Manel Aisa Pàmpols

El 7 de enero, de 1942, José Carrillo Rodríguez tuvo la resolución de su consejo de guerra, celebrado 2 días antes. Al parecer aquel día estaba sólo en el banquillo de los acusados, cuando en aquella época era muy normal celebrar un consejo guerra en grupo, aunque no hubiera una relación conjunta directamente, pero, por causas que no llegamos a entender, está vez, José Carrillo, estaba sólo delante de todo el aparato militar de que era capaz, en aquel momento, el Estado, representado por la IV Región Militar, destacamento de Urgell.

Por las acusaciones que tenía en su expediente, todo indicaba que acabaría en el conocido y maldito Campo de la Bota, pero las cosas no siempre son como uno cree que serán, no olvidemos que estaba acusado de participar en el asesinato de personas de ideología derechista, además de expropiación de imágenes religiosas, se le había visto en las patrullas de Control junto a Aubi y Donato Marciano, Francisco Crisol, Jaime Dam, Jaime Berenguer, José Guardiola, Manuel Isamat, José López  y otros muchos hombres de la CNT-FAI y de las Juventudes Libertarias, que de la noche a la mañana tuvieron que poner ojo avizor a los quinta columnistas que en Cataluña había, quizá demasiados en número, y era evidente que en un espacio revolucionario alguien tenía que vigilar el fascismo interior.

Pero el fascismo vive de la sangre de los obreros, y eso sólo daba pie, en 1939, a pesar de que otros, con mucho menos historial, terminaban en ese espacio fatídico de Sant Andrián del Besós tan tristemente recordado.

La gran mayoría de los arriba citados, menos Aubi, cayeron en las garras del fascismo en Badalona y no tuvieron tiempo de poner tierra de por medio, es decir, cruzar la frontera con Francia, vivir en los Campos de Concentración y subsistir a otra guerra tan o más feroz que la guerra civil.

José Carrillo Rodríguez, nació el 1 de marzo de 1920, en Badalona, sus padres eran Francisco Carrillo y Magdalena Rodríguez, y vivían los tres, y otro hermano de José, en la calle Vía Vall Llabreda nº 36 de aquella ciudad, al parecer, y según cuentan los vecinos, la más radical de aquella familia era la madre, Magdalena, que, aunque no tenemos demasiados datos de ella, debía trabajar como su hijo en la fábrica de Cordelería del Sr. Domenèch, que no debía estar demasiado lejos del domicilio.

Seguramente, José Carrillo estuvo influenciado con la trayectoria de un viejo militante anarquista de Badalona como era Joan Manent y Pesas, pero también por el gran temple de José Berruezo, que llegó a ser el alcalde de Badalona en plena conflictividad. Pero volviendo a José Carrillo, de lo poco que sabemos es que en abril de 1936 se afilió a la CNT, aunque es seguro que al menos un año antes ya andaba con los compañeros de las Juventudes Libertarias de aquella zona, Badalona, Sta. Coloma, etc. Y seguro que frecuentaba las tertulias que provocaban jóvenes algo mayores que él como eran Juan Romero Ruiz, Ángel Domínguez, Consuelo Calomadre, José Martínez, María Faig, Juan Estadella, Miguel Guirao, y otros muchos que componían, en aquel momento álgido, las Juventudes y sus espacios libres, como el Ateneo Obrero del barrio de la “Salut”, donde la racionalidad de un mundo que trataban de construir, sin obedecer ni mandar, contaba con la plena responsabilidad de cada uno, o también el barrio de Artigas y sus Juventudes Libertarias.

En los primeros momentos de la revolución Carrillo se echará a las calles de José Badalona con un fusil que, seguramente, consiguió en su propio sindicato o en las mismas Juventudes Libertarias, la euforia en ese momento era mayúscula y nos da pie a recordar a nuestra estimada Concha Pérez que, en el otro extremo de la periferia de la gran Barcelona, Badalona,  Hospitalet, siempre explicaba que con la euforia del momento fueron al asalto del cuartel de Pedralbes sin ninguna arma, y al llegar allí se dieron cuenta de que no llevaba nadie ni una pistolita y enfrente tenían a todo un ejército; lo cierto es que tuvieron que volver a buscar las armas, que nunca fueron necesarias, algo parecido al menos le pasó a José Carrillo en Badalona, ya que nos advierte, en los escritos que han llegado hasta nosotros, que  nunca llegó a disparar un sólo tiro en aquellos días.

Después marchó con la Columna Durruti hasta el frente de Aragón, donde apenas estuvo dos meses. A la vuelta a Badalona, podemos considerar que tenía multi empleo, ya que volvió a trabajar en la Cordelería Domènech, esta vez ya estaba colectivizada, pero de él sabemos que estaba de delegado de las colectivizaciones con el propio ayuntamiento, y no solo eso, sino que durante un tiempo se dedicaba a hacer guardias en la Casa CNT FAI de la Vía Durruti, por lo que entendemos que llegó a conocer, o al menos saludar, a la flor y nata del anarquismo internacional del momento. Ya en 1937 el Sindicato Textil y Fabril de Badalona lo avala para que vuelva a la fábrica donde ya antes había trabajado y, consecuentemente, se reincorpora a los trabajos de la cordelería. Concretamente era el primero de febrero de 1937, y avalado y firmado por el secretario del Sindicato Josep Costa.

Hacia el final de la guerra, ya en el 38, le toco ir al frente por Quinta y, entonces, era un soldado forzoso de la 120 Brigada de la 47 compañía.  El dos de enero de 1939 fue hecho prisionero en Artesa de Segre, por lo que no tuvo tiempo de exiliarse, como otros muchos soldados de aquella zona que sí lo consiguieron pasando por La Tour de Carol o pueblos fronterizos de aquella zona.

Pero bien, él y muchos más cayeron detenidos en la retirada, hecho prisionero en un principio fue enviados a zona castellana, donde el gobierno de Burgos disponía ya de sus campos de Concentración, como el de Miranda de Ebro, por el cual pasaron muchísimos anarquistas y republicanos. De los primeros interrogatorios que tuvo en aquel momento se desprendía que era un soldado llamado por la quinta, por lo que no había más que cumplir los requisitos y volver a hacer la mili, pero las cosas empezaron a complicarse cuando desde Miranda pidieron un informe a la guardia civil de su lugar de nacimiento, Badalona, y en este, empezado a hablar en el argot, “franquista castrense”, era señalado como una persona muy mala, que había hecho muchísimas perrerías en el período revolucionario del 36.

Del Campo de Concentración de Miranda de Ebro salió el 14 de abril de 1939, y en aquel momento lo mandan con destino al Campo de Aviación de Tetuán hasta el 21 de diciembre de 1939. Después Badalona y la Modelo en Barcelona. 

En una de las acusaciones era señalado como un miliciano que había registrado una casa de una quinta columnista religiosa, de donde al parecer se llevaron objetos para el culto religioso y diversos objetos de valor; después, por el hecho de pasar por Lleida en el momento en que al parecer hubo muchos fusilados, daban a entender que era uno de los que se dedicaban a fusilar sin ningún tipo de prueba.  

Pero hemos de recordar que, al mismo tiempo, llegaban las noticias de la fuerte represión, que nunca se ha esclarecido, que desde primer momento habían dirigido en la zona del gobierno de Burgos por el simple hecho de ser maestro, o poeta, Sin duda, se estaba en guerra, hermanos contra hermanos, el despropósito era mayúsculo, pero había algo más en juego y eso se llama “lucha de clases”, que de alguna manera todavía, generación tras generación, se está pagando.

Otro de los hechos de los que se le acusaba era a raíz de la muerte de un prohombre de Badalona , P. E., que al parecer había brindado con champán y celebrado la muerte de Buenaventura Durruti, eso provocó la ira de los anarquistas de Badalona, que de alguna manera vengaron aquella estúpida muerte con otra no menos estúpida,  pero al parecer fue así, eran los momentos de cólera de una guerra, que ya no iba a la revolución y que simplemente era un desgaste de insensateces que no iban a ninguna parte, pero lo cierto es que Puig E. dejó la vida en los lavaderos de “Can Trencalós”, un espacio conocido del Maresme, no muy lejos de Badalona; el hecho es que parece ser que José Carrillo, aunque no intervino en la historia, si vio lo que estaba sucediendo y, por este motivo, el fiscal le pedía la pena de muerte, aunque ya todos sabemos, a estas alturas, que la pena de muerte para el fascismo estaba más que justificada con el hecho de haber ido voluntario en la columna Durruti.

Quedará como abandonado en la Modelo de Barcelona, o mejor dicho, estuvo en el Pabellón de las Misiones de la plaza España de Barcelona, donde sirvió por un tiempo de prisión, donde, hasta el 7 de junio de 1940, no se le tomará ninguna declaración oficial, y donde se empezará a instruir su Causa General.

En esta declaración, poco más o menos, sale toda la información que hemos puesto en negro sobre blanco anteriormente, pero también sale una acusación un tanto sorprendente cuando los franquistas le echan en cara que cobró salarios que no trabajó, eso sólo tiene una lectura, que los miedos inundaban las ciudades del país en aquel 1940 y todo eran chivatazos que enturbiaban la vida de las familias, que aún más se achicaban. Y diez días más tarde, el interrogatorio, ya mucho más serio, en la Comisaría de Policía en Vía Laietana 72, con Polo y Quintela dirigiendo la orquesta y “hostia arriba hostia abajo”.

A partir de aquí, silencio y a esperar un Consejo de Guerra que se celebró el 5 de febrero de 1942, un consejo de guerra que llamaron ordinario, número 13541, y donde el fiscal pidió la máxima pena, o sea, la pena de muerte, pero como el procesado era menor de edad en julio de 1936 no se le podía aplicar la máxima pena y, por ley, le correspondía la siguiente pena en el alcalímetro militar, por lo que al final fue condenado a 20 años de reclusión menor. Recordemos que había nacido el 1 de marzo del 20, por lo que tenía poco más de 16 años.

Había salvado el pellejo, por su juventud, y fue enviado a un Campo de Concentración y de Trabajo para purgar su pena, destacamento de Anglés (Girona), los batallones de trabajadores del Pasteral, igual se trata de la construcción del pantano de Pasteral y sus alrededores, donde por el momento poca información tengo, tan sólo conozco el nombre de otros presos que pasaron por allí, como era Jaime Altadill Baiges, nacido en Tortosa, y Antonio Prior López.

En el Pasteral, el 12 de junio de 1943 se le concede la libertad condicional con destierro, pero en ese momento él ya estaba casado y su compañera vivía en la zona, y seguramente ya se había habituado a esa nueva vida, por lo que pidió trabajar en el Pasteral, pero esta vez “como hombre libre”, y creo que lo aceptaron, no tuvo la libertad definitiva hasta el 28 de diciembre de 1958.  Entonces, si ya podía ir donde quisiera, había pagado, con creces, su ilusión por construir un mundo mejor, entre iguales.

Y nosotros ahora sí sabemos el por qué no fue fusilado, tal como pedía el fiscal de su causa.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *