Bruno Servet

Antes de entrar en materia, es decir, de desarrollar el título que da pie a este artículo, voy a comentar lo que se refiere a la actualidad del clero español y su participación en una tertulia en la red de comunicación online: Youtube. Los medios de comunicación: prensa, radio y televisión, se han hecho eco de una tertulia en la que intervienen presbíteros españoles y americanos.  La tertulia, de siete sacerdotes, tiene un llamativo y significativo nombre “Tertulia sacerdotal contrarrevolucionaria”, que dirige el presbítero de la diócesis de Toledo (no es casualidad) Francisco J. Delgado. En una de esas tertulias el sacerdote de la diócesis de Toledo (Dios los cría y ellos se juntan), Gabriel Calvo Zarraute, afirmó, refiriéndose al papa Francisco: “Rezo mucho por el papa Francisco para que vaya al cielo cuanto antes”. Ese mismo sacerdote afirmó, en otra tertulia, que había que estar agradecido a Franco porque libró a la Iglesia de los ataques que querían destruir a la Iglesia católica española. Llegando a decir que el futuro está en volver a la tradición: llevar sotana, no al divorcio, no al aborto, no a la eutanasia, no al papa Francisco por rojo y estar poseído por el demonio, poniendo en duda su autoridad moral. Es decir, no a todo lo que huela a apertura a los avances sociales del mundo actual.

Otros insignes tertulianos de la fachosa tertulia, que llevan bajo la sotana el carnet de VOX, ya que Santiago Abascal dijo, en una de sus múltiples apariciones en televisión, que quien estuviera de acuerdo con la obra realizada por Francisco Franco tenía cabida preferente en su partido. Estas perlas del clero español y americano son: Juan Manuel Góngora, de la diócesis de Almería, Rodrigo Meléndez Piñar (Toledo), Charles Murr (EE.UU.), Roylán Recio (Colorado Springs- EE.UU) y  Juan Razo (Saltillo- México). A los que hay que añadir los dos mencionados anteriormente. Personajes como éstos son los mentores del ideario que sostiene el partido de Abascal, y que ha puesto en marcha, junto al correveidile del partido de Alberto Núñez Feijóo, en aquellas Comunidades Autónomas españolas que han llegado al Gobierno autonómico, pues sus votos son imprescindibles para que mande el PP, pero el que marca las directrices legislativas y la organización interna, es la extrema derecha franquista y fascista: VOX.

Cuando escribo este artículo falta sólo una semana para la celebración del DIA DE LA MUJER. Así que empezaré por lo que se refiere al Vaticano y los abusos sexuales a miembros de la propia Iglesia Católica. Ésta tiene como cabeza del iceberg al sacerdote esloveno Marco Rupnik, denunciado en 2022 de infligir abusos psicológicos, espirituales, físicos y sexuales a nueve monjas de la Comunidad Ignacio de Loyola en Eslovenia. El Provincial de los Jesuitas en Eslovenia concluyó que “los hechos en cuestión debían considerase prescritos”, ya que los hechos se habían cometido a inicios de los años 90, y cerró el caso en octubre de 2022, pero el papa Francisco reabrió el caso un año después. Ya en junio de 2023, Rupnik fue expulsado de la Compañía de Jesús, por no respetar las restricciones que le había impuesto el Vaticano, pero aún no ha sido relegado al estado laical.

El “caso Rupnik” ha vuelto a la actualidad, ya que dos exreligiosas, y exmiembros de la Comunidad religiosa de Loyola, han acusado, públicamente, 30 años después, a Rupnik de abusar de, al menos, 20 religiosas. Para ello “invocaba a la Santísima Trinidad para que hiciéramos tríos sexuales”, dice una de ellas, Mirjam Kovak. Mi deseo, como el de mi compañera en la Comunidad Gloria Branciani, es que se reconozca la verdad del mal que hemos sufrido y se nos dé visibilidad, porque “somos muchas, pero piden que guardemos silencio, que desaparezcamos de alguna manera, nos desacreditan y esto no es aceptable”. Y continúa: “Me costaba imaginar que aquello era una estrategia para tener conmigo un tipo de relación física muy diferente, no podía comprender que el abrazo después de cada confesión era una invitación a ir más allá”. Debido a esa anómala situación la exreligiosa estuvo a punto de suicidarse.  Y termina diciendo: “queremos verdad y justicia, sin venganzas personales”.

La situación es tan grave que el mismo “jefe de monjas y frailes”, el Prefecto de Vida Religiosa de la Santa Sede, el brasileño Joao Braz de Aviz, reconoce que muchas de esas mujeres que han abandonado las congregaciones se han quedado en la calle sin protección alguna y han tenido que recurrir a la prostitución para poder sobrevivir. La investigación de la Santa Sede detalla abusos sexuales por parte de formadores de monjas y novicias y también “abusos sexuales entre monjas”. Retirada de pasaporte a monjas. Abusos de poder entre religiosas, que llegan de países lejanos. Monjas que trabajan a destajo al servicio de obispos o sacerdotes: limpiando suelos, sirviendo comidas, ejerciendo de chicas para todo. Sin derecho al descanso, ni vacaciones, sufriendo mobbing, novicias que padecen (en silencio) abusos sexuales por parte de sus formadores. Es el nuevo escándalo que sacude al Vaticano. El “MeToo” de las monjas ha llegado para quedarse. Parece que Roma está dispuesta a actuar, ¡ya veremos!

Otro asunto se refiere a la corrupción, es el conocido como el juicio del siglo. Este ha llegado a su fin y condena al cardenal Giovanni Becciu, de 75 años de edad, a 5 años y medio de prisión, por un Tribunal del Vaticano. Y aunque el Vaticano posee celdas para cumplir la condena, no lo hará en una de ellas, sino en una de la ciudad de Roma, por lo tanto, civil y no eclesiástica. Es la primera vez que sucede un hecho así en la historia de la ICAR. Es el llamado “juicio del siglo”, el cual ha llegado a su fin después de varios años de diligencias. La condena es el resultado de una inversión fallida en una propiedad de lujo en el suroeste de la ciudad de Londres, concretamente en el barrio de Chelsea. La Santa Sede gastó unos 400 millones de dólares (¡Viva la Iglesia de los pobres!) en la operación a lo largo de varios años. Dicha operación terminó con pérdidas de 150 millones USA, tras vender el activo. Los fiscales argumentaron que la Iglesia fue estafada tras pagar demasiado por la propiedad. Ello fue debido a que una serie de intermediarios ganaron enormes sumas de dinero y que los responsables del trato fueron negligentes. Para poder ser juzgado por un tribunal del Vaticano el papa Francisco tuvo que cambiar la ley, que permitiera hacerlo, ya que anteriormente gozaban de inmunidad procesal. Este caso manifiesta la opacidad de las finanzas vaticanas. Francisco ha intentado sanear su funcionamiento, así que reformó el sistema judicial para que obispos y cardenales pudieran ser juzgados en tribunales laicos y no solo en instancias religiosas.   No es de extrañar que sacerdotes, obispos y cardenales, además de muchas organizaciones ultracatólicas deseen, como la “tertulia sacerdotal contrarrevolucionaria”, que Francisco se vaya pronto al cielo, que en román paladino significa que se muera pronto. Pues, eso de reformar la ICAR, ni hablar del peluquín. Hay que poner, lo antes posible, un nuevo papa que siga los pasos del “Santo” Juan Pablo II (que miraba para otro lado cuando le llegaban cientos y cientos de denuncias de pederastia cometida por sus sacerdotes, obispos y cardenales) y que siga el camino de su sucesor Benedicto XVI. A éste, no lo subirán a los altares, porque no tiene el apoyo de una organización religiosa tan mafiosa como el Opus Dei (con muchas y gravísimas irregularidades en el proceso de santificación) de monseñor José María Escrivá de Balaguer. Respecto a lo sucedido, ya en 2019, el propio papa Francisco describió el acuerdo de inversión de Londres como un escándalo. Y hace un par de semanas dijo a los auditores del Vaticano que el “señuelo de la corrupción es tan peligroso que tenían que ser extremadamente vigilantes. “El diablo entra por los bolsillos”. Qué entramado corrupto hay en el Vaticano, para que hasta el mismo Papa llegue a pronunciar tan rotundas palabras.

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