Salomé Moltó

Si todo es susceptible de ser mejorado, la perfección no existe, así solemos expresarnos cuando admiramos o amamos una determinada cosa y la queremos para siempre tal cual.
Entonces, ¿aceptamos las cosas como son o intentamos aportar nuestro criterio para modificarlas con el fin de mejorarlas? En este aspecto se dan infinidad de circunstancias, porque se debe tener en cuenta, algo sumamente importante: lo esencial del tema en cuestión. No es lo mismo un tema económico, laboral, familiar, cultural o artístico.
El económico es sumamente importante, ya que un orden de prioridad gobierna todo su funcionamiento, pues no todas las metas se alcanzan en el tiempo deseado y no solo en el plan empresarial, también cuentan las economías domésticas, las de proyectos futuros (como el ahorro que hacen algunas familias para que sus hijos puedan ir a la universidad) bien es verdad, que no es lo mismo en Europa que en EE. UU., que son muy costosas las universidades y no tienen la ayuda estatal del Gobierno, como se da en toda Europa, que es capaz de dar oportunidades a personas de todo origen, sin tener en cuenta que los “papás” son dirigentes millonarios que pagan la formación de sus vástagos pues van a heredar la gerencia de sus empresas.
Hemos visto como este tema ha tenido muchos debates, alguien afirma que es un fundamento para que los que nos gobiernan sigan haciéndolo generación tras generación y que por mucho que se esfuercen otras personas de niveles diferentes de cultura, situación social, etnia y demás, no puedan influir en el poder de lo establecido. Es posible que este temor invada ciertos sectores, por eso “fichan y seleccionan” a individuos determinados y no a todo “quisqui”, como suele decirse.

Analizando la formación de las personas de diversas culturas se llegó a determinar lo “INDUCTIVO” y lo “DEDUCTIVO”. El inductivo sería el característico de los anglosajones, o sea ingleses, americanos y demás, y el deductivo el de los franceses, españoles, italianos etc.; aquí no sabemos dónde quedan las otras culturas, como la rusa, la china, la japonesa etc. Me parece un resumen un poco sesgado, pero hay gente que los defiende como estudio de la forma y comportamiento de un conjunto de culturas.
No sé a qué nivel esto puede ser cierto y si se han llevado a término los suficientes estudios sociológicos y psicológicos que afirmen su validez, pero, puestos a pensar en una organización social, pues el trabajo en un fin común y en un esfuerzo mutuo nos parece más fructífero.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *