Rafael Sánchez García
Que el Capitalismo es genocida es algo sabido y demostrado porque su historia así nos lo han confirmado y confirma día a día.
El Capitalismo necesita de la guerra, la miseria, del hambre y de las enfermedades para poder subsistir, es algo que le es consustancial desde el momento de su aparición. Hace algunos años que ya había quienes decían, y muchos se creían, que el Capitalismo había tocado techo y que su desaparición estaba cada vez más cerca. Pero sólo le bastó una gran crisis, como en otras épocas, para reorganizarse, mientras las sociedades quedaban atrapadas en la miseria creada y en la angustia por sobrevivir, y seguir adelante con su planteamiento de que sin él las economías no salen adelante.
Y henos aquí, en el año 21, del siglo XXI, con un Capitalismo, que incluye al Capitalismo comunista chino, más global y globalizado y que nos está llevando y poniendo a las puertas de nuestra propia autodestrucción, cosa, por lo demás, ya predicha hace más de 50 años por muchos locos y locas, visionarios ya entonces, de esta huida hacia delante de este gran asesino que es el Capitalismo.
Hoy, los seres humanos se encuentran enzarzados en una infinidad de conflictos bélicos, unos por cuestiones religiosas y, los más, por cuestiones territoriales y económicas. Conflictos que están generando la huida de grandes masas de sus poblaciones a causa de la muerte y la miseria económica que estos conflictos generan. Muchos de estos conflictos son mantenidos en el tiempo por el propio Capitalismo porque hace trueque de armas por materias primas: un ejemplo de ello es el conflicto bélico del Congo, donde hay mucho coltán, mineral necesario para la fabricación de los móviles y que con tanta frivolidad se cambian en el llamado primer mundo.
Hay conflictos bélicos en países que fueron colonias de muchos países europeos. Unos países a los que, durante la colonización, les fueron robadas sus materias primas y que, posteriormente, su descolonización se hizo lo peor posible, este es el caso de Palestina, en la que los ingleses engañaron a los palestinos y se creó el Estado de Israel, lo que provocó que parte del pueblo palestino marchara al exilio; desde entonces el genocidio, sistemático, que llevan perpetrando contra el pueblo palestino, al que encierran cada vez más en un territorio cada vez más pequeño, no tiene fin, hasta llegar a la situación en que nos encontramos a fecha de hoy. Hace unos años, un numeroso grupo de ciudadanas y ciudadanos israelíes, supervivientes de los Campos de Exterminio nazi, hicieron un manifiesto en contra del genocidio que su país estaba haciendo con el pueblo palestino. De nada sirvió.
Otro tanto podemos decir del pueblo saharaui, al que España abandonó, tras esquilmarles sus recursos minerales, en las manos del rey de Marruecos. Desde entonces, la represión del Estado marroquí, el exilio y la lucha por la supervivencia es la forma de vida del pueblo saharaui. Y hoy, mayo de 2021, España se encuentra con una crisis migratoria, propiciada por el gobierno marroquí como forma de presión, que ha hecho que casi ocho mil ciudadanos marroquíes, mujeres, hombres y niños, huyan de la miseria que padecen en su país e intenten, poniendo en riesgo su vida, entrar en España buscando una vida mejor. La respuesta de España ha sido el ejército a la calle, más policía y las devoluciones en caliente. La respuesta española es como la de toda Europa, y es la consecuencia del pago de cantidades millonarias, a los países limítrofes, para que contengan los flujos migratorios. Pero cuando estos países quieren presionar a Europa tienen la solución en sus manos, que no es otra que la de abrir fronteras y mirar para otro lado para que esos flujos sigan su camino.
Otra cuestión que hace que los jóvenes, y los no tan jóvenes, abandonen sus países es el hecho de que los grandes países capitalistas están comprando inmensas cantidades de tierras en África (un ejemplo de ello son China, Rusia, EE.U.U., etc.), y sus recursos, a los gobiernos de turno, por miserables cantidades económicas que los está llevando a que se queden sin el futuro que son la generaciones jóvenes. Éstas huyen hacia Europa en busca de mejores condiciones de vida, una huida que ha convertido el mar Mediterráneo en un auténtico cementerio, y los que no mueren en el intento se encuentran con que en las fronteras se está generando una auténtica crisis humanitaria, y la vida diaria, de los que consiguen llegar a su destino, en una auténtica y real vida de miseria. La incalculable cantidad de millones gastados en fronteras, en pagar a otros estados la contención de flujos migratorios, en las devoluciones, en los CIES y en la cantidad de fuerzas represivas que les son necesarias a los estados para contener esos flujos migratorios, serían suficientes para el desarrollo en origen de esos países, acompañado esto, también, con dejar de robarles sus recursos o pagando lo justo por sus materias primas y no subvencionado productos de aquí para que sus precios sean más bajos que los de allí.
Y ante toda esta cantidad de fechorías que genera la sociedad capitalista, ante tanta guerra y tantos muertos, ante tanta vulneración de los derechos humanos y los asesinatos y torturas que conllevan, ante tanta producción de productos y alimentos basura, que sólo hacen que enfermar a los seres humanos y al planeta, ante tanta enfermedad y pandemia, como consecuencia de la producción sin sentido del Capitalismo y de su huida hacia adelante para seguir acumulando beneficios, ante todo esto ¿Qué hacen los trabajadores y el resto de los ciudadanos del Planeta? Sencillamente, nada de nada. Se mira para otro lado y a seguir viviendo y padeciendo todas estas maldades criminales que el Capitalismo y todos los estados, ya se llamen democráticos, dictatoriales o comunistas, nos imponen. Los pueblos sólo llegan a movilizarse cuando hay elecciones en sus respectivos países, creyéndose que con su voto ellos deciden, pero en realidad sólo deciden el color político de quienes durante unos años le va a dirigir su vida y va a servir al Capitalismo para implementar e imponer a los pueblos lo que éste necesita para seguir su huida hacia adelante en pos de cada vez más beneficios.
Es hora de no mirar para otro lado, es hora de darnos cuenta de que no se puede ser un ser digno y humano y vivir con todas estas miserias y todos estos muertos a nuestro alrededor, es hora de no permitir que el fascismo siga envenenando nuestras sociedades, es hora de no permitir a nadie actitudes racistas y xenófobas, es hora de pronunciar bien alto que todos los seres humanos somos iguales y que tenemos los mismos derechos, es hora de gritar que las fronteras sólo son muros ficticios impuestos por el Capitalismo y el Estado, es hora de decir ¡BASTA YA! a todo eso. Es hora de pronunciar bien alto MUERTE AL CAPITALISMO Y A SU BRAZO ARMADO EL ESTADO. ES HORA, DE UNA VEZ POR TODAS, DE PASAR A LA ACCIÓN. El futuro de la Humanidad y del Planeta está en juego y, por tanto, la vida de las generaciones futuras está en juego.