En los más de cuarenta años de la revista Orto, no se había producido un hecho como éste. Por primera vez dos editoriales seguidas tienen un mismo tema. El asunto es de tanta gravedad que, a pesar de que en el número pasado se escribió sobre la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, no queda más remedio que volver a hacer incidencia en ello, y volver a escribir sobre el reciente informe de la ONU, relacionado con la gravísima situación en que se encuentra el planeta y las imprevisibles consecuencias que ello producirá, si no se pone rápidamente coto a los continuos desmanes de gobiernos y empresas, que han causado ya daños irreversibles en algunas partes de la Tierra. El nuevo informe, número sexto, del IPCC (Intergubernamental Panel sobre el Cambio Climático) marca el momento actual como decisivo para la Humanidad: se necesita una acción climática contundente y con urgencia.
Este informe del panel de expertos en Cambio Climático de la ONU, fortalece la evidencia científica que hay entre las emisiones de gases de efecto invernadero (acción producida por el hombre) y los eventos climáticos extremos. Este informe puede ser clave en los múltiples litigios existentes entre Gobiernos y empresas y las entidades ecologistas. El IPCC insta a los Gobiernos a que revisen y aumenten los objetivos climáticos para poder alcanzar nuevos acuerdos en la COP 26, que tendrá lugar en la ciudad inglesa de Gasglow (Reino Unido), del 1 al 12 de noviembre de este año. El nuevo informe del Grupo de Trabajo 1 del IPCC sobre la Base de las Ciencias Físicas presentado en Naciones Unidas realiza una clara advertencia de hacia dónde se dirige el planeta si no se toman medidas urgentes: las consecuencias del Cambio Climático serán devastadoras.
Dicho informe es la primera parte del Sexto informe de Evaluación del IPCC, elaborado por los mejores científicos del mundo, que resume el conocimiento científico más reciente de lo que está sucediendo en el sistema climático. Este informe fortalece todavía más la conexión entre las emisiones de gases de efecto invernadero y el agravamiento de los fenómenos meteorológicos extremos, lo cual significa que, si los Gobiernos no fortalecen sus objetivos climáticos para 2030, la humanidad entera sería la principal víctima. “No vamos a permitir que este informe se archive ante la pasividad de los gobiernos, al contrario, lo llevaremos a los tribunales para exigir justicia climática. Al fortalecer aún más la evidencia científica entre emisiones humanas y el clima extremo. El IPCC ha proporcionado más pruebas para responsabilizar directamente a la industria de los combustibles fósiles y a los gobiernos por la emergencia climática. No hay más que ver la reciente victoria judicial de las ONG’s contra Shell para darse cuenta de la poderosa que puede ser la ciencia del IPCC”, ha señalado Kisa Kosonen, asesora política de Clima y Energía de Greenpace Internacional.
Este informe revela que la situación actual es decisiva para la humanidad, por lo que es necesario actuar con rapidez y contundencia, aquí no valen paños calientes ni poner parches que no contribuyen a revertir la nefasta gestión de los gobiernos y empresas en materia climática y el brutal deterioro del planeta en diversos aspectos, entre ellos el que hace referencia al clima y sus consecuencias en el desarrollo de la vida tal como la conocemos en la actualidad, efectos que repercuten en cualquier tipo de vida en el planeta tierra. Y continuamos con las acertadas palabras de Kosonen, que afirma: “Los eventos climáticos extremos agravados por la emisiones de CO2 son más virulentos que nunca, pero, al mismo tiempo, se están logrando grandes avances con soluciones como la energía solar y eólica, que son la forma más barata de producir nueva energía en la mayor parte del mundo; la movilidad sin petróleo, la disminución del apoyo financiero para el carbón. Un mundo libre de combustibles fósiles está cada vez más cerca. Es el momento de levantarse, ser audaces y pensar a lo grande. Necesitamos acelerar la protección para las comunidades locales y las personas que pagan el precio más alto por la inacción climática”. No se puede estar más de acuerdo con las dos citas de Kaisa Kosonen. Aunque habría que añadir que no se trata de cambiar las energías contaminantes por otras que no contaminen o contaminen menos, sino dar un giro de 360 grados al sistema que rige los destinos de la humanidad en nuestros tiempos. Sin un cambio radical del sistema no hay salvación posible, de continuar con los parámetros sociales y económicos en los que nos movemos, mejor, nos hacen transitar, la cuestión no tiene arreglo, y vamos derechos a un desastre global imparable, el decrecimiento como modelo general es el único posible. Los daños causados al planeta desde la llegada de la Revolución Industrial se están haciendo presentes con virulencia en algunos acontecimientos actuales: contaminación de ríos, mares, océanos, zonas glaciares, lagos, altas montañas, destrucción de la fauna y la flora con la desaparición de miles de especies tanto vegetales como animales, etc. Pero todo ello, al capitalismo salvaje y asesino, en forma de neoliberalismo, le tiene sin cuidado. A las grandes corporaciones financieras, a los fondos buitre, a las grandes empresas, la situación del planeta les importa un comino, lo único que les interesa es que su cuenta de resultados favorables sea lo más grande posible, lo demás es secundario en su ideario de especulación y latrocinio.
Esta generación de lideresas y líderes políticos mundiales será la última generación a la que los científicos adviertan sobre la gravedad de la crisis climática, y no pueden permitirse el lujo de ignorarlos como han hecho los anteriores. El aumento de la frecuencia e intensidad de los desastres climáticos, que han arrasado y arrasan, que han inundado e inundan muchas partes del mundo en los últimos meses es el resultado de la inacción pasada. A menos que los líderes mundiales, finalmente, comiencen a actuar ante las advertencias del Sexto Informe, las cosas empeoraran de manera alarmante y la situación será del todo irreversible. EL Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) fue creado en 1988 para facilitar evaluaciones integrales del estado de los conocimientos científicos técnicos y socioeconómicos sobre el cambio climático, sus causas, posibles repercusiones y estrategias de respuesta. Desde el inicio de su labor en 1988, el IPCC ha preparado cinco informes de evaluación de varios volúmenes. Ahora se encuentra en su sexto ciclo de evaluación, las contribuciones de los tres Grupos de trabajo al IE6 estarán listas a primeros del próximo año. Además de informes de evaluación, el IPCC publica informes especiales sobre temas concretos, tales como la aviación, los efectos regionales del cambio climático, la transferencia de tecnología, los escenarios de emisiones, el uso del suelo, el cambio de uso del suelo y la silvicultura, la captación y almacenamiento de dióxido de carbono y la relación entre la protección de la capa de ozono y el sistema climático mundial.
Según la Organizaciones Ecologistas, ante el informe del clima de la ONU: “La naturaleza ya no tienen más margen de maniobra. Subrayan lo que se venía esperando: el ser humano se encuentra detrás del impacto climático y de sus eventos más drásticos”. Los gobiernos no están preparados, ya que carecen de un plan para reducir el cambio, tampoco existe ninguno para enfrentarse a él. Los expertos aseguran que algunos daños son irreparables y nos acompañarán durante largos períodos de tiempo. Volver a reducir la temperatura del planeta llevará siglos. Es importante la concienciación popular y la colaboración ciudadana debe ser inmediata. No se puede pensar: ya empezaré en 2030. En esa fecha la solución debe estar ya aplicada. Sin embargo, el mundo escucha, pero no actúa lo suficiente. Los “compromisos” de los países remitidos para atajar el calentamiento global implican el doble de las emisiones de CO2 de lo permisible para limitar el exceso de calor en 1,5 grados como marca el Acuerdo de París de 2015. La ONU avisa que nadie está a salvo de los daños de la crisis climática causada por la Humanidad. El informe climático de la ONU, conocido el pasado 9 de agosto, establece la responsabilidad “inequívoca” de la Humanidad en la crisis climática y que es una alerta roja, hasta ahora ignorada por los países.
Que el futuro será más caluroso es una certeza incuestionable, ¿cuánto?, eso depende de nosotros y, sobre todo, de los países que hacen caso omiso a las advertencias de los expertos en clima. Algunas devastadoras consecuencias ya son inevitables. Se retrasó la reducción de emisiones de combustibles fósiles, y el calentamiento global se intensificará en los próximos 30 años. Cuando escribimos esta editorial, las noticias son que este año ha aumentado la emisión de GEI a la atmósfera. Desde el siglo XIX el ser humano ha calentado el planeta en 1,1 grados: la quema de carbón, petróleo y gas para obtener energía, están entre las causas principales de ese calentamiento. Un fracaso en la toma de decisiones urgentes y radicales podría llevarnos a los 4 grados centígrados, lo cual llevaría a un colapso irreversible de las inmensas capas de hielo de Groenlandia y la Antártida Occidental. Pero los causantes principales de esta nefasta situación tienen nombre, y no están por la labor de revertir la situación. Los países más contaminantes son: China, Estados Unidos, Unión Europea, India, Rusia, Japón, Brasil, Indonesia y Canadá. Desde 1950 las olas de calor son más calientes y prolongadas en el tiempo. Antes había una ola de calor cada 50 años, en la actualidad se ha acortado a 10 años, pero al paso que vamos se podrían producir anualmente si la temperatura llegase a los 4 grados. Las políticas actuales de los gobiernos mundiales harán que el planeta se caliente entre 2-3 grados para finales de siglo. Es por ello, que de manera urgente hay que ir mucho más allá de los Acuerdos de París.