Antes de entrar en los pormenores de lo que ha sido la cumbre de la OTAN/NATO (Organización del Tratado del Atlántico Norte), del pasado 24 y 25 de junio en la ciudad holandesa de La Haya; veamos de manera muy breve qué es la OTAN. Tal como indican sus siglas, esta organización de carácter militar, es una entidad que está compuesta por 32 países del Atlántico Norte. Que tuvo su fundación en el año 1949, tras la Segunda Guerra Mundial. Y que con el paso del tiempo ha ido ampliando su número de componentes. Fue tras el discurso de investidura del presidente Leopoldo Calvo Sotelo, de la conservadora UCD, con quien España inició trámites para entrar en la OTAN, el 25 de febrero de 1981, solo seis años después del fin de la dictadura franquista.

En esa época tan sólo el 18% de la población española estaba de acuerdo con entrar en la organización, mientras que el 52% estaba en contra, y el 30% restante de los encuestados no respondían. Unos datos que reflejaban el sentir de antimilitarismo, que reinaba en la sociedad española, que acababa de salir de 40 años dictadura. Meses después, el 2 de diciembre de 1982, el gobierno comunicaba a la organización su intención de formar parte de la OTAN, es decir, de adherirse al tratado de Washington El 30 de mayo de 1983 España se convertía en el miembro número 16 del Tratado del Atlántico Norte.
Pero todo cambió con el triunfo socialista el 28 de noviembre de 1982. Felipe González llegó al gobierno con la promesa de realizar un referéndum sobre la permanencia de España en la citada organización. El socialista pasó, en sólo cinco años, de defender la salida de la OTAN a pedir el voto para mantenerse en la misma y tardó cuatro en celebrar la consulta, lo que pareció intentar posponer lo máximo posible su salida. González aprobó en 1984 el llamado Decálogo de Paz y Seguridad. Éste debería aprobarse con un referéndum e incluía condiciones para la adhesión del país a la organización. La integración no conllevaría, por tanto, su incorporación a la estructura militar y quedaría prohibido almacenar y la introducción en el país de armas nucleares. El 12 de marzo de 1986, con el resultado del citado referéndum, pues el sí fue superior en dos puntos al no (52 a 48 %), el gobierno socialista consideró que era conveniente permanecer en la Alianza Atlántica en los términos acordados por el Gobierno de la Nación en su referéndum. En 1997, con la llegada al poder de José María Aznar, del partido Popular, España decide incorporarse en la estructura militar de la OTAN, Sin embargo, el vínculo con la organización ya se había estrechado antes, cuando en 1995, el socialista Javier Solana, ministro de Asuntos Exteriores de España, fue nombrado secretario general de la Alianza.
Y llegamos a junio de 2025, donde la organización centró su agenda en el aumento del gasto en defensa y la continuidad del apoyo a Ucrania. A la cumbre asistieron alrededor de 8.500 personas, entre ellas los jefes de Estado y de Gobierno y ministros de Defensa y de Asuntos Exteriores. También participarán territorios aliados de la organización. Los países socios que participaron en esta cumbre han sido: Ucrania, Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur. Uno de los principales puntos ha sido el aumento del gasto en defensa, a través del que la Alianza Atlántica fijará como objetivo que sus países miembros destinen el 5% del PIB al presupuesto militar. No obstante, ciertos países defienden que esta medida se lleve a cabo con cierta flexibilidad, entre ellos España que ha llegado a un acuerdo con la OTAN para que este gasto inicial sea menor el 2,1% del PIB para este territorio. Pese a la poca visibilidad de Ucrania, el apoyo de la Alianza a ese país ha sido unos de los grandes asuntos debatidos, así como la amenaza de Rusia y la política expansionista del gigante chino en el océano Pacífico.
Las cumbres de la OTAN son reuniones periódicas en las que los jefes de Estado y de Gobierno de cada estado miembro de la Alianza Atlántica debaten sobre las amenazas internacionales que existen en cada momento y toman las decisiones oportunas de cara a la seguridad de los territorios. Las cumbres de la OTAN siempre se celebran en un país miembro de la organización y se convocan en “momentos clave” en el proceso de toma de decisiones de la Alianza. Las reuniones se utilizan también para presentar nuevas políticas e invitar a nuevos miembros a la Alianza, lanzar iniciativas importantes y reforzar la cohesión entre países. Las decisiones tomadas en las cumbres se publican posteriormente en declaraciones y comunicados oficiales de la organización. La última cumbre de la OTAN tuvo lugar en julio de 2024 en Washington D.C. (Estados Unidos) y en ella se conmemoró el 75 º aniversario de su fundación.
