Floreal Rodríguez de la Paz

Luchas veraces fueron aquellas que se desarrollaron mientras la miseria del hambre segaba vidas indefensas en busca de la subsistencia. Pero el ser humano no descuida las sombras del peligro acosador, que siempre acechan, como rémoras en circunstancias preocupantes. Y terminó el Movimiento Libertario, en 1927, creando Grupos Específicos para impedir que no quedase la Libertad como un simple cuento de hadas: Se citan unos cuantos.
Rememorando la importancia desde el nacimiento de la FAI, en 1927, recuérdense algunos Grupos activos: G. Los Solidarios -Barcelona-. G. Fermín Salvochea -Cádiz-, G. Malatesta -Sevilla-, G. Resurgir -Granada-, G. Sol -Utrera Sevilla-, G. Tea -La Puebla del Río Huelva-, G. Acción y pensamiento, -Barcelona-, G. Che, -Cataluña-, G. La estaca, -Manresa Barcelona-, G. Libre Pensamiento, -Hospitalet Barcelona-, G. Brazo y Cerebro, -La Coruña-, G. Libertad -Castellón-, G. Fero -Benissa-. G. Camilo Berneri -Valencia-, G. Fuego -Elda Alicante-, G. Albatros -Madrid-, G. Donosti -Guipúzcoa-, G. Paso a la Verdad -Santander-, G. Recuerdo de Libertad -Palencia-, G. Tempestad Negra -Basauri ‘Guipúzcoa-, G. Os Revoltaos -Amora Portugal-, G. Vermello y Negro -Camarate Portugal-. INDIVIDUALIDADES: J.C. -Faro Portugal-, CNT ‘A’ -La Línea de la Concepción-, M.J.G. -Pedrera Sevilla-, F. M. -Ávalos Sevilla-, A.G. -Logroño-, C.I.R. ‘R. 21 F.P. -Burdeos-.
Como tantas sombras que no debieran ser pasajeras, que podrían marcar pautas sociales, con fines concretos para que la sociedad que nos debe permitir vivir dejase la satisfacción de que las rebeldías reprimidas saliesen a limpiar las miserias que todavía acosan, frenan, impiden y distorsionan las luchas libertarias, alejadas de las barricadas sociales que nos lo deforma todo. El ser humano siempre está defendiéndose de sí mismo, aunque lo suele hacer con cierta resignación, porque no se sabe muy bien si comete error torvo, tristemente relacionado con el progreso más necesario, para levantar la mirada al proyecto de vida anarquista. En tanto que personas, cabe criticar las conductas resignadas, pues bien es cierto que la obediencia consigue no saber salir del clima burgués, por el que tanto se suele no saber salir: ¡No basta con las reglas que deben cumplir los valores sociales! Si nos dicen cómo tenemos que comportarnos, sin oponer resistencia a los fraudes morales que afectan a nuestra obligada necesidad cívica, será porque nos rondan demasiados vicios, de los que no se sabe pasar de ellos. ¡Es necesaria la Cultura Anarquista! Pero no por ser los más guapos, sino porque el Anarquismo tiene alternativas que ningún gobierno de Estado, téngase en cuenta, tiene capacidad para administrar una realidad social y económica, en cualquier circunstancia, dominada por el denominador común de los centralismos, administrados por la rigidez de los estados gobernantes; ¡Con políticas centralistas, burocráticas, divinizadas por el poder de un capitalismo burgués, autoritario, y egocentrismo quimérico!
