Manel Aisa Pàmpols

Cuando algún colega se declara discípulo del internacionalista Gaspar Sentiñón, que fue uno de los hombres importantes de la Primera Internacional de la ciudad de Barcelona, ese simple motivo es suficiente para prestar atención y entrar en sintonía, y tratándose del médico malagueño Diego Ruiz Rodríguez, vale la pena tener una mirada tanto para Gaspar como de Diego, aunque en esta ocasión nos centraremos en el médico malagueño.
Nacido en la misma ciudad del boquerón, Málaga, en 1881, según cuentan era pariente de Picasso. Al parecer su padre emigró en busca de fortuna a la Argentina, pero murió al poco tiempo, y las cosas no fueron como toda la familia esperaba.
Diego Ruiz se instala en Barcelona, en 1902, cuando apenas tiene 21 años y consigue una beca para estudiar en Italia, en el Colegio Albornoz (español) de Bolonia, donde aprende la carrera de filosofía y se convierte en un joven intelectual, después estudiará medicina.

En 1905, edita en la revista Labor Nueva, dirigida por Santiago Valenti Camp, donde Diego Ruiz, en dos números, deja ya su impronta intelectual en un ensayo de filosofía popular que lleva por título Vocación especulativa de nuestra época, artículo que manda desde Italia, que para nada nos deja indiferentes.
Cuando vuelve a Barcelona, ya es un filósofo de pies a cabeza, y no solo eso, sino que acaba la carrera de medicina. Uno de sus trabajos de aquel momento ya nos da qué pensar sobre por dónde anda el joven Diego Ruiz con su trabajo sobre Identidad del dolor y del tiempo, también es un estudio escrito durante su estancia en Módena/Bolonia. También encontramos, de esa época, una reseña de Joan Teixidor, en la revista Catalunya, que recoge, de alguna manera, las impresiones de un escritor italiano que opina sobre el joven filósofo español Diego Ruiz y dice “Ha escrito que la blasfemia es la rosa de fuego de la virtud y después una insistencia sin desfallecer. Decir poeta quiere decir exultante, sentir el gozo y contener muy bien la blasfemia, en definitiva, únicamente son poetas aquellos que cantan en la lucha y sueltan la energía en sus canciones”.
Durante sus estancias en Barcelona Diego escribe en la prensa de su época, principalmente encontramos sus artículos en el periódico El poble Català, y solía acudir a las tertulias del Ateneu Barcelonés de Quim Borralleres donde los burgueses de turno se reían a sus espaldas, por su vestimenta, y comentaban que siempre iba sucio y le acompañaba un pestilente olor a azufre que al parecer gustaba a las mujeres, ya que siempre iba acompañado de una u otra joven.
Con respecto a su ropa, alguna cosa tenía que ver con sus honorarios, ya que era el médico de familias humildes, y no solo eso, sus pacientes solían ser los obreros que no tenían un duro, era una especie de médico de cabecera de los obreros de los barrios más humildes de Barcelona , ya que a la visita del médico apenas podía cobrar sus emolumentos por sus recetas e igual, en ocasiones, debía de abonar las propias medicinas en la rebotica del barrio, viendo en la miseria en que vivían sus clientes, que apenas podían pagarse los alquileres de la vivienda y la comida de sus hijos, en una época en que la mortalidad infantil andaba disparada sobre todo en los barrios más humildes.
Hemos visto que los del Ateneo Barcelonés no lo tragaban, pero al otro lado de la Rambla, en el Distrito V, en el conocido barrio chino, tienen mucho interés por lo que cuenta Diego, y quien nos habla de ese encuentro será Plàcid Vidal, que tenía una especie de imprenta en la calle de la Luna, y nos comenta como fue el encuentro entre ambos. “Ens fou molt simpàtic, tant pel seu aspecto com pel seu tracte de paraula dolça i de vivent cultura” (Nos fue muy simpático, tanto por su aspecto como por su trato de palabra dulce y viviente cultura). Lo curioso de todo esto es la siguiente visita que Diego hace a Plàcid, ya que le propone la edición de unos poemas de un discípulo suyo llamado Miguel Cabeza, y del cual nos cuenta Plàcid Vidal “ens va proposar dedicar un número del setmanari al tal promovedor d’ideal” (nos propuso dedicar un número del semanario a tal promovedor del ideal), el cual, en principio, siempre sospechábamos que podía ser otro de los seudónimos, pero al final me doy cuenta de que era otra persona, incluso fue socio del Ateneu Enciclopèdic.
