Manel Aisa Pàmpols

Hasta aquí todo parece normal y extraordinario, una entrevista al propio Durruti en el fragor de la Batalla a pocos metros del silbar de las balas y el estruendo de los cañones.
Una entrevista con frases épicas que levanta el ánimo de muchos anarquistas e incluso republicanos del Estado español o del otro lado del océano, incluso décadas después, ya que los sueños, sueños son y las ilusiones por caminar en un mundo nuevo están siempre presente en esos corazones anarquistas.
Recordemos aquella entrevista con la traducción al castellano que tuvo en su día Abel Paz para publicar en su libro “El proletariado en Armas, Buenaventura Durruti”.
Van Paassen dice: “¿Por qué dices a pesar del gobierno? ¿Es que el gobierno no combate a la rebelión fascista?
Durruti: El Gobierno no combate. “Ningún gobierno en el mundo combate al fascismo para suprimirlo. Cuando la burguesía ve que el poder se le escapa de las manos recurre al fascismo a fin de poder mantener sus privilegios. …. “Sí, el presente gobierno espera aún poder emplear a las fuerzas rebeldes para aplastar al movimiento de los trabajadores”.

Apasionante este diálogo de Van Paassen que entrevista a Buenaventura Durruti, que da para analizar cada una de las frase redactadas en aquel momento.
Pero ahora, quizá sería bueno, conocer y echar una mirada al Canadá de los años 30 e incluso un poco más hacia atrás.
No olvidemos la revolución rusa llenó páginas de historia y literatura, en todo el planeta, intentando entender que estaba pasando allí, en Rusia, pero también en otros lugares del mundo capitalista que en aquellos años andaba muy revuelto, en el momento en que el capitalismo también se estaba desarrollando y los obreros, cansados de sus malas condiciones de vida y trabajos, buscaban con ahínco mejorar sus vidas.
En Canadá, en aquel tiempo, el Capitalismo tenía sus detractores, aunque no tuviera el Comunismo una cierta implantación, pero si existían grupos o partidos socialdemócratas que, de alguna manera, cuestionaba mucho el Capitalismo y sus formas de actuar, sobre todo, en el país vecino y, por ejemplo, unos años antes, en 1933, se habían producido convenciones en Canadá donde se daban alternativas al Capitalismo, por ejemplo el “Manifiesto de Regina”, que partía de la Federación Cooperativa del Commonwealth.
Pero dejemos esto del Manifiesto, que nos queda un tanto lejano, y vayamos a la prensa canadiense del momento, había un par de periódicos canadienses: “Toronto Star” y “Toronto Globe”, por ambos periódicos paso Van Paassen , que competían por la información, primero en los años de la primera guerra mundial y posteriores, siguiendo los pasos primero de la Revolución Rusa, y después los entresijos de aquella Europa candescente, años más tarde con el resurgimiento de una Alemania que volvía a auto quererse, de una manera algo estúpida, que cada vez daba más miedo al resto del mundo.
Ser corresponsal en Europa era toda una aventura para Pierre Van Passen. El director del periódico “Toronto Star”, llamado Atkinson, siempre le recomendaba que: “Escribe lo que ves, no lo que te dicen, y no colorees nada que se adapte a los prejuicios de canadienses o a la propaganda rusa”. Así pues, podemos entender que el “Toronto Star” era un periódico de izquierdas que apoyaba directamente a la Revolución Rusa, pero que tenía que moverse en las dos direcciones, o sea, contentar a su gente que en su mayoría era algo conservadora y creyente.
Al parecer, y según el investigador Ross Harkness, que realizó una investigación sobre el director de “The Star” de Toronto, J. E. Atkinson, jefe, o mejor como hemos visto antes, quién marcaba las directrices del periódico, y esa investigación se llegó a publicar en las ediciones de la Universidad de Toronto en 1963. Harkness hace un trabajo de campo que nos toca directamente a los sueños del anarquismo del 36, pero también del hoy cuando, en sus investigaciones de J. E. Atkinson, le conducen hasta el personaje en cuestión, que no es ni más ni menos que Pierre Van Paassen, que Ross nos recuerda que estaba de corresponsal en París desde un año antes de llegar Hitler al poder, y el 15 de marzo de 1932 lanza un despacho de París hacía Toronto donde dice “Hitler tiene el destino de Europa en sus manos” y ya en sus crónicas predice el triunfo de Hitler y que éste aplastara con contundencia a los movimientos obreros de aquel país.
