Bruno Servet

 

Aunque no aparezca en grandes titulares de los principales medios de comunicación, en su formato escrito, radiofónico o televisivo, la Iglesia Católica Apostólica y Romana (ICAR) sí que ha estado presente en estas últimas campañas electorales. Bueno, la ICAR está siempre en perpetua campaña electoral desde un lugar privilegiado, que ya lo quisieran para sí quienes se consideran representantes de la izquierda política española (PSOE, Unidas -Podemos o ERC): los púlpitos de las iglesias y catedrales de toda España.

Podría parecer que a la Iglesia católica le van las cosas fatal, si tenemos como referencia al obispado de Bilbao, que ha tenido que cerrar tres iglesias en la capital vasca, la última en el pasado diciembre, pero la situación general no es así. La falta de vocaciones sacerdotales es un problema, pero no insalvable, ya que el reclutamiento de sacerdotes foráneos en un hecho, fundamentalmente de América del Sur. El obispo de Bilbao, Mario Iceta, lamenta tal situación, pero el descenso de los feligreses, como de vocaciones, hace que se tenga que replantear el número total de parroquias, es decir, “redimensionar la estructura actual de la diócesis”, según sus mismas palabras. Con una gran rapidez ha encontrado, el obispo, compradores de total garantía: varios empresarios chinos, dispuestos a ir colonizando el negocio de los locales de venta de productos de todo tipo, a precios que rompen la competencia en cualquier ciudad española. El local que ha salido al mercado fue el templo dedicado a Cristo Rey, con una superficie de 960 metros cuadrados, dividido en dos plantas, que está situado en los bajos de unas viviendas. La venta del templo es un verdadero reflejo de las dificultades que tiene la ICAR para mantener el número de feligreses y de vocaciones para poder mantener el culto correspondiente. Pero, aunque en este caso concreto, la razón es de tipo económico, ello no quiere decir que la Iglesia Católica va a cerrar sus locales, y que en pocas décadas va a desaparecer tan nefasta organización/multinacional religiosa, ya que mientras el Estado subvencione con decenas de miles de millones de euros anuales en los P.G.E., tenemos iglesia para años. Que una parroquia se haya convertido en un gran bazar chino, no quiere decir que el negocio religioso tenga los años contados. Con todo, los datos no son muy halagüeños para la multinacional de la fe. Cada día son menos los creyentes que acuden a los templos religiosos. En la sociedad vizcaína, por ejemplo, el 56% se declaran católicos, casi 40 puntos menos que en décadas anteriores no muy lejanas. En la diócesis de Bilbao hay 80 sacerdotes, cuando en 1960 había alrededor de 1.000 sacerdotes. Hace 50 años, en el seminario de Derio, había 800 seminaristas, hoy día hay sólo una decena.

En cuanto a lo que se refiere al título del artículo, dos aspectos son dignos de mención: la participación activa de colegios concertados de curas y monjas, alguna que otra escuela pública, parroquias y prelados en la campaña electoral, y la cobarde actuación de las “izquierdas políticas” y sus partidos representativos. En las dos campañas electorales (abril y mayo) han mantenido un vergonzante y cómplice silencio en torno a la situación anómala entre el Estado y la Iglesia Católica. Aquí, lo que de verdad interesa son los votos, y por ello no hay que molestar a aquellas y aquellos votantes que van los domingos a misa, con comunión incluida, y después se declaran de izquierdas.

Cuando afirmo que la ICAR está en perpetua campaña electoral no me lo saco de la manga, sino que con mucha asiduidad los medios de comunicación publican declaraciones de cardenales, obispos y párrocos alentando a votar en favor de los partidos de derechas, aunque sea de manera velada o no, porque defienden las ideas del nacionalcatolicismo. Según denuncia la prensa murciana, sí hubo misa en el Seminario, a pesar de que el obispo de Cartagena – Murcia, Juan Manuel Lorca Planes, asegurara que “nunca” se había celebrado una eucaristía con connotaciones políticas. Para la prensa el obispo se ha convertido en cómplice de la actitud permisiva del rector del Seminario y del obispo auxiliar electo hacia la eucaristía por el Dictador. Más aún, algún medio de comunicación se pregunta: “¿tendrá monseñor Lorca las agallas de rectificar y pedir perdón a los medios de comunicación que fueron vilipendiados y a su santo pueblo de Dios engañado?”. La realidad es que, a día de hoy, no ha hecho ninguna de las dos cosas. A veces la petición de votar a favor de la derecha se realiza de manera contundente y descarada, como hizo el párroco de la Basílica de La Purísima de Yecla, José Antonio Abellán, el cual, durante la homilía del domingo anterior a las elecciones europeas, autonómicas y municipales, lanzó un mensaje a los feligreses (no hay feligresas) para que pensasen a la hora de ir a votar qué partidos eran los que “van a defender los derechos de Dios”. Se ve que Dios tiene derechos, pero nunca nos han explicado cuáles son sus deberes, sobre todo, con los más necesitados de la tierra.

