Manuel Xío Blanco (Mós)

 

Leí sólo el título y me bastó el artículo que rezaba “Como combatir la soledad”.

Señor mío: la soledad no se combate porque sería lo más parecido a una guerra civil contra uno mismo. La soledad es una de las causas que mayor diálogo requiere, eso es, hablar bajito y al oído con uno mismo y hablar mucho y de todo absolutamente. Y, como no, preguntarnos, interrogarnos sin rodeos ni tapujos abiertamente. Si, eso es, y, como no, preguntarnos confidencialmente y, a la vez, tratar de encontrar respuestas, también, sólo con unas cuantas conversaciones totalmente sinceras vamos a dormir mejor, cosa y asunto no menor.

Con estas charlas diarias con un café o infusión, y en la soledad de la alcoba, surgen los duendes de la noche que, con sus travesuras, nos distraen los sueños, y todo eso, que no es poca cosa, nos relaja y alivia en horizontal ese ardor ácido que genera en el alma la soledad. Sí, hablo de conversar, dialogar, donde a veces, también, suelen aparecer los desencuentros y las disputas, hay que estar no solamente dispuestos a afrontarlas de forma abierta si fuera necesario, incluida en la bronca palabras mayores y malsonantes también ¡¡joder!! La soledad no es una enfermedad, por lo tanto, no existen medicinas que valgan. La soledad es la más brutal de las dignidades sinceras que se pueden ejercer con uno mismo. Y se, por experiencia, de lo que hablo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *