Bruno Servet

Que un dirigente que aspira a ser presidente del Gobierno de España muestre en público una ignorancia tan supina de la historia española, o haga gala de un cinismo que raya con el esperpento más bochornoso, demuestra la catadura de la derecha española. Este político, recién llegado a la política nacional desde su Galicia natal, como M. Rajoy, responde al nombre y apellidos de Alberto Núñez Feijóo.

No nos deben extrañar las palabras de Feijóo en referencia a lo ocurrido en la ciudad gaditana de Algeciras, el asesinato de un sacristán a manos de un fanático islamista. La frase que pronunció Feijóo, y que tuvo una repercusión internacional fue: “Los cristianos no matan desde hace siglos en nombre de sus Dios”. Los conservadores y la extrema derecha han sido acusados de tratar de difamar y estigmatizar a los musulmanes. Aunque la atrocidad fue rápidamente condenada y repugnada por grupos cristianos, musulmanes y judíos. Nada nuevo bajo el sol, ya que su entrada triunfal como sustituto de Pablo Casado, fue con otras palabras que ya indican la ignorancia sobre nuestro pasado, sea lejano (la Inquisición española), no tan lejano (la Guerra Civil española de 1936-1039), o reciente (la poco “modélica” Transición de finales de los setenta y principios de los años ochenta). Las palabras del líder del PP mostraban una débil comprensión de la historia reciente, especialmente en Europa. Por su parte Santiago Abascal buscó culpar a los inmigrantes ilegales y al Gobierno de España de abrir las fronteras.

 Feijóo, en su puesta de largo como dirigente nacional, hizo referencia a la Constitución de 1978, su gestación y puesta en marcha. En su primera aparición pública, el nuevo líder nacional, redundando en su desconocimiento de la historia de España (¡qué atrevida es la ignorancia!), se metió en un auténtico berenjenal afirmando que: “Somos el partido que redactó la Constitución. Hemos nacido con la Constitución. Hemos nacido para redactarla, para cumplirla, para defenderla. Nosotros somos el partido más constitucionalista de España”. Una vez más, ignorancia supina o la falsificación de la historia por parte del PP, ya que el Partido Popular es un simple cambio de siglas para ocultar su pasado franquista, pues este partido es la continuación del partido fundado por franquistas, al frente del cual estaba el ministro Manuel Fraga Iribarne (el ministro de los asesinatos de Vitoria). He aquí lo que votó la entonces llamada Alianza Popular, germen del PP: sobre 16 votos que tenían en el Congreso de los Diputados, 5 votaron en contra, 3 abstenciones y 8 a favor. Así que de constitucionalista nada de nada. Pienso que, en vez de dedicarle tantas horas a viajar en yate, con narcotraficantes, por las aguas atlánticas gallegas, podría haberle dedicado unas cuantas horas a leerse la historia reciente de España. Al menos la que se refiere al siglo XX.

Es bajo ese prisma que hay que tener en cuenta las palabras tanto de Feijóo, como las de Abascal. Les mueve el deseo de reescribir la historia para acomodarla a sus intereses muy particulares. No nos extraña las palabras de Abascal, ya que siempre se han basado en la islamofobia: “Unos les abren las puertas, otros los financian y el pueblo los sufre. No podemos tolerar que el islamismo avance en nuestra tierra”. En cuanto a Feijóo, voy a traer a colación de uno de los suyos, en cuanto que es un teólogo católico, Juan José Tamayo, ya que se me puede acusar de ser un anticlerical y que afirmar que los cristianos también matan en nombre de sus Dios, es visión sesgada de la realidad histórica del cristianismo y en particular del catolicismo. He aquí sus declaraciones a un medio de comunicación de alcance internacional, dice Tamayo: “Las afirmaciones de Núñez Feijóo demuestran ignorancia u olvido y alimentan los discursos de odio” “Tanto en la forma como en el fondo de las palabras de Feijóo ponen de manifiesto su superioridad discursiva respecto de todos los demás participantes en el debate en torno al atentado de Algeciras. “Feijóo pensó muy bien lo que decía y seleccionó detenidamente las palabras que iba a utilizar, lo que dijo es lo que quería decir y reflejan, sin duda, lo que piensa sobre el tema, así que no fue una declaración “poco afortunada”, sino meditada”.

