Bruno Servet
El pasado 26 de abril, en la Comisión de Hacienda y Función Pública del Congreso de los Diputados, fue aprobada, con competencia legislativa plena, la Proposición de Ley de modificación de la Ley 49/2002, de 23 de diciembre. La iniciativa fue presentada por el PDeCAT, grupo Plural. Tuvo el respaldo de todas las formaciones políticas menos las abstenciones de VOX. El resultado fue de 31 votos a favor y 5 abstenciones. Esta nueva Ley actualiza a la anterior, la cual actualizaba la Ley 30/1994, que se denominaba Ley de Fundaciones y de Incentivos Fiscales a la Participación Privada de Interés General. El texto ha sido pactado con el PSOE y Unidas Podemos.

Mientras España apoya con nuevos incentivos a las religiones, aunque alguna queda fuera de esas prebendas, en otros países, uno de ellos es Noruega, se recortan los privilegios a las diversas religiones; no nos extraña, ya que para algunos somos la “reserva espiritual de Occidente”, entre ellos hay que incluir a la asistente a la misa dominical, la vicepresidenta del Gobierno en la etapa de Rodríguez Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega Sanz, que aumentó en dos décimas la recaudación del IRPF a la Iglesia Católica, pasando del 0,5 al 0,7 %. Y ello a pesar de la aportación del Estado (más de 10 mil millones de euros anuales) a las arcas de la ICAR, a través de los Presupuestos Generales del Estado. Tal como pasó con los Estatutos de Autonomía, que se rigió por el dicho de “café para todos”, en el caso que nos ocupa, en vez de quitar privilegios a las mentiras religiosas, lo que se ha legislado en esta Nueva Ley de Mecenazgo es una equiparación al alza con la Iglesia Católica.
Veamos de manera resumida algunos de los privilegios que señala la nueva ley, siendo el más destacado el que hace referencia al Impuesto sobre Bienes e Inmuebles (IBI): “ Están exentos del IBI los lugares de culto y sus dependencias o edificios y locales anejos, destinados al culto o a la asistencia religiosa y a la residencia de ministros de culto, los locales destinados a oficinas de las iglesias, confesiones y comunidades religiosas y los centros de enseñanza destinados a la formación de ministros, cuando impartan, de manera exclusiva, enseñanza para dicha formación”. Así pues, quedan exentas del IBI: “Iglesias, confesiones, comunidades religiosas y sus respectivas federaciones, que tengan reconocido el notorio arraigo en España, así como a las asociaciones y entidades creadas o dependientes de éstas”.
Según la nueva ley, el objetivo principal de la norma es:” Incrementar los incentivos fiscales al mecenazgo, tanto si es efectuado por personas físicas como por personas jurídicas o por no residentes”. Se eleva el porcentaje de deducción de la cuota del IRPF por el conjunto de donativos, donaciones y aportaciones del 35 al 40%, y se aumenta la cuantía de micro mecenazgo de 150 a 250 euros. Si el mecenazgo es sostenido el tanto por ciento para las personas físicas es del 45 %, mientras que para las personas jurídicas es del 50%. Un cambio en la nueva Ley de Mecenazgo da ventajas fiscales a más entidades religiosas, y habrá muy pocas que seguirán pagando, entre ellas la religión más antigua del mundo: la hinduista. Es la única de las grandes religiones que va a seguir pagando el IBI. Según Juan Carlos Ramchandani (ministro hinduista), ni él ni su religión tienen ventajas fiscales.
En España el Estado da al 99% de las entidades religiosas ventajas fiscales. El registro de las mismas lo realiza la Subdirección General de Libertad Religiosa del Ministerio de Presidencia. Han recibido nuevos beneficios 4 entidades religiosas: Iglesia ortodoxa, Unión Budista, Testigos de Jehová y la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones). El objetivo es igualar las condiciones de estas confesiones minoritarias a las de las mayoritarias (Iglesia Católica, Federación de Entidades Religiosas Evan-gélicas, Federación de Comunidades Israelitas y Comisión Islámica). Lo dicho anteriormente, en vez de quitar privilegios, los progres se dedican a aumentar el número de perceptores de los beneficios fiscales. Las religiones ya no tendrán que abonar el IBI de la mayoría de sus posesiones ni pagar el Impuesto de Sociedades. También estarán exentos de tributos locales (IAE, plusvalía, etc.) y sus donantes podrán gozar de desgravaciones fiscales en el IRPF.
Según el Gobierno se equipará la situación de todas las religiones para garantizar la libertad religiosa, pero no es cierto. Además, qué tiene que ver la libertad religiosa con subvencionar con dinero público las creencias particulares de sus miembros. Por qué se da dinero y beneficios fiscales a las creencias religiosas y no a otro tipo de creencias o ideologías. Esa forma de actuar de los poderes públicos es una flagrante discriminación, que se basa en la forma de pensar de un ciudadano o ciudadana. El caso más llamativo de la no equiparación se da con los hinduistas, porque se quedan fuera de los beneficios a pesar de contar con más fieles que otras religiones. Según el registro oficial, el judaísmo tiene 40.000 practicantes, los mormones 50.000 practicantes, mientras que el hinduismo tiene en España 75.000 practicantes. El Registro de entidades religiosas del Ministerio de Justicia cuenta con 19.625 entidades. Sólo 216 seguirán pagando todos los impuestos (la mayoría de ellas, 108, bahaí). Hasta la nueva ley se beneficiaban el 97% y ahora el porcentaje llega hasta el 99%.
Para finalizar este artículo, traigo aquí la postura de una organización que lucha contra los privilegios religiosos: Europa Laica. Sus acertadas palabras al respecto de esta nueva ley son las siguientes: “Ya nos parece contradictorio que el Gobierno, que en teoría quería quitar privilegios a la Iglesia Católica, ha cambiado su postura y otorgue nuevos privilegios a otras confesiones, pero uso lo de notorio arraigo, lo cual tumba su argumento de que esto se hace para garantizar la libertad, pues no llega a todas”. El ejemplo más claro es lo de la religión hinduista.