En una de sus estancias en Barcelona contacta con Joan Salvat Papasseit y Josep María de Sucre a través
de Plàcìd Vidal y publicará en la revista L’Enèmic del poble, donde escribe un artículo extenso que vemos publicado en los dos primeros números de esta prestigiosa revista vanguardista y futurista, donde escribe el artículo De la interpretación biológica del genio.
Por lo que nos comenta en su libro Lourdes Malgrat, Diego Ruiz también tiene una novela que lleva por título “Vos”, que creo que Plàcid Vidal ya hace una reseña dentro de su libro Els singulars anecdòtics, dedicada a Diego Ruiz.
Sin duda, Diego Ruiz es uno de tantos personajes a recuperar de los movimientos sociales, del anarquismo e, incluso, en períodos determinados, nacionalista catalán pese a su condición de malagueño.
Pero Diego, siempre muy activo en sus reivindicaciones, llega un momento que, en la prensa de Barcelona, un representante del consistorio declara haber eliminado la mendicidad de las calles de la ciudad y Diego Ruiz dice “Els pobres suprimits! Bé, però no sereu capaços de creure que, l’endemà de publicar el ban, la miseria està suprimida, la pobresa a desaparegut” (¡Los pobres suprimidos! Pero no seréis capaces de creer que, al día siguiente de publicar el bando, la miseria está suprimida, la pobreza ha desaparecido).
Después, en otra de sus reflexiones o tal como veía el mundo que le rodeaba y seguramente en un ambiente de euforia, dice “Catalunya tota sembla una Universitat en esperit si una vera i propia universitata espiritual del poble, sentida del poble, volguda pel poble, a la qual manqui de tot (parets, professors, programes i llibres) menys deixebles, eterns deixebles en potencia” (Cataluña toda parece una Universidad si una verdadera y propia Universidad espiritual del pueblo, sentida del pueblo, querida por el pueblo, a la que falte de todo (paredes, programas, y libros) menos discípulos, eternos discípulos en potencia).
Estamos ya en 1914 y Diego Ruiz se instala de nuevo en Italia, en el mes de octubre, y en el Teatro Dante Aligheri de Ravenna, con tal de denunciar el quinto aniversario del fusilamiento, en Barcelona, del libre pensador y fundador de la Escuela Moderna, organiza Diego una conferencia que lleva por título El alma de Ferrer, que el comisario jefe de policía de aquella zona del Adriático suspendió todo y que hubo numerosas protestas, entre ellas la del dirigente socialista Filippo Turati.
También quiero destacar otro momento de su estancia en Italia, esta vez en Bolonia de nuevo, entre 1923 a 1925, en ese tiempo fue detenido y acusado de organizar un complot contra el rey de España Alfonso XIII en ocasión de la visita del monarca a la ciudad de Roma, en aquella ocasión fue acusado de pertenecer a la sociedad secreta italiana “Klastos Klub”, implicados en un intento de asesinato al rey, fue detenido y expulsado de Italia.