Tal como afirmó José Saramago en una entrevista: “Matar en nombre de Dios es convertir a Dios en un asesino”. Para algunos teólogos es mejor ser ateo de todas las divinidades que creer en un Dios asesino. Con demasiada frecuencia se recurre a Dios para justificar la violencia en las religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e islamismo). Veamos a continuación lo que dice, al respecto de la utilización de la palabra Dios, el teólogo, filósofo y escritor judío austro/israelí  Martín Buber: “ Dios es la palabra más vilipendiada de todas las palabras humanas. Las generaciones, con sus partidismos religiosos, han desgastado esta palabra. Han matado y se han dejado matar por ella. Los seres humanos dibujan un monigote y escriben la palabra DIOS”. La realidad es que los humanos se asesinan unos a otros y dicen: lo hacemos en nombre de Dios. En palabras de Tamayo: “La idea de que la violencia es exclusiva del Islam es una forma calculada de demonizarlo y de presentarlo como enemigo de Occidente. Las palabras de Feijóo son infundadas y alimentan el discurso del odio, y sitúa a su partido del lado de la confrontación religiosa y no contribuyen a la convivencia cívica ni respetan el pluriverso religioso y cultural”, se creen con la verdad absoluta.

Feijóo padece de amnesia voluntaria, pues ya no se acuerda de la Guerra Civil y los cientos de miles de asesinatos cometidos por orden del dictador Francisco Franco Bahamonde, “generalísimo católico”, con el silencio cómplice de la inmensa mayoría de los obispos católicos españoles, que calificó a la Guerra Civil de “Cruzada”, tal como se puede comprobar en la Carta del Episcopado Español de 1 de julio de 1937,  ni se acuerda de la bendición de tanques de las tropas de Hitler por parte del Papa Pío XII durante la Segunda Guerra Mundial, tampoco se acuerda de lo que se  podía leer en las monedas del período franquista, en una de las caras de la monedas se afirmaba: “Franco caudillo de España por la gracia de Dios”. Así que el asesino del Ferrol mandaba que se ejecutasen las penas de muerte “por la gracia de Dios” Eso en la primera mitad del siglo XX.

No hay que excluir la violencia en la religión musulmana y en sus seguidores, ya que existen organizaciones y personas que se declaran musulmanas y que apelan a Dios para justificar la violencia, pero ello no es exclusivo del Islam. La mayoría de las religiones han sido fuente de violencia, las declaraciones en vez de tender puentes de dialogo entre culturas y religiones, los destruyen, y además son totalmente infundadas. Afirmar que los cristianos no matan en nombre de su Dios, entra en fragante contradicción con lo ocurrido en Christchurch (Nueva Zelanda) en 2019, ya que el atentado fue realizado por un supremacista blanco cristiano, de nombre Brenton y apellidos Harrison Tarrant, con la friolera cifra de 49 personas asesinadas. Nadie dijo que el cristianismo era violento y asesino.  ¿Por qué en el caso de lo ocurrido en Algeciras, la derecha española sí afirmó que era debido a la violencia del islamista? Da la impresión de que el aspirante a presidente del gobierno de España, el señor Feijóo, sigue pensando que el cristianismo es la religión oficial de la sociedad española y del Estado, y que las demás religiones son advenedizas; su pensamiento es más propio de un fanático del nacionalcatolicismo, siendo España como es un estado no confesional, según la Constitución que él mismo defiende. Téngase en cuenta que los representantes musulmanes dijeron, de manera clara y contundente, que el atentado es contrario al Corán. Por otro lado, muchos teólogos católicos han salido al paso de las declaraciones de Feijóo, resaltando que las religiones deben activar las tradiciones pacifistas y pacificadoras presentes en todas las religiones y desactivar las prácticas y los discursos violentos que existen en sus textos.

El mismo presidente de la Conferencia Episcopal Española, César García Magán, se pronunció en los siguientes términos: “No se podía demonizar al colectivo musulmán. No había que identificar el terrorismo con ninguna religión. Y que había que mantener la convivencia”.  Qué diferencia entre las palabras de Feijóo y Abascal con las pronunciadas por el teólogo Hans Küng: “No habrá paz en el mundo sin paz entre las religiones; no habrá paz entre las religiones sin diálogo entre ellas, no habrá paz entre ellas si no se conocen entre sí; no habrá diálogo interreligioso si no se llega a elaborar una ética común”. ¿Qué ética es la que rige las mentes de los dos líderes de la derecha y extrema derecha española? Su ética está basada en el odio al diferente y en la manipulación de la historia de la religión tanto española como europea. La Iglesia Católica Española cuando ha visto peligrar su gran poder en la sociedad, no ha tenido inconveniente en utilizar la violencia hasta extremos increíbles. Abarcando esa violencia tanto a personas de otros credos como a sus propios miembros, como lo hicieron con los seguidores de la Teoría de la Liberación en Centroamérica y América del Sur.

Para terminar este artículo quiero traer a colación a quienes sí que han luchado por la convivencia tanto religiosa como por la paz en general. Por el protestantismo Martín Lutther King; por el hinduismo Mahatma Gandhi; por el catolicismo al obispo Oscar Romero e Ignacio Ellacuría; en el Islam las mujeres iraníes y afganas que desafían a los ayatolas y talibanes (Sirin Ebadi y Malala Yousafzai); en el judaísmo Amos Oz; en el budismo Dalai Lama, y en los pueblos indígenas Roberta Menchú.

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