¡Demos prioridad a las alarmas sociales de la escasez, impotencia, peligros en la conducta, sin ilusiones, faltos de seguridad, ausentes en la vida real, ¡tristemente ante la sinuosidad futurista! Y si somos capaces de evolucionar será porque el solidario comportamiento engrandece los fines concretos para ser libres. Detengamos el tiempo en las barricadas de los espejismos más relevantes: ¡Si hablamos de solidaridad, hay que ser solidarios! Si queremos salir de la incertidumbre, poco se podrá hacer si no sabemos salir de la turbia condición que nos sirven a la carta los gobernantes de Estado. ¡Y quién es el Estado! Vaya, qué interrogante: ¡Pues sencillamente un puñado de señores y señoras con ideas sin reflexión alguna! Normalmente se les conoce por sus diplomados criterios, no se sabe qué Universidad los concedió. Suelen ser ¿políticos?, ¿demagogos?, ¿reyes?, ¿dioses?, ¿sicarios?, ¿polizontes?, ¿verdugos?, ¿testaferros?, ¿mensajeros de la diplomacia?, ¿licenciados para la impunidad?, ¿militares adiestrados para ‘no se sabe qué’: Cualquier función que sirva para comprar o vender la dignidad, siendo asunto del robot deshumanizador del capitalismo. Para hablar de seres humanos hay que separar de ellos algunas conductas obligadas, porque ya está bien de comportamientos chulescos que, desde el poder, sólo sabe el Estado que defiende su legitimidad. Los ciudadanos, sabemos que siempre hay predestinados a quienes conceden salarios lucrativos por seguir el credo del capitalismo. ¡Cómo son los políticos, esos que suelen ser adorables para sus hijos, aunque ignorantes los hijos de como suelen defender a sus vasallos, sin más ética que imponer costumbres abyectas!
¡La libertad no es palabra de juegos, sin más suerte que tener dinero y poder! ¡La libertad es vital en cualquier circunstancia social, por la que debemos arriesgar, cuando menos, la crítica sin reservas! La libertad no puede estar ausente cuando los valores sociales dependen de un juicio, especialmente entretenidos en los criterios de políticas que incumplen lo que prometen. Y las Organizaciones que alardean de ser correctas, únicas, con categoría de dioses, parece ser que se acomodan a destruir la dignidad, porque “lo andado” tiene la experiencia de haber sufrido, dejando atrás un listado de patologías sociales seriamente comprometidas con pasados irrecuperables. ¡Escribamos algo sobre la seriedad que nos toca defender! ¿Cómo entender que estemos limitados de libertades mientras que la burguesía disfruta de los grandes privilegios? ¡Qué hacer ante ello!, en caso de que no peligre ir a la cárcel, estando en una sociedad que dice y defiende que “la ley es igual para todos”. Cuánta cobardía en la opinión que defiende aquello de que no, nunca, jamás, se pueden hacer cosas fuera de la ley encolerizada. Cuando las leyes son temerarias, como sabemos tanto de ello, hay que defender los derechos humanos con la fuerza solidaria de toda circunstancia adversa. Y lo adverso no es más que el abuso legislativo de la burguesía privilegiada, con su fuerza mística para conseguirlo. La comedia social que nos representa en la mejor circunstancia debe pasar por la obligación de la protesta, la abstención, impidiendo que las costumbres burguesas nos atropellen, tan gratuitamente.
No resulta difícil entender que la humanidad esté anclada en los vicios que, por decreto ley, ponen de moda el truco de la suerte. ¡Por qué somos tan imitadores de poner la otra mejilla! Si el derecho es mío, no tuyo, pero eres tú quien impone cumplirlo, ¡vaya! La violencia tiene su origen en que es una ley “fabricada” en la distancia imposible, pues bien, no se trata de ojo por ojo, más bien de principios humanos, libres en sentimientos, lejos de costumbres viles. Mientras tengamos depredadores, poco es lo que puede germinar en la sociedad que nos toca disfrutar y vivir.
