Rafael Sánchez García
Lxs anarquistas, a lo largo del tiempo, siempre hemos defendido la necesidad del cambio revolucionario de la sociedad, acabando previamente con el Capitalismo y su fiel lacayo el Estado, por ser los responsables de tanta desigualdad social, como paso previo para adoptar una forma de vida y relaciones humanas y cuyos pilares fundamentales tienen que ser la Solidaridad, la Libertad y el Apoyo Mutuo.

Ahora, hoy en siglo XXI, ese cambio revolucionario ya se hace más imprescindible y necesario que nunca. La Humanidad en su conjunto está más en peligro que nunca porque ha perdido toda capacidad de crítica y todo su potencial de organización y lucha contra ese animal devorador, de absolutamente todo, que es el Capitalismo. Al voraz apetito de ganancia que éste tiene, y que no se detiene ante nada ni nadie, como siempre ha sido, hay que sumarle el que últimamente están accediendo a los centros de Poder (los gobiernos estatales), de los diferentes estados, individuos con ideología fascista, con todo lo que eso implica. La prueba más palpable de ello son los Estados Unidos de América con la ascensión, de nuevo, a la presidencia de Donald Trump, el cual está poniendo en jaque, y no para bien, las reglas que el propio Sistema Capitalista se dio, para las relaciones internacionales, al acabar la Segunda Guerra Mundial, que ten ía que ser la última gran guerra de la Humanidad, que la realidad ha demostrado que eso si que era una utopía cuando analizamos lo sucedido desde entonces. Este individuo, que actúa como si fuese dueño y señor del planeta, porque el resto de las naciones del planeta se lo permiten, está imponiendo políticas que están trastocando todo ese orden mundial. Las consecuencias de ello son la imposición de aranceles económicos al resto de países y más drásticos para los que no se avienen a lo por él impuesto. Y lo grave de ello es que no hay respuesta ante ello; como ejemplo tenemos la sumisión de la Unión Europea a los dictados de este dictadorzuelo machista y misógino, al cual acompañan en su hacer, apoyando, infinidad de países gobernados por partidos de extrema derecha.
Trump, con su forma de hacer, se ha quedado con los recursos naturales de Ucrania permitiendo que se alargue en el tiempo la guerra, que dijo que acabaría con ella enseguida, porque así la ha hecho dependiente del armamento de los EE.UU. a cambio de sus recursos naturales. Está permitiendo, con su veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, que el Estado nazi-sionista de Israel este cometiendo un genocidio, en directo por los medios de comunicación, contra el pueblo palestino, y ello con la inacción y el silencio cómplice de la mayoría de los gobiernos del planeta. Sobre la ONU hay que decir que es la Organización menos democrática, según los estándares de la propia democracia burguesa, del planeta Tierra, y eso es así porque de los 193 que la conforman sólo 5 tiene el poder de decisión en la misma porque tienen el derecho a veto de todo lo que los demás decidan si ello va contra los intereses de esos 5. De esa forma son los intereses económicos de esos 5 países los que deciden sobre la paz, la guerra, el hambre, la miseria y el genocidio contra los ciudadanos de cualquier país, Que es lo que está ocurriendo actualmente con Palestina, en el que el nazi-sionismo está exterminando al pueblo palestino. Y los extermina por la pasividad de todos los países del Planeta, que no hacen lo que sea necesario para pararle los pies a ese gobierno nazi-sionista de Israel, lo cual les convierte en cómplices, el cual utiliza el argumento del antisemitismo (Netanyahu está exterminando a un pueblo semita como es el palestino) contra todos aquellos y aquellas que critican su actuación asesina. Y esto no tiene pinta de acabarse, porque el plan presentado, a final de septiembre de este año, por Trump al pueblo palestino sólo le sirve para seguir estando a merced de quienes quieren exterminarlos.
Aparte del genocidio contra el pueblo palestino, hay otro genocidio en marcha desde hace mucho tiempo en El Sudán, y de este se habla poco o nada.
Lo anterior sólo es una muestra de los latrocinios que el Capitalismo está cometiendo en el Planeta, no solo contra las personas, sino contra el medio ambiente, produciendo un cambio climático que ya estamos padeciendo y que produce grandes catástrofes y que, si no lo paramos, al final, conducirá a la Humanidad al desastre total.
La Revolución Social Anarquista es, hoy, más necesariamente que nunca si la Humanidad no quiere perecer ante la voracidad económica y acumulativa de un Capitalismo que sólo huye hacia adelante consumiendo personas y recursos naturales. Y en esa huida siempre tiene a su disposición a esas hordas fanáticas fascistas, siempre dispuestas a defender a su amo, y para ello, como estamos viendo en todo el mundo, emplean las tácticas que sean necesarias a sus intereses.
La clase trabajadora tiene que organizarse, recuperar de nuevo la lucha de clases como motor para pararle los pies al Capitalismo asesino que gobierna el Planeta.
Siempre he dicho que los anarquistas no es que tengamos razón, es que la tenemos toda mientras no se nos demuestre lo contrario, y todavía no ha habido nadie que lo haya hecho. Porque si alguien nos demuestra que hay otra forma mejor de organizar la sociedad que proponemos, sin ninguna duda lucharíamos por ella. Sabemos que nuestra propuesta de Revolución Social sólo será posible si el pueblo y lxs trabajadorxs son capaces de comprender y asumir que ésta es la forma de organización social que más le conviene, porque la misma es la que pondrá en pie de igualdad a todxs lxs seres humanos.