Manuel Xío Blanco (Mós)
Y por extensión, algunos más son de la misma opinión.
El germen maligno en ocasiones vertido sobre las páginas de libros diabólicos y satánicos,
o mejor dicho, libretos de adoctrinamiento, escritos por una mente esquizoide
y enferma de odio y venganza, como un virus se va inoculando a través de su lectura.
Así fue como aquella generación germánica, con un hatillo de letras impresas de alto
contagio, cayó en las redes de un visionario ya inoculado de rencor y rabia, como los
perros de laboratorio (probeta), bautizados como “dobermans”, de una clara inclinación
depredadora y asesina hasta con canes de su misma especie.
Las letras, al igual que los granos de arena, hacen playas, estepas, desiertos, etc. cuando
se engarzan de palabras, frases, ideas y doctrinas y se editan para que sean leídas
y aplicadas al “catecismo” ruin y peligroso como lo fue “Mi lucha”, lo siento, no
se alemán, y para aquellos que atentaron contra la Libertad un responso: “que la paz
descanse en paz”.
*(Atila, rey de los hunos)