Rafael Sánchez García
Este pequeño trabajo sólo tiene por misión poner sobre la mesa un problema al que la CNT, principalmente desde el Congreso de Córdoba, celebrado el año 2010, está siendo abocada a marchas forzadas y que no es otro que el de la dejación de un Principio estatuido desde su fundación en 1910, y que es el de que el sindicalismo para ella es un medio y no un fin. Nuestr@s predecesoras, anarquistas la mayoría, fundan la CNT, que fue el colofón final de toda una serie de pasos y organizaciones que la precedieron, para poner en manos de la clase trabajadora un arma de lucha, contra el Capital y el Estado, que fuese capaz de ponerlos en jaque para conseguir un mundo mejor para tod@s. Por eso, desde el sindicalismo revolucionario crearon el Anarcosindicalismo y luego los Sindicatos Únicos de Ramo, que fue el colofón de la modernización del sindicalismo en la época para aglutinar a to@s los obrer@s de un mismo ramo en un Sindicato y tener más fuerza en la lucha contra l@s patron@s. Por eso la CNT no era un Sindicato al uso. Fue una Organización revolucionaria, como ya demostró en su momento, con capacidad para aglutinar en su seno a la mayoría de l@s trabajadoras españoles, y para ello, como Organización revolucionaria, no se dedicó solo a la mejora de las condiciones laborales, sino que, como su lucha estaba encaminada a la consecución de una Sociedad más justa, libre, igualitaria y solidaria, se implicó en la lucha por todo aquello que afectaba a la clase trabajadora en su vida diaria. Y esa fue la grandeza de la CNT, que sus mujeres y hombres estaban allí donde había, aparte de las fábricas, los grandes problemas que acuciaban y hacían malvivir a l@s obrer@s y sus familias, es decir, en los barrios, que fueron el mejor caldo de cultivo para el anarquismo y el anarcosindicalismo. Por eso nuestr@s viejo@s compañer@s, ya desaparecid@s, siempre nos decían que vivieron en una Sociedad paralela a la que les tocó vivir, y, de 1936 a 1939, tras el golpe de estado de los militares fascistas y la Iglesia Católica, vivieron y lucharon por aquella sociedad de recambio que durante tantos años llevaban en su pensamiento. Lo que ocurrió es de sobras conocido y no es el tema de este escrito.
Tras la muerte del dictador fascista la CNT volvió a renacer y a ella se acercaron hombres y mujeres con ideas muy dispares y criterios muy alejados de lo que realmente era el Anarcosindicalismo. La Confederación comenzó a crecer (había rechazado los Pactos de la Moncloa, firmados en octubre de 1977) y al Estado, el Capital y a los sindicatos reformistas llamados a ser los que vivirían del Sistema (UGT y CCOO y algunos otros), esto les empezó a preocupar y las Cloacas del Estado, a través del Ministerio del Interior y de su ministro de entonces, Rodolfo Martín Villa, comenzaron a preparar el golpe contra el Anarco-sindicalismo, que se materializó en el incendio de la sala de fiestas Scala de Barcelona, el 15 de enero de 1978, y en el que murieron dos trabajadores de la UGT y dos de la CNT. Los servicios secretos habían preparado la sala para que ardiera rápidamente. Este hecho hizo que l@s trabajadoras/es se asustaran y abandonaran, o no se acercaran a la CNT. Es a partir de esos momentos que comienza el retroceso, por no afiliación de trabajadoras/es, de la CNT.
Aparte de lo apuntado anteriormente, la CNT durante todos estos años, desde la mal llamada transición del franquismo a la democracia, porque en realidad fue del franquismo a una monarquía constitucional impuesta por Franco, y Congreso tras Congreso ha tenido que estar siempre intentando que propuestas reformistas, ajenas al sentir Anarcosindicalista, dieran al traste con sus Principios, Tácticas y Finalidades de siempre. Oscuros pactos de elementos dentro de la CNT, José Bondía, secretario general del Comité Nacional, con el Partido Socialista también hicieron mella en la misma. El tema de las Elecciones Sindicales, que la CNT rechazaba, también hizo que otros grupos internos al final dividieran la Organización, con lo que surgió, por expulsión de l@s mismas, la Confederación General del Trabajo (CGT), que se reclaman hereder@s de la CNT, como si ésta hubiese muerto. Durante años ha habido sindicatos que han luchado por hacer desaparecer a los sindicatos pequeños de Oficios Varios, y hasta que no lo han conseguido no han parado. Los hay que han luchado por hacer desaparecer a la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT), y como no lo han conseguido porque esta no se ha plegado a sus intereses para poder controlarla, cuando han podido, por tener el control de votos en Plenos o Congresos en la CNT y previa expulsión de Sindicatos que molestaban a sus oscuros intereses, han creado otra Internacional, la Confederación Internacional del Trabajo (CIT), a su medida y oscuros intereses y con compañer@s de viaje que antes habían sido expulsados de la propia AIT por contravenir sus Principios.
Ahora hay una organización sindical que nada tiene que ver con aquella CNT de siempre. Esta de ahora se está convirtiendo en una caricatura de lo que fue, en la que se están creando nuevas estructuras que van en detrimento de la Acción Directa y en favor, económicamente hablando, de aquell@s que cobran por solucionar lo que la Acción Directa de los Sindicatos Confederales debería solucionar. Esto es, simple y llanamente, hacer lo mismo que hacen l@s polític@s y los sindicatos vendidos al Sistema con respecto al pueblo y l@s trabajadoras/es, es decir: “déjame, no te preocupes por nada, que yo me ocuparé de solucionar todos tus problemas”.
No es esta la primera vez en la historia de la CNT que algun@s Sindicatos, controlados por elementos políticos, en momentos de debilidad de esta, o por estar las cárceles llenas de anarquistas y anarcosindicalistas, se hacen con el control de esta. Pero siempre la CNT fue capaz de rehacerse de estas traiciones y sucias maniobras. Desgraciadamente hoy, la clase trabajadora no está concienciada y está desideologizada y la CNT no está repleta de trabajadoras conscientes que puedan, como antaño, revertir esta situación de sindicalismo poco, o nada, anarcosindicalista que padece.
Es sólo desde la toma de conciencia como trabajadoras, de tod@s aquellas que se dicen libertarios y anarquistas, que se podrá volver a hacer de la CNT aquella Organización sindical revolucionaria y arma de lucha contra el Capital y el Estado. Para ello tienen que tomar conciencia que hay que constituir Sindicatos en sus localidades o afiliarse a los ya existente para, desde dentro, comenzar a hacer de los Sindicatos Confederales esa arma de lucha tan poderosa que nuestr@s predecesoras anarquistas pusieron en marcha y que fueron capaces de enfrentarse a la Patronal y el Estado consiguiendo mejoras para el trabajo y la vida del pueblo y de la clase trabajadora. Y con ello no estoy dando por sentado que se ha de luchar de la misma forma que lo hicieron nuestr@s compañer@s de entonces. No. Han pasado casi cien años de entonces y el trabajo, las personas, el Estado y el Capital no son los mismos de entonces. Pero hay una cosa que no ha cambiado, que es que siguen existiendo trabajadoras y patronos y, por tanto, explotad@s y explotadoras/es. Por tanto, sí que hay que repensar las formas de lucha y de llegar a la conciencia de l@s trabajadoras y del pueblo. Pero para esto no es necesario hacer que los Principios, Tácticas y Finalidades, que conforman el cuerpo doctrinal y ético del Anarquismo y del Anarcosindicalismo, se diluyan y se integren dentro del Sistema Capitalista.