Manuel Xío Blanco

 

Así, nada más ver esta imagen, en una fotografía, me resultó lo más parecido a un náufrago en una isla minúscula esperando ayuda, tal como un SOS de auxilio. Se que los hay que disfrutan y quedan extasiados ante un paisaje, donde se pasan horas subidos a donde sea para no olvidar esa imagen en la vida, aunque son los menos.

También se presta la foto a una lectura negativa que nos interroga: ¿se habrá quedado sin gasolina, tal vez una avería o una crecida de un río? Y por qué no, la puta batería que, sin avisar nunca, nos indica, con toda la mala leche, hasta aquí hemos llegado, ni un paso más.

También pudiera ocurrir, y porque el miedo es libre, que la persona se hubiera subido al capó por temor al ataque de las alimañas de la sabana, que es donde parece encontrarse, ya que todo es horizonte sin ningún tipo de vegetación.

Pues nada de todo lo dicho es cierto. Se trata de un hombre que quiso vivir, in situ, un atardecer en Tinduf (Sáhara) y que desea ser LIBRE

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *