Antes de entrar en lo referente al espionaje del CNI a 65 líderes políticos, abogados, activistas relacionados con el “Procés” del independentismo catalán y vasco (2017), que han sido espiados por un spyware desarrollado por un sistema informático israelí, creado en 2010, por una empresa que tiene su sede en Herzliya, cerca de Tel Aviv, su nombre es NSO, que son la iniciales de sus creadores: Niv CARMI, Shalev Hulio y Omri Lavie. Pero quién es el que ha utilizado ese programa informático para espiar, en principio, a esas 65 personas, aunque la cifra puede llegar a 150, aunque hay medios de comunicación que amplía el número hasta los 1.500. Las siglas de quien ha espiado hasta al mismo presidente del Gobierno, la ministra de Defensa y el ministro de Interior (Pedro Sánchez, Margarita Robles y Fernando Grande-Marlaska, respectivamente) son CNI.

¿Qué es el CNI? El CNI es el Centro Nacional de Inteligencia, el servicio de inteligencia de España, creado en 2002, como sucesor del antiguo Centro Superior de Información de la Defensa (CESID). El CNI se integra dentro de la estructura general del Ministerio de Defensa como organismo público con autonomía funcional y personalidad jurídica propia y plena. Tiene la función de “máximo asesor” del Poder Ejecutivo en todo lo relacionado con la seguridad del Estado en materia de inteligencia. Su actual directora es, desde el 11 de mayo de este año, Esperanza Casteleiro Llamazares, en sustitución de Paz Esteban López, que ha estado en el cargo desde febrero de 2020 hasta el 10 de mayo de 2022.
La anterior agencia de inteligencia española (CESID) estuvo en funcionamiento desde 1977 hasta 2002, fue creado por el ministro de Defensa Manuel Gutiérrez Mellado, el que no obedeció la orden de Antonio Tejero, que dijo aquello de ¡Siéntense, coño!, en el Golpe de Estado del 23 – F de 1982. Dicha agencia fue creada el 14 de Julio de 1977, la cual fue sustituida por el actual CNI. Ésta agencia de inteligencia sustituyó a los organismos de inteligencia creados por la Dictadura del asesino Francisco Franco Bahamonde. Estaba formada por 2 organismos principales: a) la Tercera Sección de Información del Alto Estado Mayor (SIAEM); b) el Servicio Central de Documentación (SEDEC), dependiente de la Presidencia del Gobierno. Entre sus directores destacó el general Emilio Alonso Manglano, que dio cabida entre los miembros del CESID a las mujeres. Hoy el 33% de la plantilla del CNI (un total de 3.550 personas, con un presupuesto anual de 322,3 millones de euros) son mujeres, las cuales se incorporaron al espionaje en mayo de 1983. Tan sólo un 20% de los puestos vitales está ocupado por ellas. Cuando se incorporaron al CNI fueron recibidas con frases como éstas: “Que haces aquí, les había dicho que no me mandasen mujeres” “Otra más. Aquí terminarán mandando las mujeres”. Y así fue, en febrero de 2020, la directora del CNI fue, por primera vez en la historia del Centro de espionaje, una mujer, la antes mencionada Paz Esteban.
Vayamos ahora a la cuestión del “Caso Pegasus”, conocido también como el “Cas Catalangate”. La polémica saltó cuando la plataforma de investigación canadiense Citizen Lab (laboratorio de la Universidad de Toronto, auténtico cruzado contra el abuso de actores privados y estatales de la alta tecnología), reveló que más de 60 teléfonos fueron infectados, por el sofware desarrollado por la empresa israelí NSO, mediante un virus llamado Pegasus. Ya nadie duda de que detrás del espionaje está el CNI. Téngase en cuenta que Pegasus sólo es vendido, en teoría, a los Gobiernos y sus agencias de inteligencia (espionaje) y no a individuos o empresas privadas. La empresa NSO Group, deja en manos de los Gobiernos su utilización, partiendo de la ética y legalidad de cada Estado. Y nos preguntamos: ¿Cómo se puede dejar en manos de los Gobiernos y su ética tan delicada cuestión? ¿Qué ética y qué respeto a los derechos humanos hay en países como Arabia Saudí, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, Hungría, Polonia, Ruanda, Bharéin, y un larguísimo etcétera? Las cloacas de los Estados no tienen ética y se saltan la legalidad cuando lo creen conveniente para sus propios intereses, y funcionan de manera parecida en todas las partes del mundo.
