Rafael Sánchez García
Esta situación planteada por el virus conocido como Covid19 (Coronavirus) la voy a aprovechar para hacer un llamamiento a las compañeras y compañeros de la CNT sobre una situación que ya venimos denunciando muchos compañeros y compañeras de dentro y fuera de la misma, y no es otra cosa que la paulatina marcha, desde el X Congreso, celebrado en Córdoba, y posteriores, hacia posiciones más reformistas de la CNT. Desde entonces la CNT se ha ido vaciando de compañer@s.
Cada vez más hay voces internas de sindicatos a los que sólo les interesa hablar de las cosas referidas al sindicalismo puro y duro, ese sindicalismo que está más próximo a lo que le interesa al Estado y la Patronal, en definitiva al Sistema, y cada vez más alejado del anarcosindicalismo y del anarquismo. Un sindicalismo al que lo único que le preocupa es el rascar pequeñas miserias económicas y derechos laborales al Sistema olvidando que para la CNT el sindicalismo no es un fin, sino un medio para llegar al cambio social.
Con todo lo que vaticinan muchos expertos, desde muy diferentes áreas del mundo científico, sobre el futuro del planeta y de los seres vivos que lo pueblan, es un sinsentido que la Confederación Nacional del Trabajo esté cayendo, cada vez más, en los planteamientos que al propio Sistema le interesan. La situación ecológica del Planeta y la de los seres vivos que lo ocupan, con el ser humano entre ellos, no invitan a seguir rompiéndonos los cerebros en estar hablando sólo, prácticamente, de acciones sindicales y miserias salariales. Aún sabiendo que somos un Sindicato, y que tenemos el deber de plantear los temas sindicales, no es menos cierto que esto, cada más a menudo, no tiene la importancia tan desmesurada que se le da, por parte de muchos, ante los gravísimos problemas que tenemos delante de nuestras narices y que pueden llevarnos al colapso, con una consecuencias totalmente imprevisibles aunque, con un poco de imaginación, nos las podemos imaginar, pues sabemos que el Capitalismo, en su ansia por acumular riqueza y poder, no se para ni ante su propia autodestrucción, esa es la irracionalidad con la que se desenvuelve.
Por tanto, y viendo y previendo las consecuencias de esta Pandemia, provocada por un virus, hay que sacar la conclusión de que esto es un adelanto, entre los otros muchos problemas que se irán presentando en el futuro, de lo que vendrá más pronto que tarde. Son necesarios dar pasos hacia atrás si queremos que esta situación generada por este Capitalismo del Desastre no nos deje tiempo para hacerlo. Lo que se avecina en un futuro muy cercano, de hecho estamos padeciéndolo ya, sólo se puede parar si los trabajadores y los pueblos toman conciencia de que hay tomar las calles y luchar contra todos aquellos que nos llevan al desastre, en su huida hacia adelante con tal de conservar su poder (el Estado) y aumentar sus beneficios (el Capitalismo), y que ponen en peligro, principalmente, a las generaciones que vienen detrás de nosotros.
El Movimiento Libertario debe trabajar, como un todo, incansablemente para intentar despertar las conciencias, adormecidas por el consumismo y por los cantos de sirena del Sistema, y hacerles comprender que lo que la Humanidad nos estamos jugando no son cinco céntimos de un salario, sino nuestra propia supervivencia y la de todo el Planeta. Es hora de hacer un gran replanteamiento de nuestra tarea social y hacer piña de cara a la lucha que nos espera si queremos despertar las conciencias de toda la sociedad que nos rodea. No se nos olvide que para poder hacer la revolución social, a la par que la lucha contra el fascismo, de 1936-1939, hicieron falta mas de medio siglo de labor cultural y de educación entre el pueblo y los trabajadores. Nuestra labor debe dirigirse, principalmente, a la educación social, es decir, en no parar de denunciar en los puestos de trabajo, en las calles y en los barrios de que nos estamos jugando el futuro y que ello sólo puede pararse a través de tomar conciencia, plantearnos las alternativas de que hay que parar y plantearnos qué futuro queremos para todos.
El Capitalismo no lo pone, ni podrá, fácil, pero es que fácil tampoco es el negro futuro que han decidido ellos para todo el planeta. Hace muchos años que se alerta, desde muchos ámbitos de la ciencia, de las consecuencias que la voracidad del Capitalismo del desastre producirá, y de la inacción de los diferentes pueblos de la Tierra; algunas de esas consecuencias, no las peores, con los años ya las estamos padeciendo sin que ello haga despertar la conciencia de los ciudadanos del mundo.
Va siendo hora de que nuestra labor más importante sea la de remover las conciencias con el lenguaje que nos ha caracterizado siempre, es decir, que hay llamar “al pan, pan, y al vino, vino”; hablar con la crudeza que lo que nos espera como Humanidad se merece y hablando y escribiendo de forma que lo que digamos o escribamos sirva para hacer remover, en lo más íntimo, el pensamiento adormecido de los trabajadores y el pueblo en los barrios y las ciudades. La CNT llegó a ser lo que fue porque en los barrios consiguió crear, con el lenguaje revolucionario que siempre le caracterizó, una sociedad paralela a la del Poder y el Capitalismo. Esa labor fue el motor y el arma revolucionaria que permitió al pueblo parar el alzamiento fascista y hacer la revolución y la guerra a la par. No olvidemos nunca esa lección si no queremos que la CNT acabe convirtiéndose del todo en una sindicato apesebrado más del Sistema. Todavía estamos a tiempo de que los que se han propuesto llevar a cabo ese cometido no lo consigan.
La CNT sólo puede ser revolucionaria, de otra forma no será jamás la CNT, será un engendro organizativo más del Sistema Capitalista, y no hay que olvidar jamás que en la lucha por destruirlo han sido muchas y muchos los que han caído. No podemos permitir que sea una generación actual la que traicione esos ideales, aquellos sacrificios y aquellas luchas convirtiendo a la CNT en una Organización mansa, sumisa e integrada al mundo capitalista.