Una hoja vuela al viento
avanza y retrocede
da vueltas sin parar
y rígida por el frío
sopla con angustia
su eterno desesperar
Vendrán a recogerla
quizás la acaricien
tal y como hizo la niña
con el pájaro caído
Pero quizás, también la pisen
así sin más
y la escoba del barrendero
termine con la esperanza
que aún en una simple hoja
siempre la ternura,
nos suele aguardar.
Salomé