Rafael Sánchez García

Vaya primero, por si acaso tontos y perversos entienden lo que no es, una declaración contra la invasión de Ukrania por un gobierno, el ruso, corrupto, autoritario y asesino encabezado por un sátrapa como Vladímir Putin. Estoy en contra de la guerra, de cualquier guerra. Y dicho esto vamos con el meollo del negocio de la guerra.

En principio vamos a poner un gráfico que nos indica el gasto militar de veinte países en el año 2021, el mismo habla por sí sólo:

El total del dinero empleado es tan escandaloso que no entiendo como los ciudadanos europeos no han destruido a todos los estados y colgado a todos sus gobernantes. Mientras nos dicen que no hay dinero para la sanidad, la educación, las pensiones, etc., etc., ellos, alegremente, se gastan el dinero en estar armados hasta los dientes y siempre preparados para unas guerras en las que ellos ponen el dinero de los ciudadanos y los ciudadanos también ponen, como en todas las guerras habidas y por haber, los muertos.

Pero lo que más revuelve las entrañas y el pensamiento es que los pueblos no aprenden jamás, la desmemoria histórica es tan tremenda que estamos condenados a seguir perpetuando todas las maldades que desde los poderes estatales, económicos y militares nos continúen infringiendo. 

Decían que después de la Segunda Guerra Mundial las guerras iban a ser cosas del pasado. Pero la realidad es que desde entonces el mundo no ha dejado de estar en guerra, y siempre han sido, y son, los mismos motivos, es decir, el expansionismo de unos, la liberación de los colonizadores de otros y todas ellas tienen el componente principal, que no es otro que el control capitalista de las riquezas y los recursos naturales. Ese es el meollo de la cuestión: EL NEGOCIO Y LA ACUMULACIÓN DE CAPITAL.

Está claro, clarísimo, que si hay una industria armamentística es para utilizarla para la guerra. Y que no nos vendan la película de que los estados se arman para la paz, esa es una respuesta perversa dedicada a convencer a los pueblos. El gasto militar es tan inmenso que hasta da vergüenza mirarlo sin sentir asco de pertenecer a la especie humana. El gráfico que insertamos en este artículo es escalofriante, sólo esos 20 países se gastaron en el año 2020 la escalofriante cantidad de un billón seiscientos setenta y ocho mil setecientos millones de dólares. La aportación estimada, en el año 2021, en millones de dólares, de los países de la OTAN fue de un billón ciento setenta y cuatro mil doscientos cuarenta millones de dólares. Y luego todas estas “democracias” nos cuentan a los ciudadanos que no hay dinero para gastos sociales, las pensiones o las subidas salariales a los trabajadores, etc. Hemos pasado por una pandemia mundial, en la que han muerto millones de seres humanos, la mayoría por vivir en países muy pobres, y aquí, en lo que nos venden como primer mundo, no nos han faltado vacunas, pero para el resto de los países no había. Esto es el Capitalismo puro y duro, un Sistema criminal y asesino que sólo tiene en cuenta los beneficios para unos pocos, para el que los seres humanos sólo somos ganado para trabajar por miserables salarios.

Cuando se analizan estas cifras sólo se me vienen dos pensamientos, uno, que una Revolución Social planetaria es necesaria y vital para eliminar de la faz de la tierra al Capitalismo y sus defensores, y dos, si ello no es posible lo mejor sería que un meteorito reventase el planeta de una puñetera vez y así se acabaría tanto sufrimiento humano y animal. Es tremendo lo que acabo de decir, pero es que tanto dolor a nuestro alrededor hace insoportable la vida, no es posible seguir adelante cuando el dolor es una constante diaria. Ahora la invasión de Ucrania por ese asesino y sátrapa que es Putin nos ha puesto la guerra en nuestras cómodas puertas y ha despertado una ola de solidaridad, que es como tendría que ser siempre, que no ha existido ante los refugiados que han venido a Europa huyendo del horror del resto de las guerras y miserias que asolan nuestro planeta. Nuestras fronteras han sido cerradas, quizás porque su piel era más oscura y sus religiones diferentes a las de los europeos. La cuestión es que la Comunidad Europea ha puesto todos los medios para que no pudiesen venir e incluso han pagado al criminal de Erdogan para que los refugiados sirios no pudiesen salir de Turquía. El Mediterráneo se han convertido en una tumba para todos aquellos que han venido huyendo de esas guerras y miserias de unos países cuyos recursos están en manos de empresas europeas, chinas, rusas o norteamericanas. Hay una doble vara de medir, tanto por parte de los gobiernos como de los ciudadanos, a la hora de mirar y ayudar a los seres humanos que huyen en busca de seguridad y una mejor vida a otros lugares. Y esa vara de medir no tienen ningún reparo y vergüenza en mostrarlo como están haciendo a la hora de pedir ayuda y solidaridad para las personas que huyen por causa de la guerra desatada por Rusia contra Ucrania. Están todo el día, en todos los medios de comunicación, mostrándonos las desgracias y crímenes que conlleva toda guerra para hacer que los ciudadanos europeos sintamos lástima por las personas que huyen de Ucrania, pero no vemos ninguna imagen de las barbaridades que comete el ejército ucraniano contra los ucranianos de origen ruso, que las hay. Esos mismos medios de comunicación pretenden que los ciudadanos escojan entre buenos y malos, cuando la realidad es que en la guerra sólo hay malos, pues esta la desatan aquellos que detentan el poder político, económico o militar, quedando clara una cuestión, que no es otra que la guerra la sufren los ciudadanos de a pie, los trabajadores.

