Venimos de sostener una lucha histórica contra el odioso régimen pinochetista, que, como con claridad se reveló estos días, está a cargo de la alta oficialidad genocida de las FF.AA. para proteger los intereses de las transnacionales mineras, también de los otros sectores estratégicos de la economía y a la gran patronal nacional.
Por primera vez en 30 años, desafiamos y derrotamos políticamente en las calles al Estado de Emergencia, Toque de Queda y las tropas asesinas de los pacos y del ejército. Comandado por el gobierno asesino de Piñera, luego que salimos a rechazar el aumento de las tarifas del transporte público, después de soportar tres décadas humillantes de abuso explotador y saqueador de nuestras riquezas mineras, pesqueras y madereras.
El debate entre quienes combatimos en las calles de las principales ciudades chilenas ahora no es sobre la maldita historia burguesa ingrata que lleva al menos un siglo -donde los depredadores de Wall Strett y Londres le reservaron el rol a Chile de proveedor de mineral de Cobre a la industria mundial- sino en cómo seguir la lucha después de que hemos sido millones durante dos semanas enfrentando al gobierno hambreador y asesino de Piñera.
Hasta la fecha hemos logrado anular el aumento del precio del transporte, y hacer retroceder la represión, aunque tenemos al menos 20 nuevos mártires y millares de heridos y detenidos.
El reclamo que le ha dado unidad a la lucha es: Fuera Piñera. Porque se sabe que es el primer paso para volver a conquistar salarios dignos, educación, vivienda y salud pública gratuita.
El monstruo ahora esta débil y deslegitimado. Su poder de fuego es reducido, las FF. AA. perdieron su base social histórica y hoy hasta los barrios altos han manifestado su repulsión al gobierno y la represión. Pero hay que reconocer que dicho monstruo sigue vivo y continua de pie.
Logró “fabricar anticuerpos” para sobrevivir al repudio de masas y se resiste abandonar el poder, aunque ha sacrificado su gabinete para tratar de realizar un burdo engaño que también le fracasó.
Nosotros tenemos ahora más fuerza que el gobierno, si ellos convocaran a una marcha en su apoyo seguro que no irían ni sus familiares. Sin embargo, no siempre en una lucha quien tiene la mayor fuerza tiene asegurado el éxito. Pues la historia demuestra que cuando el contendiente está más debilitado, más astuto y tramposo se hace, porque su misión es proteger los millonarios negocios y la gran propiedad privada de las transnacionales y del conjunto de la burguesía nacional, socia menor de estos buitres depredadores.
Por tanto, debemos reflexionar en los pasos que debemos dar. Debemos estudiar al enemigo que estamos enfrentando y nunca subestimarlo.
Ellos, ahora están probando tácticas distractivas para que abandonemos la lucha y deleguemos la solución de nuestras demandas en “nuevos representantes parlamentarios”. Para ello prometen hasta reformar la constitución pinochetista de los años ´80 con un plebiscito y una Asamblea Constituyente, siempre que resignemos dejar de lado nuestro objetivo central: Fuera Piñera.
Los cabildos abiertos que se vienen realizando terminan en petitorios para ser entregados al mismo gobierno represor que enfrentamos, sabiendo de antemano que eso es una estafa. Nada favorable al pueblo puede surgir de este gobierno y las instituciones patronales del régimen como la justicia y el parlamento.
Estamos a tiempo de derrotar esta trampa. Debemos aprender del combate de otros pueblos hermanos que vienen de sostener luchas contra estas mismas transnacionales imperialistas. Debemos hacer nuestros sus aciertos y corregir sus errores. El aguerrido pueblo trabajador ecuatoriano demostró que para derrotar a los gobiernos hambreadores y lacayos del imperialismo se le debe golpear donde más les duele: El bolsillo. Paralizaron la economía ecuatoriana y ocuparon la capital con barricadas y piquetes hasta que conquistaron sus demandas.
Ese es el camino que debemos andar para derrotar las trampas del régimen y sus distintos agentes, que nos quieren engañar con reformas cosméticas. Sigamos con la auto organización independiente de los aparatos políticos y sindicales sucios, que han integrado gobiernos anteriores y también son cómplices del actual desde sus puestos parlamentarios y en los sindicatos/federaciones estatizadas.
Pongamos en pie barricadas y piquetes de lucha en los puertos, minas, aeropuertos, rutas y puentes, empresas de la industria, sus bancos, en la administración pública, en las universidades y colegios, hasta que se derrumbe el monstruoso régimen pinochetista. Hay que paralizar la economía chilena hasta que caiga el gobierno hambreador y asesino de Piñera. Conquistemos la sepultura de los 30 años de oprobio al pueblo de Chile imponiendo en las calles el grito revolucionario del 2001 en Argentina: QUE SE VAYAN TODOS, QUE NO QUEDE NI UNO SOLO.
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