Después de pasar por Francia, vuelve a Barcelona y se encuentra con la dictadura de Primo de Rivera y escribe “No tengo patria, no la he escogido nunca, pero me gustaría que la humanidad fuera como Catalunya”. Otra de sus frases un tanto celebres será “El Chovinismo es la última debilidad de los hombres de espíritu”. Otra de sus apreciaciones, al ser detenido, dice: “Nada, que he reconocido un hijo que no era mío y me han detenido, ¡cómo si yo no tuviera derecho a reconocer todos los hijos sin padre que me dé la gana”. Y otra que encontramos, en este caso anticlerical, nos dice “La revolución catalana delantera de la revolución de la península Ibérica ha de ser la erradicación del cristianismo con la doctrina sublime de la blasfemia”. Todas esas frases corresponden al período de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, y la etapa donde Martínez Anido y el General Arlegui hacían estragos en la ciudad de Barcelona.
Según parece, durante este tiempo, como en anteriores ocasiones, tenía muy pocos recursos económicos y se alimentaba de cafés con leche, como otros escritores catalanes, que no solo guardaban madera en el muelle como Papasseit, sino otros que lo hacían guardando el carbón, como Cristòfol de Domènech, del cual Josep Pla decía que entre el carbón y el café con leche tenía la piel del color de un grano tostado de café.
En 1931, Diego Ruiz publica el libro “El Crims dels Reis Catòlics”, y está dedicado, como no, a su gran Maestro Gaspar de Sentiñon, aquel médico de la Primera Internacional, del cual Diego se declara hijo y discípulo adoptivo y arremete contra todos los barceloneses por haberse olvidado de tan ilustre persona, que tanto significó para la ciudad, y publica una de sus misivas, que no dejan de ser unas perlas del momento cuando hoy pueden tener un significado más actual después de los acontecimientos del 2017 y posteriori, dice Diego “ El catalán tiene una misión libertaria anti programación, que contrasta con la mentalidad castellana unitaria y religiosa”.
Volvemos un poco atrás para comentar su etapa en Salt, en 1909, donde fue el director, por oposiciones, del psiquiátrico provincial de Gerona, instalado en Salt, aunque apenas tenemos referencia de este proceso y lo desconocemos. Al parecer vivía en aquel entonces en Girona ciudad, por lo que iba y venía cada día en un carro tirado por una mula. Estuvo dos años y todas las referencias burguesas nos dicen que fue expulsado por mala gestión, aunque bien podemos entender que esa gestiona no fuera con los intereses económicos del momento.
Dicen que, antes de trabajar en el psiquiátrico, estuvo en Egipto, Palestina y hay otros que nos dicen que llegó hasta la India, aunque esto último hay que ponerlo un poco en duda, ya que con los medios que viajaban en aquella época probablemente hubiese necesitado más tiempo. Es una etapa poco documentada que habrá de insistirse en ella.
Volvamos a los tiempos de la república, en 1932, de nuevo en Barcelona será el impulsor de una sección sindical de escritores catalanes adscritos a la CNT.
En este período escribe una de sus mejores obras, o al menos una de las más comprometidas y contradicto24
rias, como será “Vacunar es asesinar, dejarse vacunar, suicidarse”, con ilustraciones de J. Bartolí.
Y con otro de sus seudónimos aparece en escena un personaje llamado Abel Gudra y su compañera Umbria, dándole vida propia y parentesco con la compañera, como también hará con uno de sus alumnos, que lleva por nombre Peter Pynton, un personaje que aparece en un trabajo suyo sobre La sífilis es una enfermedad.
Con el tema de las vacunaciones, Diego Ruiz abre un proceso contra Edward Jenner, después de 138 años, en que el Jennerisme nos habla Diego abiertamente de la antivacuna y de su descubridor, Edward Jenner, y después de hacer un repaso de todos aquellos que dudaron en Europa de los servicios del Jennerisme, acaba directamente con la relación de la vacunación que nos dice Diego Ruiz: “El criminal actúa desde hace 138 años, en su epígono, con la protesta de los pensadores. Ya es tiempo. Hay que sujetarlo. Acusarlo, condenarlo y ajusticiarlo. Nadie hizo más daño que él (Edward Jenner), yo lo creo, digo mal. Decir, creo es hipocresía. No lo creo. Lo sé”.