Si esta guerra que tenemos en Europa, y estas cifras de gasto militar no nos hacen reaccionar, queda claro que nada nos importa nuestra vida ni el futuro de la misma. Hemos llegado a tal extremo de estupidez e imbecilidad que no hay por donde coger esta situación. Que sigamos permitiendo que Rusia tenga seiscientas cabezas nucleares y que Estados Unidos tenga otras tantas demuestra el poco respeto y aprecio que tenemos por la vida y por el futuro de los que vendrán detrás de nosotros. Es una sinrazón el tener almacenada la capacidad de poder destruir el planeta infinidad de veces. Es una auténtica locura, y los ciudadanos de todo el Planeta mirando a la luna. Estamos locos de remate. Hay que hacer por mandar desempleo a todos los que trabajan en la industria armamentística.

O reaccionamos de una puñetera vez o a cualquier gobernante de turno se le va la cabeza y aprieta el famoso botón rojo y saltamos todos por los aires. Con el ataque a Ucrania se ha puesto sobre la mesa esta posibilidad. Una de estas posibilidades puede ser la última.

Contra el negocio de la guerra sólo cabe la destrucción de las industrias que producen las armas para la misma.

Contra la guerra sólo cabe la paz. Y la paz sólo es posible sin armas. Por tanto, hay que acabar con el Capitalismo y el Estado, y ello sólo será posible desde una mirada humana y solidaria entre todos los pueblos, pues los trabajadores de todos los países sólo tenemos un enemigo común, que no es otro que el Capitalismo y su fiel defensor que son todos los estados y gobiernos del Planeta y contra ellos debe ir dirigida nuestra lucha. Esta guerra ha puesto de manifiesto la perversidad del Sistema y la de sus lacayos que trabajan en los medios de comunicación que, como en Fuenteovejuna, todos van a una, es decir, a dar sólo la opinión y las imágenes de la guerra que a Estados Unidos y Europa interesan.

Putin, lo sabemos, es un asesino cruel y despiadado. Pero no es menos asesino que todos aquellos jefes de gobierno de Europa y Estados Unidos. Todas las dictaduras de América Latina fueron programadas y auspiciadas por EE.UU., que enseñaron a torturar a todos los milicos y policías de Sudamérica. La Unión Europea paga a dictadores asesinos para contener las migraciones y que no vengan a Europa, y venden armas, como España, a Arabia Saudita para que asesinen a niños y niñas en Yemen y otras guerras. Por tanto, que no nos vendan democracias que son verdaderas dictaduras, pues los pueblos nada deciden, sólo deciden los interesas económicos de los de siempre. La democracia, si no es directa, es una quimera, una palabra vacía de contenido. La ONU, con unos ciento noventa países, es una organización nada democrática, pues sólo cinco países tienen derecho a vetar lo que les dé la gana y los otros ciento ochenta y cinco no pintan nada. Casualmente, los cinco con derecho a veto son los cinco principales fabricantes y vendedores de armas del Planeta. Ya está todo dicho

Todos los estados están dirigidos, por incompetencia y dejadez de la mayoría de los ciudadanos, por una pandilla de Terroristas cuyo único objetivo es la acumulación de recursos y capital para beneficio de unos pocos, que no dudan en hacer lo que sea necesario con tal de mantener los privilegios que disfrutan.

Sólo con una Revolución Social como la que propone el Anarquismo será posible cambiar el rumbo de esta podrida e injusta sociedad, edificando, sobre sus apestosas ruinas un mundo nuevo cuyos pilares sean la Libertad, la Solidaridad y el Apoyo Mutuo.

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