Teresinka Pereira

 

Némesis, una estrella roja enana que discretamente gira alrededor del Sol en órbita oval con anchura de 1,5 año-luz es la esposa del esencial astro que ilumina la Tierra. Este nombre le dio el astrónomo Richard Müller, por considerar sus características astrales como las de la diosa griega de la indignación y represalia por mala suerte no merecida. Para los astrólogos, es la diosa del mal astral.

Los astrólogos son los científicos del pasado y del futuro, fueron los únicos en el pasado de la humanidad, antes de Einstein, y son los únicos que entienden las presiones psicológicas que el movimiento de los astros, planetas y lunas nos producen. Mucha gente se vuelve loca a causa de esos miles partículas de fuerzas energéticas que nos gobiernan sin que las podamos ver. Con la descubierta de la teoría de la relatividad, que presenta hipótesis sobre nuestro origen, desarrollo y posible futuro de todo el universo, se producen también las teorías de todo.

La teoría de Müller encuentra respaldo en las extinciones en masa. Cuando la estrella enana roja se acerca a la tierra la fuerza de su gravedad echa miles de astros en la dirección del Sol y meteoros en los planetas del Sistema Solar. La gran extinción, que afectó a los dinosaurios, hace 235 millones de años y la que ocurrió hace 65 millones de años se debieron a los impactos de bólidos contra la superficie de la Tierra.

La razón porque no nos fijamos en esos detalles, aunque siempre hemos sido fascinados por la existencia de los dinosaurios, es que no podemos imaginar distancias de tiempo con millones de años. Para nosotros, la historia es siempre de menos de tres mil años. Sin embargo, la literatura de los gigantes, dragones y caballeros que los dominaban nos presenta plena materia de imaginación. Don Quijote, el gran héroe que siempre nos conmueve por su valentía, estaba tan cerca de la realidad que lo consideraron loco. Igualmente, los niños que oyen las historias del Puff, el dragón mago y los cantantes que lo celebran. Los poetas también recuerdan los “lagartos”, miniaturas de los dragones. Federico García Lorca, en su visita a Nueva York, le dedicó a la pianista Teresinta Guillen el poema “El lagarto está llorando”, en el cual los lagartos viejos se quejan:

Un cielo grande y sin gente

monta en su globo a los pájaros.

El sol, capitán redondo,

lleva un chaleco de raso

Otros poetas, como el italiano Viktor Busá, aceptan el fin como necesario y hablan de la amenaza del Apocalipsis como un mal necesario:

Vigésimo siglo… hoy seamos por lo menos uno….

Mañana será el Apocalipsis de fuego

en este mundo sucio, idólatra, hipócrita, egoísta.

Muerte de un mundo para que tenga nuestra vida

– verdadera justicia, amor y voluntad de paz.

Sin embargo, nosotros, pobres seres humanos a la merced de los astros, no tenemos que preocuparnos de Némesis, la mujer del Sol. Las catástrofes que Némesis puede provocar sólo ocurren en intervalos de 26 millones de años, cuando ella pasa por la nube de Oort, un depósito de cometas localizado en la región externa del Sistema Solar, causando una lluvia de meteoros en los planetas. El meteoro que tanto daño hizo en Chelyabinsk, Rusia, en febrero, no es parte de la lluvia de meteoros, pero esta escena puede ocurrir en cualquier parte del Planeta. El asteroide “2012DA14” pasó tan cerca de la Tierra que por poco no la tocó.

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