Según afirma la citada plataforma canadiense, el espionaje tuvo lugar en el momento más álgido del Procés. Entre otros muchos fueron espiados: Artur Mas, Quim Torra, Pere Aragonés, Anna Gabriel, Toni Comín o Elsa Artadi. Abogados de Puigdemont y Oriol Junqueras, políticos de HB Bildu: Arnaldo Otegui y Jon Iñarritu. Aunque los
El espionaje del CNI: Caso Pegasus
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hechos son, sin duda, extremadamente graves, la sociedad, en su conjunto, no ha reaccionado como sería lógico. Los mismos que se quejan de la poca respuesta ciudadana, son quienes han contribuido a la falta de movilización, sólo que ahora los perjudicados son ellos y ellas y piden que seamos nosotros quienes salgamos en su apoyo. Como se puede comprobar al mirar la lista de países compradores, Rusia no aparece en la lista, el motivo es muy sencillo, el estado ruso es productor y vendedor de sistemas de sofware espías. Un ejemplo es el sofware espía ruso SORM para interceptar comunicaciones (tanto de telefonía como digitales) y se utiliza en países de Asia Central, Oriente Medio y Sudamérica. Rusia tiene una larga tradición de tecnologías punta de espionaje. El SORM motoriza el tráfico de mensajes de Internet, lee, copia y modifica correos electrónicos y páginas web. Existe una colaboración rusa-israelí, no de compra sino como socios tecnológicos. Buena parte del sofware de reconocimiento facial más sofisticado del mundo es ruso, como el de la compañía NtechLab, que se emplea, según numerosos expertos, de manera masiva contra manifestantes, tanto en EE.UU. como en la Unión Europea. Nadie en su sano juicio puede creerse la burda milonga de que el sofware Pegasus ha sido utilizado oficialmente en sólo 19 países de todo el mundo. Dicho virus puede extraer contenido de un móvil, teniendo acceso a textos o fotografías, activar el micrófono o la cámara para lograr datos en tiempo real de encuentros confidenciales. Es una verdadera tentación en manos de los Estados, máxime si son de corte dictatorial. Se dice que se utiliza para luchar contra el terrorismo, las organizaciones criminales, el blanqueo de dinero y la evasión de capitales. ¿Pero quién define qué grupo o entidad se puede incluir bajo esa denominación, cuando hay intereses de todo tipo para hacer una lista de los mismos? ¿Por qué es terrorista Hizbulá (Partido de Dios) y no el ejército israelí cuando masacra al pueblo palestino, o Marruecos cuando encarcela a rifeños que luchan por su autonomía política y económica?