Aparte de todo esto, a Diego Ruiz nos lo encontramos en la revista Helios, y dentro de una de sus entrevistas nos dice “Nunca vi un naturismo tan estúpido como el español. Y en la especie, como el barcelonés de Barcelona, se ha convertido en el lupanar graveoliente de los vividores de carne despulpada naturista. Aquí, donde un sacamuelas de Holanda plagia en sus estúpidos volúmenes”. Esta respuesta de Diego nos pone en vanguardia, porque nos da a entender que alguna cosa pasa, que no todo es orégano.
Lo que entendemos de estas líneas es que nada que ver el naturismo español, seguramente con los dejes que nos caracterizan de la picaresca o la “retranca” que tanto utilizan los gallegos, cosa que, al parecer, ya en aquel momento nos alejaba del naturismo que se practicaba en Europa y Japón, que él sigue con mucha curiosidad y de entender y saber cómo se desarrolló y sobre todo es horizonte naturista que camina y es una pata (soporte) importante de la revolución un año antes de esa puesta en práctica de lo aprendido libremente. Dice Diego de Barcelona “esta Barcelona, en los siglos estériles de su mercante historia, no dio jamás un genio, un artista, un pensador. Todo eso se requiere para el cambio de Rumbo”.
Durante la revolución trabaja como redactor de “Solidaridad Obrera”. Un día, en plena guerra civil, se encuentra con Quim Borralleres, el de las tertulias del barcelonés, y este le retrae a Diego su condición de anarquista diciéndole que han matado muchos curas y su persecución. Ruiz contestará “¿Sabes qué es lo que pasa? En realidad, hay muy pocos cristianos “, se estaba refiriendo a que en realidad se había matado a muy pocos curas.
Ya en 1939, en el exilio, primero vive en Biarritz y después en Tolosa de Llanguedoc, donde escribe y publica su último libro De Goya y el Greco, el cual no he conseguido nunca tener entre mis manos.
Por su condición de malagueño fue convidado a realizar una conferencia taurina en el Sur de Francia, donde orientó su conferencia en señalar que lo único digno de la fiesta taurina era el animal, el toro.
Murió desahuciado y con una tristeza enorme, quizá recordando los tiempos de su paso por el Psiquiátrico de Salt, o sus mejores tiempos de redactor de L’enèmic del Poble o Solidaridad Obrera.
Con la nostalgia de sus buenos tiempos dejó de existir en el sur de Francia, en agosto de 1959. El olvido había empezado ya con el exilio de tantos anarquistas que habían hecho grande el anarquismo del primer tercio del siglo XX.
Gracias, muchas gracias, por tu legado, Diego Ruiz Rodríguez.

Notas
1.- Labor Nueva nº2, 3, 15-11-1905, 1-11-1905.
2.- Revista de Catalunya nº 89 juliol 1934, Joan Teixidor “Joan Salvat Papasseit”.
3.- Enciclopèdic 38 abril 2013 “Els nostres Arrauxats” por Manel Aisa.
4.- Plàcid Vidal, L’Assaig de la vida, Edicions Estel, Barcelona 1934, P.212. 230.
5.- L’Enèmic del Poble nº 1 y 2, marzo y abril de 1917,
6.- Diego Ruiz, Contes d’un filòsof. Contes de Gloria i Inferns. Pròleg, Cossètania 2009 P 19.
7.- El poble Català 10- 1-1907 artículo de Diego Ruiz.
8.- El poble Català 16- 1-1907 artículo de Diego Ruiz.
9.- Manel Aisa Pàmpols, Tras las huellas de una vida generosa: Aurelio Fernández Sánchez, El Lokal 2017, P.50.
10.- Manel Aisa Pàmpols, Els nostres arrauxats, Enciclopèdic nº 38.
11.- Dr. Diego Ruiz, Vacunar es asesinar, dejarse vacunar, suicidarse. Ed. Imprenta Agustín Núñez, Barcelona 1935, P.10.
12.- Revista Helios, agosto de 1935.

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