Manel Aisa Pàmpols
El 20 de noviembre de 1975 empezó, al menos un par de años antes, ese fascismo, ese franquismo del que todavía no nos hemos podido desprender de lo rancio que abunda en España.
Para mí el primer envite a la lucha empieza en la Térmica del Besos, en Sant Adrià de Besós, el 3 de abril de 1973, donde murió el obrero Manuel Fernández Márquez asesinado por la policía. En aquel tiempo la vuelta atrás del régimen fascista era evidente, necesitaba el fascismo agarrarse a un palo ardiendo para continuar el franquismo sin Franco y de seguro que lo consiguieron.
Después, vendría la muerte de Carrero Blanco, el 20 de diciembre de 1973, y unos meses después, el 2 de marzo de 1974, la de Salvador Puig Antich (miembro del MIL), al que se le aplica el garrote vil en la Modelo de Barcelona.

Aquel mismo año el gobierno español crea de nuevo “La Sexta Brigada Regional de Investigación”, con la prioridad de desarticular grupos anarquistas, el miedo del régimen era evidente, de nuevo resurgía el fantasma del sistema, ¡el anarquismo!, mientras que el régimen controlaba el sector blando del anarquismo, sí, el sector de los cincopuntistas que quedaban en los edificios de la AISS, colaborando con el Sistema.
El motivo estaba claro, nuevas generaciones, ya desde 1972 y 73, empezaban a cuestionar el sistema y no solo los nacionalistas vascos plantaban cara al fascismo.
En el anarquismo los pioneros en el interior fueron el MIL (Movimiento Ibérico de Liberación), que marcaban el camino, pero después, con el tiempo, vendrían la OLLA, los GARI y los grupos autónomos.
Había detenciones, como por ejemplo las del 7 de abril de 1974, que detienen a tres jóvenes a los que acusan de pertenecer a la OLLA “Organizació de Lluita Armad”. Pocos días más tarde, el 13 de mayo de 1974, detienen a cuatro libertarios a los que acusan de pertenecer a los Grupos Autónomos (GGAA), también en Barcelona el 25 de junio de 1974. Luis Andrés Edo, Luis Burso, David Urbano y Juan Ferrer serán detenidos, y el juicio fue seis meses después delante del TOP en Madrid.
En aquel momento la policía no perdía el tiempo e inmediatamente los rostros de los jóvenes libertarios eran difundidos en la prensa y en la televisión con la peor de sus imágenes degradadas, después de una enorme paliza. Además de la acusación de Bandoleros y Terroristas, todo ello causaba pánico en la población, era como una advertencia para que el resto de las jóvenes no se organizaran. Pese a ello, nuevas generaciones se incorporaban en la lucha, y sólo había un objetivo, el de “terminar con la dictadura”.
Con la apertura del cambio democratizador de Fraga Iribarne para el mundo de turismo y la libertad de prensa, el régimen intenta en 1974 lavar su imagen.
En ese tiempo aparecen las revistas Star, en junio de 1974, y Ajoblanco, en octubre de 1974. De algún modo a los jóvenes que acuden a las recién creadas asociaciones de vecinos, con Star o Ajoblanco debajo del brazo servirán como reclamo para encontrar las afinidades oportunas del barrio.
Mientras tanto, anda un poco moribunda la cúpula del régimen, pero todavía tiene la capacidad de ejercer una represión brutal, aun así, se van perdiendo los miedos, el 8 de julio de 1974, 85 fábricas del Baix Llobregat se declaran en Huelga de Solidaridad con los trabajadores de las empresas Elsa y Solvay, que luchaban por una gran cantidad de despidos injustificados.
Otro signo de la apertura del régimen en algunos aspectos lo encontramos en el entretenimiento. Así, en agosto de 1975, cuarenta mil personas acuden al festival de “6 hores de Canet”, recordando los festivales que se produjeron en los 60, como el de la Isla de Wight de 1967, el de Woodstock en 1969, daba pie a que los jóvenes adquirieran una nueva manera de entender la vida, con ansia de libertad.
En septiembre de 1975, de nuevo “Estado de Excepción”, seis en total aquel año de 1975, eso daba derecho a las fuerzas del Estado a entrar en cualquier lugar y masacrar a quién encontrará en lugares sospechosos para ellos (el Estado), serán condenados a muerte 11 miembros de los grupos armados, de los cuales 5 de ellos serán ejecutados en Madrid y Barcelona, eran miembros del FRAP y de ETA, y Francisco Franco aún tendrá la ocasión de firmar cinco penas de muerte.
En todo este ambiente violento y enrarecido del régimen se palpaba el enfrentamiento. Para añadir más incertidumbre al momento, al mes siguiente, octubre de 1975, el rey Hassan II de Marruecos ordena la Marcha Verde sobre el Sáhara, cosa todavía no resuelta hoy, por la poca capacidad militar del franquismo y los gobiernos posteriores.
Así llegamos a la tan esperada muerte del dictador, el 20 de noviembre de 1975, Francisco Franco, aquel día fue un día de alegría donde el champán corrió por buena parte de las casas de España, mientras Arias Navarro, el carnicero de Málaga, lloraba la muerte del dictador en directo por TVE.
El 1 y 8 de febrero de 1976 unas 70.000 personas salen a la calle en Barcelona pidiendo “Llibertat, Amnistia i Estatut d’Autonomia”.
El 8 de febrero de 1976, una reunión previa en Madrid de grupos libertarios organizará la posterior reunión del 29 de febrero en Barcelona, donde los diferentes grupos libertarios, de muy distintas procedencias, convocan una Asamblea de Constitución de la CNT en el interior de España, concretamente en la Iglesia de San Medír, de la barriada de La Bordeta de Barcelona (se reunieron más de 300 personas). En el tiempo de celebrarse la Asamblea existían en Cataluña 4 Comités Regionales que se disputaban las siglas, a la semana siguiente saldrá un Comité Provisional de la CNT.
Durante estos primeros meses de clandestinidad todos los fines de semana había reuniones de militantes, que iban reorganizando los primeros Sindicatos y la nueva estructura del Movimiento Libertario.
El 3 de marzo de 1976 los trabajadores de Vitoria, que han declarado la Huelga General, se encierran en la Iglesia, la represión posterior desencadenada por la policía provocará 5 obreros muertos.
El 14 de septiembre de 1976, en una Asamblea de Militantes y ratificado por el Pleno Nacional del 27 de septiembre, quedó pues designado el primer Comité Nacional de este período de relanzamiento confederal, compuesto por: Juan Gómez Casas (Sindicato de Artes Gráficas), Pedro Barrio y José Bondía (Metal), Ángel Regalado (Construcción) y José María Elizalde (Enseñanza).
De todos modos, ya nada era igual que en 1936, todo y que la lucha de clases continuaba, las nuevas generaciones tenían otras necesidades, y pronto desaparecieron con el llamado desencanto, que sirvió para que muchos de los militantes libertarios se incorporaran a las filas de los partidos políticos.
Después, y una vez a grandes rasgos, los comunistas se creyeron los nuevos reyes de la izquierda en este país, e ignoraban cualquier otra iniciativa, los anarquistas nos devoramos en luchas internas, y los socialistas, que fueron los listos de la clase, se dedicaron a comprar voluntades y así construir sus cuadros políticos, ya que no tenían nada en el interior de España, no existía una base socialista. Y para terminar, sí, Franco estaba muerto, pero el franquismo quedaba intacto e impoluto, atrincherado, a la espera de una nueva oportunidad y poco a poco resurgir, ya que nunca se fue. Y esa es la podredumbre de esa España que tantas veces recitó Antonio Machado:
“La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y de alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta”…