Rafael Sánchez García
A través de su hijo José no hemos enterado del fallecimiento, en Méounes, el 10 de agosto de 2020, del compañero Ángel Tomás. Nació en Cheste, pueblo de la provincia de Valencia, en 1921. Era hijo de campesinos acomodados. Su padre y su madre fueron los que lo encaminaron al deseo de aprender y la busca de la libertad y la justicia social, tomando conciencia al percatarse de la injusticia social y la miseria que pasaban los trabajadores.
Al estallar el levantamiento clerical fascista, el mes de julio de 1936, los patronos huyeron y abandonaron las tierras, quedando estas sin trabajar durante unos meses. Después se organizó una Colectividad, de la que fue secretario y encargado, entre otras cosas, de la administración, y en la que todo el mundo trabajó con ganas y entusiasmo. Fue uno de los fundadores de las Juventudes Libertarias, de las que fue secretario y animó el Ateneo, y, junto con otros, dio clases a niños sin escuela y a adultos que querían aprender a leer y escribir.
Como era demasiado joven no fue movilizado y fue a trabajar voluntario, sin cobrar, a la Colectividad, al Ayuntamiento y a animar el Ateneo, encargándose de la distribución de abastos y de actividades culturales.
Los soldados de la 118 División, anarquista, estaba acuartelados en casas de Chstanos e iban, a menudo, al Ateneo, de los cuales se amigo de muchos. A finales de marzo de 1939 se fue con ellos camino del puerto de Alicante, en el cual sucedieron los hechos tantas veces contados y escritos en diferentes libros de historia sobre la guerra civil española, yendo a parar al Campo de los Almendros, los cuales dejaron sin hojas a causa del hambre que pasaron. Luego, fue trasladado al Campo de Albatera, de donde, con un amigo, consiguió escaparse y volvió a su pueblo, viviendo en el mismo, cosa increíble, durante un año.
Como nunca había llevado un arma, ni pegado un sólo tiro, fue castigado de forma leve como “rojo” gracias a la protección de su madrina, que era pareja de un fascista de fascista y porque tenía algunos amigos de infancia que eran de derechas. De entre ellos, su mejor amigo le propuso de entrar en Falange, y después de consultar con el primer Comité Nacional clandestino de la CNT en Valencia, aceptó, lo cual sirvió para que el nuevo miembro de Falange pudiera preparar papeles falsos para ayudar a otros compañeros y compañeras de la organización.
Viendo que el cerco de los fascistas se iba estrechando, decide huir a Francia, en donde encontró a compañeros y se integró en los equipos de leñadores en los que trabajaban. Con un compañero de la Red de evasión de Ponzán entró en España, a Barcelona, tres veces.
A principios de la Segunda Guerra Mundial, fue detenido 3 veces en Marsella
Durante la invasión nazi en Francia estuvo varias veces en Marsella. Luego marchó a Córcega y entró en contacto con los grupos de la Resistencia local.
Al terminar la guerra regresa al continente y trabaja en la madera en Méounes-les-Montrieux, en el Departamento del Var, donde conoció a su compañera Jeanne, tuvieron tres hijos.
Ángel siempre fue fiel a los ideales anarquistas, prestando siempre solidaridad a todo aquel que lo necesitaba.
Año tras año, la muerte se está llevando a todas y todos los que propiciaron y vivieron, a la par que la lucha contra el fascismo, aquella Revolución Social que los trabajadores y trabajadoras españoles iniciaron al producirse el golpe clerical fascista.
El entusiasmo con el que los más jóvenes escuchábamos, a la muerte del asesino Franco, los relatos de lo por ellas y ellos hecho y vivido hizo que nuestra toma de contacto con el ideal anarquista fuese un hecho imposible de describirlo con palabras. Para muchas y muchos de nosotros su ejemplo de honradez, de ética y de compromiso ideológico ha sido la lámpara que nos alumbró y guio en este camino de compromiso en la lucha por la consecución de un mundo más justo, humano y solidario. En esa tarea seguimos y, después de nosotras y nosotros, vendrán otras generaciones que cogerán el testigo que las revolucionarias y revolucionarios anarquistas de 1936 nos legaron.
Compañero Ángel, que la tierra te sea leve.