Miguel Correas Aneas
Cristina de Pizán/Pisán: una feminista en la Edad Media (II y final)
“Le libre de la Cité des Dames”
El libro de la Ciudad de las Damas fue terminado en 1405. Sin duda alguna es la obra literaria más importante y más conocida de la poetisa italo-francesa (Venecia 1364- Monasterio de Poissy 1430). Fue una filósofa, poetisa, humanista y la primera escritora profesional de la historia. Considerada por algunas autoras como la precursora del feminismo occidental, y se sitúa en el inicio de la llamada “Querelle des femmes” (Querella de las mujeres). Un debate literario surgido en torno a la situación de las mujeres y su defensa frente a la subordinación que sufrían en esa época.
El libro es la respuesta de Cristina al popular Roman de la Rose, de Jean de Meun. Pisán combate de manera contundente las afirmaciones sobre las mujeres vertidas en ese Romance, las cuales son ofensivas para ellas, y para ello crea -literariamente- una ciudad alegórica. La defensa de las mujeres lo hace citando una amplia variedad de mujeres ilustres de la Historia. Esas damas estarán “alojadas” en la Ciudad de las Damas, esa alegoría atraviesa toda la obra literaria. Como apunté en la primera entrega, la obra es dura de leer, pero de no hacerse se pierde toda la belleza de sus acertadas argumentaciones. Es una obra de una gran fuerza literaria y de una enorme profundidad intelectual. Mientras Pisán va construyendo la Ciudad de las Damas va nombrando a mujeres ilustres para defenderse de los argumentos misóginos vertidos por numerosos y sabios autores. Cada mujer nombrada es un ejemplo de esa contra argumentación.
La obra, más que una acumulatio al estilo de Bocaccio, es una compilatio, muy popular en el siglo XV, ello consistía en redactar un texto nuevo a partir de otros ya publicados. Sus fuentes son muy completas: Platón, Aristóteles, Cicerón, Virgilio, Ovidio, Suetonio o Plinio el Viejo. El título parece evocar la De civitate Dei, del Padre de la Iglesia San Agustín, él defendiendo a los cristianos y ella a las mujeres. La fuente principal de información fue De mulieribus claris (Mujeres ilustres), del italiano Giovanni Bocaccio, en su versión francesa Des Cleres et Nobles Femmes. La Ciudad de la Damas es un magnífico y extenso tratado biográfico sobre antiguas mujeres famosas.
Hay tres temas generales que vertebran toda la obra: 1. La calumnia hacia el sexo femenino. 2. La necesidad de educación de la mujer. 3. El enriquecimiento de la vida espiritual. Por lo tanto, Cristina desea que las mujeres tomen conciencia colectiva de su valía.
La autora recibe la visita de tres figuras alegóricas: Razón, Derechura y Justicia, las cuales proponen a Cristina crear una ciudad sólo para damas. Esa ciudad será un espacio utópico en el que puedan reunirse todas las mujeres que a lo largo de la historia han demostrado su valor, su castidad, su fuerza, su inteligencia, su generosidad y sus muchas virtudes en campos diversos. Coincidiendo en el número de las Damas que aconsejan a la escritora, el libro se estructura en tres partes. En el libro se suceden innumerables narraciones sobre mujeres tomadas de la Biblia, la literatura clásica o de las historias más recientes, a través de las cuales Cristina de Pisán construye un universo de autoestima y dignidad femenina nunca descrito hasta entonces.
La obra está dividida en tres partes o libros, y cada uno de los libros en capítulos: 48, 69 y 19 respectivamente. En cada de las partes tiene como interlocutora a una Dama, que se le aparece para ayudarle a construir la ciudad que servirá de refugio y defensa a las mujeres virtuosas. En la primera, cuenta con Razón que le ayudará a quitar juicios negativos sobre las mujeres y realizar unos cimientos de la ciudad fuertes y duraderos. En la segunda, será ayudada por Derechura para construir unos muros sólidos y bellos edificios. En la tercera, Justicia se une a Cristina para dar algunos retoques a la ciudad.
El primer libro comienza con Cristina leyendo Las lamentaciones de Mateolo. Es una obra del siglo XIII, que trata del matrimonio, en el cual se afirma que las mujeres hacen miserables las vidas de los hombres. Dice Cristina: “Abandonada a estas reflexiones, quedé consternada e invadida por un sentimiento de repulsión, llegué al desprecio de mí misma y al de todo el sexo femenino, como si la Naturaleza hubiera engendrado monstruos”. ¿Cómo era posible que tantos hombres ilustres pensaran así? No había ningún párrafo en el libro que no acusara o despreciara a las mujeres. Los materiales que sirven a la construcción de la ciudad son las mujeres del pasado: Semíramis, Fregdegunda (reina de Francia), Blanca de Castilla (madre de San Luis), Juana de Borbón (viuda del rey Carlos V de Francia), Safo, Blanca de Francia, Medea, Circe Ceres, Minerva, Isis, Aracne, Páfila, y un largo etcétera. A cada uno de los prejuicios misóginos la autora contrapone ejemplos de mujeres que los han superado.
El segundo libro/parte habla sobre el trabajo de edificación bajo la dirección de Derechura, la cual le ayudará a levantar los edificios y las calles. Menciona las cualidades que las mujeres aportan a la unión conyugal, con ejemplos de mujeres que amaron a sus maridos y actuaron virtuosamente. Hace una defensa apasionada del matrimonio en consonancia con la postura humanista y laica, y que defendía a éste frente al celibato religioso o no. Defender el matrimonio era algo intrínseco en la defensa de las mujeres. Otro tema fundamental de esta parte es la educación de las mujeres. Ella se puso como ejemplo y argumento. Las mujeres aquí citadas son: Isabel (figura bíblica), Deborah, La reina de Saba, Casandra, Hipsipila, Santa Genoveva, Hortensia (oradora), Susana (libro de Daniel), Esther, Julia (hija de Julio César), etc.
En el tercer libro, la dama Justicia se une a Cristina para dar los últimos retoques a la ciudad, en ello incluye traer a una reina para que gobierne La ciudad de las damas, esta reina será la Reina del Cielo (la Virgen María). Justicia termina su ayuda nombrando a Cristina 25 santas, la mayor parte de ellas martirizadas, para que acompañen a la Virgen. Esas mujeres serán ejemplo de fuerza y constancia frente a los horrendos padecimientos que habían sufrido en defensa y gloria de su fe. Su obra concluye con un discurso dirigido a las mujeres en el que anuncia la finalización de la Ciudad de las Damas. Les pide que defiendan y protejan la ciudad y que sigan a su reina: la Virgen María. Termina diciéndoles a las mujeres que la ciudad no será solo su refugio sino un baluarte para defenderse de los ataques de sus enemigos. Las mujeres aquí mencionadas son: La Virgen María, María Magdalena, Lucía, Martina, Dorotea, Anastasia, Eufemia, Bábara, Teodosina, Justina, entre otras muchas.