Una vez salió a la luz pública el informe de la Universidad de Toronto, todos los partidos políticos se lanzaron en tromba para pedir responsabilidades por el espionaje, sobre todo los partidos independentistas catalanes, que han sido los más perjudicados por el “Catalangate”, ya que han sido decenas de cargos políticos los que se han visto afectados por ese espionaje de Estado, que es vulgarmente conocido como “cloacas del Estado” , de las cuales los libertarios hemos sido víctimas a lo largo de muchísimos años, mediante acusaciones falsas y juicios manipulados, cuando no montando tramas por los propios servicios de seguridad del Estado, siendo el de más repercusión el conocido como “Caso Scala”, sala de fiestas de Barcelona, enero de 1978, teniendo como mentor intelectual a Rodolfo Martín Villa y al enlace policial el delincuente/confidente Joaquín Gambin. Pero, quién mejor que nosotros y nosotras sabemos de las tramas policiales para atacarnos, sin que ningún partido político, que ahora piden justicia y transparencia, saliera a denunciar los múltiples abusos cometidos contra el Movimiento Libertario, en forma de falsas denuncias, teléfonos pinchados con orden judicial o sin ella, infiltrados en sindicatos, ateneos, locales ocupados, etc. No nos cansaremos de decir que nadie mejor que nosotros y nosotras sabemos lo que significan esas cloacas infectadas de fascismo, franquismo y democracia de corte colaboracionista con el entramado postfranquista y monárquico. De ello sabe mucho Alfonso Guerra, vicepresidente del Gobierno con Felipe González como presidente.
Lo que ha puesto de manifiesto el “Caso Pegasus” es que la ciudadanía no sabremos nunca lo que ha pasado realmente en todo este asunto de espionaje estatal, ya que todo quedará en la reunión de la comisión de secretos oficiales, pues lo tratado en ella no puede salir fuera de las cuatro paredes del lugar donde tenga lugar la reunión secreta de los partidos políticos con el Gobierno. Ante tal escándalo, el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez Castejón, ha anunciado dos nuevas iniciativas legislativas para regular el marco de acción de los Servicios Secretos de Inteligencia españoles (CNI): A) Nueva ley de información clasificada (denominada de servicios oficiales), que sustituya a la vigente de 1968 (franquista). B) Reforma la ley orgánica del control judicial del CNI, en la línea de las recomendaciones del Defensor del Pueblo y del Parlamento Europeo. A estas alturas de la llegada de la “democracia”, a la sociedad española, suenan a puro cinismo las palabras del presidente del Gobierno: “Hay que reforzar al máximo las garantías de control de las actividades del CNI, con máximo respeto a los derechos individuales y políticos de las personas”. Aquí tiene todo su sentido la expresión castiza de “A buenas horas mangas verdes”. Sólo se acuerdan de los derechos ciudadanos cuando ellos y ellas son las afectadas.
La ministra de Defensa, María Margarita Robles Fernández (tan demócrata y tan bien valorada por la derecha y la ultraderecha española), ha defendido la actuación del CNI con afirmaciones como éstas: “¿Qué tiene que hacer un Estado
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cuando alguien vulnera la Constitución o cuando alguien declara la independencia? ¿Qué tiene que hacer cuando alguien corta las vías públicas y genera disturbios? Les viene a Ustedes muy bien aparecer como víctimas. Nunca los he visto defender los principios básicos del Derecho”. Con estos mimbres tan democráticos, en manos de personas en cargos públicos, no nos extraña que pase lo que ha pasado y que ello tenga continuación en tiempos venideros. Para terminar, traemos las palabras de Junts X Cat, en boca de la diputada Mirian Nogueras, que definen perfectamente el estado de la cuestión: “Insisten en tomarnos el pelo y faltarnos el respeto. El presidente es el máximo responsable del espionaje al independentismo, del catalangate. Déjense de cuentos. Su Gobierno no limpia las cloacas del Estado, nos están espiando desde hace años”. No se acuerda la diputada Nogueras, que ellos hicieron lo mismo con el Movimiento Libertario cuando llegaron al poder de la Generalitat. Lo suyo no eran cuentos, era pura y dura realidad para quienes no comulgábamos con las piedras de molino que sus múltiples intereses, tanto políticos como económicos. Intereses que ahora se esconden con proclamas de tintes independentistas, y que hace muy poco eran de colaboración con el Gobierno Central, el mismo que ahora les espía, como hicieron con nosotros y nosotras cuando tuvieron el poder total, absoluto, en la época de Pujol y Compañía S.A. (Los Prenafetas y CIA). Que tengáis amnesia parcial para lo que os interesa, no implica que los demás la tengamos.

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