Josep Pimentel
El historiador mallorquín Sergio Giménez acaba de publicar la que es su primera obra “Ángel Pestaña, falangista. Anatomía de una mentira histórica”.
Giménez, experimentado investigador, lleva varios años picando piedra en el mundo de los márgenes de la Historia. Se mueve como pez en el agua entre las heterodoxias del anarcosindicalismo. Ha estudiado meticulosamente la vida y obra de personajes próximos al anarcosindicalismo como Benito Pabón, José Sánchez Requena, Ricardo Fornells o el propio Ángel Pestaña. Ha estudiado la presencia del fascismo en España, los quintacolumnistas en la CNT y es un gran estudioso del pestañismo.
Este libro forma parte de la historia de los desposeídos, de la que algunos pretenden confundir con una “historia militante”, hipocresía de aquellos que pretenden defender su historia oficial y apartar a ésta de la reconstrucción de nuestro pasado. Es un libro honesto y riguroso.
También pretende romper una lanza en favor de uno de los personajes más comprometidos con el anarcosindicalismo y a su vez más olvidado y sobre el que se han vertido muchas críticas. No tan criticado en los períodos en los que estuvo alineado con la CNT sino sobre todo en los períodos en los que estuvo más alejado de ella. Giménez responsabiliza, en parte, al propio movimiento libertario de ese olvido.
Como bien dice el autor del prólogo, el sociólogo Jesús Díaz Herrera, Giménez reflexiona “sobre la potencialidad del rumor cómo síntoma y método de reconstruir la situación política en un contexto histórico determinado”. Y esta reflexión pienso que es la clave de este libro en el que su autor nos da pistas de cómo se construye una mentira histórica.
¿Qué pretende Giménez con esta investigación? La estructura del libro nos va aportando pistas. Veamos.
El primer de los objetivos de Giménez es explicar al lector quién fue Ángel Pestaña Núñez. Es una biografía política en la que vemos la evolución de uno de los hombres más relevantes dentro del movimiento obrero peninsular y una de las figuras clave del anarcosindicalismo del primer tercio del siglo pasado. Nos queda claro este primer objetivo.
El segundo objetivo es mostrarnos que también existió una pequeña rama de la familia libertaria que abrazó la política y de la que Pestaña representó su cara más visible. Giménez dedica un capítulo al Partido Sindicalista (PS), un espacio político en el que confluyeron otras tradiciones políticas republicanas. Presentado con rigor y sin huir de sus claros y oscuros.
El tercero de los objetivos que plantea es situar las conversaciones de Pestaña con el falangista José Antonio Primo de Rivera. Giménez explica claramente que uno de los objetivos de José Antonio era incorporar algún personaje relevante del obrerismo a su movimiento y que pensó que la figura de Pestaña podría cubrir ese espacio. Ese era uno de los principales motivos por los que José Antonio quiso reunirse con Pestaña. Obviamente, Pestaña no tenía interés en integrarse en ninguna organización fascista y ahí quedó ese encuentro.
Y el cuarto objetivo de Giménez y para mí el más importante es demostrar cómo se construye una mentira histórica. Los errores cometidos por Pestaña al frente del PS no justifican la utilización de esos rumores, de ese ruido, para acusar a Pestaña de falangista. Que hubieran infiltrados reaccionaros entre las filas del PS no justifica su vinculación con el fascismo. El resto de las organizaciones obreras también contó con un buen número de quintacolumnistas. Hay más ejemplos, pero para comprobarlo, tendréis que leer el libro.
Enhorabuena Sergio.
“Ángel Pestaña, falangista. Anatomía de una mentira histórica”
Sergio Giménez
Piedra Papel Libros
Jaén, 2020
251 páginas