar la Sociedad hacia costumbres Libres, Sociedad comprometida con los principios y valores, desgraciadamente ausentes.

El devenir debe estar facultado de las defensas solidarias, defensas emocionales y defensas por el mejor mundo para todos.

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