Salomé Moltó
Toda persona tiene sus inquietudes, problemas, carencias y frustraciones y alguna que otra vez logros, pequeñas satisfacciones y esto ¿es bueno o malo?, pues como casi todo, tiene su lado positivo o no tanto.
Cuando logramos los objetivos soñados o meramente planteados, solemos cerrarnos en un círculo en el que ya nadie puede entrar, si no es para hacer reverencias a ese logro que se ha obtenido, normalmente con bastante esfuerzo y en cambio obstruimos el paso a un posible progreso o mejora que todo puede tener en su composición.
Se puede aludir que un cuadro de Picasso, Goya, Van Ghog, etc., son hermosos, tal cual y sería un absurdo intentar imponer un cambio que lo alterara o cambiara en su base y formación. Y esto en ese terreno es una gran verdad, una obra de arte es tal que la vemos, de la forma que ha sido elaborada. On ne peut pas toucher: Eran los pensamientos que me abordaban en los infinitos paseos por el Louvre, que he tenido el privilegio de hacer. La Venus de Milo, la Victoire de Samotrace, la Joconde etc.
El Cristo de Raffael, ¿se puede modificar? No, por supuesto, sería un sacrilegio, pero claro, ¿hemos de aceptar las cosas como son o tenemos licencia para cambiarlas, mejorarlas y al hacerlo ¿nos mejoramos nosotros mismos? Y lo mismo nos ocurre cuando los fines de semana podemos gozar del arte de un pintor local como Carlos Marchan y no digamos de otros muchos, como Arjona, por citar algunos, aunque muchos no tengamos el placer de poder admirar. ¿Y si se propone al Ayuntamiento que haga una exposición con entrada gratuita para los Colegios e Institutos? Quién sabe si no es una idea descabellada, porque es la ciudadanía la que tiene que pedir cosas y los artistas ejecutarlas y la administración hacer la gestión ¿o no?
El debate tiene un punto muy importante, no confundir los conceptos ni interpretarlos en la misma vara de medir, como diría mi abuela, porque una cosa es la ciencia y otra el arte, que son dos conceptos: lo que inspira y lo que reflexiona, pero por favor, no me toquen el arte, dejen que, al igual que generaciones pasadas, podamos admirar algo que nos gustaría que las generaciones posteriores pudieran admirar igualmente, y no confundamos el Arte con la Investigación, que intenta progresar a través de un estudio y por supuesto un cambio evolutivo.