A pesar de la negativa del Gobierno, y su presidente Pedro Sánchez, de no contribuir a los gastos de la OTAN, con una subida descomunal del 1,8% al 5% del PIB (es decir del Producto Interior Bruto), el Gobierno, en uno de sus Consejos de Ministros, sí ha autorizado un gran aumento del gasto en Defensa. Así pues, se movilizarán cerca de 34.000 millones, con carácter plurianual, para 16 nuevos programas, y garantizar que estos se lleven a cabo. Esta cifra no es nada baladí, ya que son 9.000 millones de euros más que cuatro ministerios, entre ellos el que afecta a Defensa. Estos ministerios son: Defensa (12.825), Educación y Formación Profesional (5.976), Ciencia e innovación (3.911) y Sanidad (3.010). España es uno de los países que más contribuye a la OTAN, ya que es uno de los países que más invierte en ciberseguridad (España ocupa el cuarto país entre los países europeos que más invierte) y en capacidad de combate. España gasta el 70% de su presupuesto en Defensa a la capacidad de combate, bastante más que muchos de sus aliados.
En un informe que encargó Donald Trump en su primer mandato se tomaba en consideración otros factores para calcular la aportación de un país a la OTAN. Antes y después de la cumbre Trump ha insistido en que España cumplirá con el compromiso de gasto del 5% en Defensa, por mucho que Pedro Sánchez se mantenga firme. De hecho, España, ya cumple con los objetivos pactados, tanto es así que, es de los inversores líderes en algunos ámbitos de la Alianza Atlántica. El presidente estadounidense aseguraba: “España no cumplió, pero lo hará. Os garantizo que lo hará. Ha sido el único país que se ha resistido a poner dinero. Creo que es terrible lo que España ha hecho. Su economía va muy bien, pero es el único que no está pagando, no sé qué está pasando. Me gusta España, pero es el único país de todos que se niega a pagar. Tienen que pagar, es “injusto” que no lo haga”. “La economía de España es buena, pero podría torcerse si “algo malo sucede”, y fue en ese momento que introdujo esa amenaza de hacer a nuestro país “pagar doble”, por lo que España “devolverá “con comercio la falta de inversión militar”. No obstante, el presidente español no se mueve de ese 2,1% con el que, asegura, cumple con todos los objetivos de la organización. Hay que tener en cuenta los efectos económicos de la guerra de Ucrania y de las sanciones a Rusia, que para España ha supuesto una caída de más de un millón de turistas rusos en cinco años o pérdidas de 2.200 millones en exportaciones para unas 5.000 empresas. Otro elemento a tener muy en cuenta es la posición estratégica y su papel de país anfitrión de Estados Unidos. España ha cedido territorio para dos bases estadounidenses en la península: Rota en Cádiz y Morón de la Frontera en Sevilla. Mientras que Estados Unidos exige el 5% del PIB de los estados miembros, y el actual secretario general de la OTAN, el neerlandés Mark Rutte -correveidile de Trump- el 3,5% del PIB; por su parte, Pedro Sánchez, logra un pacto con la OTAN: “España gastará el 2,1 % del PIB en defensa”.
Así pues, el paso del 1,8% actual al 2,1% de lo pactado con la OTAN, supone la friolera cantidad de 9.400 millones de euros entre 2026 y 2028. Si se hiciera caso a la propuesta de Rutte, el gasto en defensa se elevaría a 55.800 millones de euros en ese mismo período. Con ello saltaría por los aires el llamado “Estado de Bienestar”, que sólo afecta a algunos, para el resto es simplemente el “Estado del Malestar” (vivienda, trabajo, sanidad, pensiones, salarios, etc.). Si se siguiera lo propuesto por el neofascista americano, el nombre y apellidos sería “Estado de la Miseria Permanente”. Hay que recordar que, en un principio, se hablaba de una inversión por parte de Europa de 800.000 millones de euros.
Nuestra postura, aunque ya es conocida, no nos importa repetirla una vez más, y cuantas veces haga falta recordarla: NI UN EURO EN ARMAMENTO. No al militarismo. Ese brutal aporte económico, va destinado a la industria armamentista americana. Nos venden armamento obsoleto, para poner al día su ingente arsenal de destrucción.