Un CeNeTista
Los anarquistas y anarcosindicalistas siempre hemos sido enemigos de la lucha política parlamentaria, debido a que la lucha electoral y política divide a la clase trabajadora. No han sido pocas las veces que el anarquismo ha sido señalado como enemigo número uno de la unidad de acción de la clase obrera. Pero lo cierto es que los únicos que dividen a la clase trabajadora en aquello que les hace ser y tener conciencia de sí misma en el terreno económico, son los partidos políticos.
La política divide a la clase obrera que debe mantener su lucha principalmente en el terreno económico y cultural, y no, en ningún caso, en la lucha electoral y parlamentaria. En este caso, los únicos enemigos de la acción política y económica de la clase trabajadora son aquellos que se identifican con el marxismo y la socialdemocracia. La dividen en partidos políticos y los enfrentan para la conquista del poder. Sin embargo, a algunos partidos políticos no solamente les basta con dividir a la clase trabajadora y romper su unidad de acción en el terreno político, sino que también lo intentan romper en el terreno económico, constituyendo organizaciones sindicales que obedecen directrices del partido, politizando sus luchas y a sus enemigos.
En el fondo de todo esto podemos observar un sueño, un objetivo, la búsqueda de una Unidad de Acción de la clase trabajadora. La aspiración de que toda la clase obrera actúe bajo una misma organización. Durante muchos años, muchos militantes soñaron con esto y se hicieron acercamientos a otras organizaciones, pero nunca hubo más que pactos e intentonas.
Hoy este mismo sueño lo tienen algunos, pero entre las filas del anarcosindicalismo. Sin embargo, no es extraño que más de uno se confunda debido a la situación actual por la que atraviesa el anarcosindicalismo. Una confusión sobre todo para aquellas personas que no han tenido ningún interés en conocer los detalles, los acuerdos alcanzados en los Congresos de la CNT y la vida orgánica.
En algunos casos, es difícil entender por qué una organización que se autodenomina CIT está demandando a otra organización que se autodenomina CNT-AIT frente a la Audiencia Nacional.
Algunos espectadores sorprendidos, piensan que lo que debe hacer el anarcosindicalismo es dejarse de conflictos internos y conformar una sola organización anarcosindicalista que pueda tener la fuerza suficiente para plantar cara al Estado y al capitalismo. Sin embargo, lo que unos ven como un conflicto interno, otros ven una lucha de ideas que ha superado ya el ámbito especulativo y se ha trasladado al terreno de la acción. En cualquier caso, entre algunos militantes surge la misma idea, la de la Unidad de Acción del Anarcosindicalismo.
Siempre hemos sido partidarios de la unidad de la clase obrera y, en esto, no debe haber ninguna duda. Sin embargo, pensamos que esta unidad no puede ser establecida sin más, debe serlo bajo los principios del anarcosindicalismo.
En primer lugar, esa unidad de acción es traicionada por organizaciones políticas y partidos, por el marxismo y la socialdemocracia, alejando a la clase obrera de su principal finalidad: la abolición del trabajo asalariado, la abolición de la propiedad privada y la abolición del principio de gobierno; y alejándola también de una posible reorganización de la sociedad sobre la base del trabajo libre, la posesión colectiva de los medios de producción y consumo, y la unión libre y voluntaria.
En segundo lugar, la unidad de la clase trabajadora es traicionada también por la exigencia democrática de la pluralidad de partidos y organizaciones sindicales, una exigencia derivada de la aparente ruptura con la Dictadura y del Sindicato Vertical. La existencia de organizaciones sindicales de carácter corporativo, suponen un obstáculo para la unidad de acción de la clase trabajadora e impide el ejercicio de toda solidaridad de clase, más aún cuando su objetivo no es la lucha directa contra el capitalismo, sino la lucha política dentro del movimiento obrero o del empresariado sindical.
En lo que respecta al anarcosindicalismo, algunos militantes tenemos muy claro que nuestro objetivo es la Unidad Confederal del anarcosindicalismo y estamos totalmente de acuerdo con aquellas compañeras y compañeros que son partidarios de que exista una sola organización anarcosindicalista en nuestra región, no para tener un control sino para poder coordinar los esfuerzos dirigidos a la lucha contra el capitalismo. Ahora, una cosa es lo que a nosotros nos gustaría y otra muy distinta lo que tenemos a nuestro alrededor.
A pesar de todo esto, unos pocos han querido hablar de la unificación de la CIT y de la CNT-AIT. Sin entrar en detalles, sería incrédulo obviar que para que pueda darse este caso, la CIT debería tomar posición y aclarar muchas cuestiones, tantas, que en ningún caso podríamos hablar de una posible unificación del anarcosindicalismo a medio y corto plazo. Y por otra parte que la CNT-AIT esté dispuesta a ello, cosa que es imposible. Sobre todo, porque es la CIT la que debe, en primer lugar, abandonar su hostilidad contra la CNT-AIT, no solamente en el terreno sindical sino en el terreno judicial. Recordemos que la CIT presentó 26 demandas judiciales y una denuncia penal contra sindicatos y militantes de la CNT-AIT, y se prepara para presentar muchas más contra nuestras organizaciones.
La unificación o la unidad del anarcosindicalismo tiene o debe tener siempre una condición: la voluntad firme en la unión, el cese de cualquier hostilidad y la intención de abandonar cualquier conflicto. No tiene ningún sentido hablar de unificación del anarcosindicalismo con aquellos que quieren destruirte y dedican cantidades ingentes de recursos a ello.
Por otra parte, la unidad del anarcosindicalismo no puede ser en ningún caso la unificación del anarcosindicalismo con la corrupción, con un Gabinete Técnico Confederal, con asalariados del sindicato, con cargos responsables de la persecución y destrucción de la CNT-AIT, con maniobras políticas, con Comités y con acuerdos de Congreso que rompen con el anarcosindicalismo, etc.
Sin embargo, pareciera que en esta situación no pudiera existir la esperanza, en mi opinión todo lo contrario. Existe una posible vía de unificación del anarcosindicalismo, y es la que hemos mantenido y defendido hasta el presente muchos sindicatos de la CNT-AIT. Aquella que ha conseguido que la CNT-AIT crezca, con las adhesiones de muchos sindicatos. Lo que aquí hemos llamado la crisis territorial de la CIT, y que no es nada más y nada menos que la adhesión de aquellos sindicatos pertenecientes a la CIT, y que son críticos y partidarios de la CNT-AIT.
No han sido pocos los sindicatos que han optado por tomar esta decisión. En los últimos meses, Girona, Figueres, Badalona, Almería, Asturies (Gijón y La Felguera), Tierra Leonesa, y nuevos Núcleos Confederales en Villarrobledo, Hellín y Palencia. En el último Pleno Nacional de la CNT-AIT se discutirán las ratificaciones de Almería y Asturies, y se discutirá la adhesión de la Federación Local de Sindicatos de Fraga.
Estamos convencidos que éste será el camino que van a adoptar muchos sindicatos en el futuro, sobre todo una vez que se celebre el próximo Congreso de la CIT en España, que sentará las bases de una organización cada vez más alejada de su finalidad y más cercana al modelo oficial. Por todo ello, nos reafirmamos en nuestro llamamiento a todos aquellos sindicatos anarcosindicalistas a que se adhieran a la CNT-AIT y juntos podamos crear el futuro que tanto deseamos.
POR LA UNIDAD DEL ANARCOSINDICALISMO, CONTRA EL SINDICALISMO VERTICAL