No era fácil de entender aquella Europa para el consumidor de periódicos de Canadá, que en aquel momento veían con buenos ojos a Hitler y Mussolini y tiempo después a Franco, porque en su catolicismo creían los canadienses que esos tres señores de la guerra luchaban contra el comunismo feroz. Solamente las noticias que llegaban sobre los judíos contradecían el criterio de la opinión pública canadiense, ya en marzo de 1934 Van Paassen predijo y público en “The Star” que los judíos alemanes están condenados a muerte, esclavitud o exilio, y encima, cuando aún no se había producido, predijo Van Paassen la alianza entre Alemania, Italia y Japón.
Tuvo el privilegio de ser el primer corresponsal de prensa americana y europea de ser prohibido en Alemania por el Nazismo.
En agosto de 1936, a Van Paassen el periódico The Star le encarga la corresponsalía de la guerra de España, siempre desde París, en aquel momento aprovechó que a España estaban llegando muchos voluntarios canadienses que se inscribían en las Brigadas Internacionales, era un momento óptimo para hablar, desde la España Republicana, a unos conciudadanos canadienses que mantenían su fe ciega en el catolicismo, por lo que, al parecer, tenían más simpatías por el franquismo, que defendía la Iglesia.
Pero, hay dos cosas a tener en cuenta, quién es el lector, en un momento que el franquismo vetaba a la mayoría de los periodistas internacionales, y el filón por publicar desde París llegó la ficción, y, poco después, la extraordinaria idea, la vida de más de uno de los Brigadistas Canadienses tanto se disparó que incluso fue despedido por Atkinson director del periódico.
En conclusión, el investigador Ross Harkness, en 1963, ya nos dice que Pierre Van Paassen nunca estuvo en España durante la revolución, y menos en el frente de Aragón, por lo que la entrevista fue totalmente inventada, y esas palabras mágicas, del buen revolucionario Buenaventura Durruti, nunca fueron dichas por él, al menos al periodista holandés /canadiense Pierre Van Paassen, pero entendemos que Van Paassen, sin duda, tenía referencias de Durruti y de lo que se estaba cociendo en el frente de Aragón y ayudado por su ímpetu izquierdista escribió para “Toronto Star”.
Van Paassen: ¿Creéis que podéis vencer solos?
Durruti: No contestó. Se golpeó ligeramente la barbilla y sus ojos resplandecían como el que tiene una idea fija.
Van Paassen: “Incluso si salís victoriosos de la contienda os hallaréis sentados sobre un montón de ruinas.
Durruti: “Hemos vivido en casuchas miserables y en cuevas, (repuso pausadamente) “Sabremos como acomodarnos durante cierto tiempo. Pero no olvides que nosotros también sabemos construir. Somos nosotros los que hemos construido palacios y ciudades en España, en América y en todas partes. Nosotros, los trabajadores, podemos construir otros para reemplazarlos. Y mucho mejores. Las ruinas no nos dan miedo. Vamos a heredar la tierra, no hay duda de ello. La burguesía puede dejar su propio mundo en ruinas al marcar su último paso por la historia. Un nuevo mundo se abre ante nosotros, aquí, en nuestros corazones (dijo con un mormullo ronco) “En este mismo minuto el mundo está creciendo”.
Bien, esa entrevista tan querida por los anarquistas españoles y catalanes nunca existió, ya hace años que se público esta información en Canadá, sin embargo, aquí, en Barcelona, Catalunya y por donde fueres, se sigue creyendo qué “llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones” partió de los labios y del pensamiento de Buenaventura Durruti y, a buen seguro que si no llegó a pronunciar dicha frase, estamos seguros que era la práctica cotidianidad de Buenaventura Durruti “Llevar un mundo nuevo en nuestros corazones”.
Es decir, quién en realidad escribió, y seguramente pensó que “llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones”, fue el periodista Pierre Van Paassen.

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