Más aún, el mencionado párroco se atrevió a enumerar cuales eran los “derechos de Dios”; entre otros muchos destacaba los siguientes: a) Respeto a la persona. b) El matrimonio. c) La familia. d) La vida y nunca la muerte. d) La procreación natural de los hijos. Sólo le faltó decir, para rematar la homilía y adoctrinar desde el pulpito haciendo política partidaria, que los partidos que defiende esos valores son VOX, PP y CIUDADANOS, como si los demás partidos defendieran la muerte, no respetasen a las personas y apostasen, en todos los casos, por la gestación in vitro, además de estar en contra del matrimonio y de la familia. Hasta aquí lo que se refiere al primer aspecto de los dos enunciados.

Veamos ahora el segundo de los aspectos señalados, el que hace referencia a los partidos de “izquierdas” y su silencio en el tema del Concordato entre el Estado español y la Iglesia Católica. A lo largo de las dos campañas electorales ningún partido ha hecho alusión a las relaciones que debe mantener el Estado Español y la ICAR. Recuérdese que esta institución religiosa apoyó, sin ningún paliativo, el golpe de estado fascista, que consideró la Guerra Civil como una Cruzada de los ejércitos franquistas, nazis y fascistas contra el enemigo de la patria. Esta institución, que apoya a la derecha española, sin fisuras, se ha caracterizado siempre por la segregación y humillación de las mujeres y por mantener una férrea jerarquía masculina, con un anacrónico orden patriarcal. Esta ideología, fundada en el 303 de nuestra era, ha sido secularmente defensora de la inferioridad social, moral e incluso mental de la mujer. A pesar de que constitucionalmente el estado español se declara aconfesional, en la práctica apoya, hasta límites inaceptables, el sostenimiento de todas sus múltiples organizaciones (escuelas, seminarios, hospitales, televisiones, oenegés, etc.). Un Estado que le entrega a esa institución decenas de millones de euros para que mantenga un poder que hoy ya no tiene el soporte ideológico del pueblo. El Estado hace entrega incondicional de la potestad de educación y dirección ideológica que sólo compete al Estado democrático, y es cedida a una organización que carece absolutamente de principios democráticos, y que fue el soporte ideológico de la dictadura franquista.

Ningún partido ha hablado de los millones que aporta el Estado para pagar la enseñanza de la doctrina católica en los colegios (y después se queja el PP y Ciudadanos que la Educación para la Ciudadanía era un adoctrinamiento partidario), el mantenimiento del clero y sus numerosas órdenes. No tributan por su inmenso patrimonio: iglesias, catedrales, seos, ermitas, conventos, abadías, museos, etc. Téngase en cuenta que la ICAR posee un inmenso patrimonio repartido por todo el territorio español, que es el más importante del mundo cristiano, sólo superado por el que tiene en Italia. Cuando José María Aznar fue presidente se aprobó una ley que permite a la Iglesia apropiarse de todo tipo de inmueble, no registrado, con el sutil enmascaramiento de la palabra tapadera “inmatricular”; y ello por el módico precio de 10 euros, bienes que valen auténticas fortunas en el mercado inmobiliario. Y los partidos políticos sin decir ni esta boca es mía y por lo tanto siendo cómplices, por omisión, de la anómala situación en la que se encuentra la relación legal entre el Estado y la iglesia de los pobres, la Iglesia del crucificado en la cruz por denunciar a los ricos fariseos y a los invasores romanos. Señores y señoras de los partidos de la bicoca parlamentaria ¡qué tomadura de pelo y de dinero de todos y todas es ésta!

¿No venían (léase Podemos y Ciudadanos) a acabar con los privilegios del bipartidismo corrupto y cobarde frente a los poderes económicos? Qué pasa que sigue en pie el dicho de Cervantes: “Amigo Sancho con la Iglesia hemos topado”, pues si es así no nos vendáis milongas de las de siempre. Tampoco habéis hablado de la escuela concertada, es decir, de la escuela de las órdenes religiosas pagadas con dinero público y que adoctrinan a niños y niñas en principios que van contra los expuestos en la Constitución, como son: la igualdad entre el hombre y la mujer, el derecho al aborto, el derecho al divorcio, el matrimonio homosexual, inculcando en sus tiernas mentes que todo lo anterior son conductas pecaminosas e incluso criminales. Qué pintan tanto Ana Colau como Manuela Carmena en bendiciones, procesiones y concesiones de medallas que organiza el clero. Qué carajo pinta el alcalde de Cádiz (Unidas-Podemos) concediendo la Medalla de Oro de la Ciudad a la Virgen del Rosario, y que esa decisión fuera defendida por el propio Pablo Iglesias, tiene bemoles la cosa. Y me pregunto: ¿a quiénes quieren engañar? ¡Basta de timos de la estampita, que ya somos mayorcitos! Y me pregunto: ¿cuándo se establecerá, de una vez por todas, una verdadera separación entre el Estado y la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, entidad prototipo de lo que es una organización antidemocrática y mafiosa. De esto último no hay la menor duda, tiene su sede central en la ciudad italiana de Roma, sus plazas fuertes en Nápoles y Siciclia, y ramificaciones por multitud de países del orbe terráqueo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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