Para no ser influenciados por la fantasía del espectro, tomemos iniciativas nuevas, aunque sea repetir fugacidades espectaculares, porque no será posible caminar libres de valores viciados y con transparencia poco fiable. La rebeldía revolucionaria pasa obligada por las alternativas, en caso de que éstas existan, en los cansados de estar cansados. Porque es cierto que la sociedad que tenemos, respetando la toma de decisiones, no consigue terminar con las miserias de los españoles, que no son, porque no pueden, ser burguesía. A la sociedad que nos permite alguna sobriedad, cabe decirle que la miseria no debe eternizarse como si fuese redil para el conjunto ciudadano. ¡Qué vergonzante el poder político que gobierna! ¿Y cómo salir de tal clima viciado? ¡Muy sencillo! ¡Pongamos el cascabel al gato! Gritemos bien alto, hasta que se resquebrajen los edificios del capitalismo. Porque no es mentira que nos engañan. No es verdad que se avienen consigo mismos. No será posible que para no pasar hambre sea suficiente certificar honorabilidad, rellenando un impreso que obligue a confesar el precio que tiene, en caso de que se solicite alguna ayuda económica, para salir del difícil momento circunstancial, atrapados en la extrema precariedad.

La FAI nació porque era extremadamente compleja la situación social de la España de siempre; vaya, pues qué momento para decir que estamos exactamente igual que cuando nacimos como representantes del anarquismo más sobrevalorado de la historia y seguimos en pañales. Vaya el siguiente grito libertario, por si con ello dejamos de ser un simple espejismo: Anarquismo no es, porque no puede ser, un valor que dependa de un grupo, de una circunstancia local, de un tiempo que sólo sirve para perder, incluso, absurdos años para nada y desde donde no se puede ni valorar la fuerza real de los Acuerdos por unanimidad: ¡qué locura pretender ser algo cuando no somos más que sombras pasajeras! El caso es que, si tenemos una historia única, tenemos un pensamiento que nadie más sabe entender, un firme propósito de saber defender qué…: ¿un pasado que no nos sirve para mucho mientras tengamos enfrente a los de siempre?: Poder de Estado, Capitalismo sin dignidad, Iglesias sin más dioses que los fabricados por unos cuantos criterios, sin más ideales que sembrar la duda, con la única condición que decreta la fuerza de la ignorancia. Vaya con las ideologías que dicen ser progresistas, desde donde el futuro nunca alcanzado concede mantener los más espectaculares vicios de la jungla humana. Si detenemos el tiempo y analizamos lo que sucede en la sociedad pronto nos daremos cuenta de que no sabemos hacer nada, mientras no recuperemos las libertades perdidas, deseadas desde la cuna de todos. ¡Cuándo! ¡Cómo! ¡Por dónde seguir los inicios de todas las teorías del brillante Anarquismo! ¿Dedicándolo todo a la crítica? ¿Esperar a que los gobiernos de Estado nos digan, desde mañana, será posible la sociedad que desea y busca el criterio anarquista? ¡Bravo por este misterio iluso que no sirve para nada! ¿De dónde sale la idea de que la Sociedad en Acracia vaya a ser resultado de costumbres que no tengan que ver con la conquista revolucionaria de las libertades por las que venimos, incluso, visitando los cementerios para siempre? ¡No es una interrogante larga, es más bien un enunciado que viene siendo olvidado por quienes dicen defender la sociedad sin víctimas ni verdugos!
Podríamos concluir con el grito más soñado: ¡Viva la Anarquía! Pero que se sabe muy poco de cómo llegar a ella. Y no es el mejor ejemplo la teoría, aunque las teorías pueden y deben ser las alternativas. Cuando se conocen las cárceles por dentro se estudia en ellas los valores de ser libres y se está allí preso; se enfrentan las rebeldías sobre todo por obligación, a subsistir, porque allí se conocen los más altos precios revolucionarios de la sociedad libre. Y porque en las cárceles se puede certificar quiénes son los traidores, cuantos venden su dignidad por dinero, cómo son capaces los carceleros de vender su dignidad por unas monedas y, en definitiva, cómo es la sociedad gobernada por las marionetas del capitalismo, siempre cruel. Cabe pensar que los seres humanos son algo más que acomodarse a ver pasar, por la pasarela de los ojos, cómo en el escenario se exhibe un variado ramo de imágenes, todas ellas dantescas. No caben los fingimientos cuando la sociedad necesita de la osadía de sus ciudadanos, con mayor justificación si se lleva en el corazón para la Acracia. ¡Cuidado, Movimiento Libertario, ¡con los espectros!

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