Germen Zamorano
La cultura “Anarco-Naturista” fue un movimiento que se extendió por toda la geografía de la península ibérica. Pero donde se dio a conocer con mayor ímpetu fue en Cataluña, el Levante y Andalucía.
Sin embargo, esta cultura es hoy en día poco conocida y escasamente valorada. Pero se puede demostrar que desarrolló una gran labor en el campo de la educación integral y en la cultura libertaria.
Su pedagogía racionalista y sus originales componentes en la educación integral han quedado impresas en gran cantidad de libros, revistas, periódicos y folletos, que son una abundante muestra de la riqueza, vitalidad y multiplicidad del pensamiento revolucionario que alimentaba aquella época. En estas publicaciones se plasmaban las inquietudes de carácter medio ambientalista, higienista, humanista y pacifista que comenzaban a aflorar por aquel entonces y que fueron herederas del pensamiento revolucionario del siglo XVIII.
Resulta conveniente hacer un poco de historia y dar a conocer la relevancia que llegó a tener, la naturaleza, el racionalismo y la libertad en el transcurso de los siglos XVIII, XIX y XX.
C
Comenzaremos diciendo que, hasta el siglo XVIII, el naturalismo había sido considerado como una filosofía atea y una negación a todo lo sobrenatural. Más tarde, a mediados del siglo XVIII, surgen determinadas tendencias naturalistas que pretenden invadir todos los campos del pensamiento, el científico, el filosófico, el ético, el social y el humano.
En el campo científico aparecen personalidades de renombre universal como Linneo, con su obra “Sistema de la Naturaleza”, Bufón, con su “Historia Natural” y Lamark, con su “Filosofía zoología”.
En el filosófico, también proliferaron las biografías del naturalismo racionalista, pedagogía y ética social y humana como Diderot, que, en la “De la interpretación de la Naturaleza”, se considera partidario de una religión natural. La “Libertad Natural” y la “Igualdad Natural” son artículos suyos expuestos en la Enciclopedia. Durante algún tiempo, también se le atribuyó el “Código de la Naturaleza”, donde defendía el estado natural del hombre. Más tarde, se descubrió que esta obra pertenecía al filósofo Morelly. El pensamiento de Morelly es parecido al de Rousseau, también cree que el hombre primitivo era bueno y que la civilización y la propiedad privada lo habían corrompido.
No obstante, hay que reconocer que los conceptos y principios básicos y fundamentales de la filosofía naturalista están expuestos en las obras del Barón de Holbah, filósofo francés que juega un papel esencial en la difusión del naturalismo materialista durante la mitad del siglo XVIII. Criticó a la religión por tres razones: por ser contraria a la razón, por impedir que el hombre acceda a la felicidad y por favorecer la tiranía política. Escribió el “Sistema de la Naturaleza” y “La moral universal”, obras basadas en las leyes del mundo físico y en las leyes del mundo moral.
A todos estos naturalismos hay que añadir el naturismo roussoniano, un naturismo romántico y utópico que despierta un gran interés por la naturaleza. Su pensamiento principal es la idea de la bondad originaria de la naturaleza, que todo sale perfecto de manos del creador de la naturaleza. El “Emilio”, es la obra educativa que más relaciona da está con el naturismo, pero el naturismo se puede decir que está presente en todas sus obras.
Resulta difícil exagerar la relevancia que llegó a tener la naturaleza para los ilustrados y el gran combate que mantuvieron con la iglesia católica. En realidad, la naturaleza representó para los ilustrados una especie de punto de apoyo para combatir todos los mitos sobrenaturales y hacer resaltar los valores de la naturaleza, el racionalismo y la libertad.
También existen datos de los hechos acaecidos al finalizar el siglo XVIII, después de la revolución. Después de la revolución en Francia comienza un movimiento impresionante. Todas las instituciones se transforman y la libertad de pensamiento era absoluta. La naturaleza, que durante muchos años había sido declarada y perseguida como una doctrina incompatible con la fe católica, se puso en boga, y en cualquier tema que se abordaba, la naturaleza tenía un papel muy relevante. Para celebrar la fiesta de la revolución, se plantan árboles de la libertad. En la plaza de la revolución, al pie de la estatua de la libertad, se lanzaron al aire tres mil pájaros que partieron para todos los puntos del planeta, llevando, pendiendo del cuello, la siguiente inscripción: “somos libres, imitadnos”. También cabe mencionar, porque fue algo excepcional, el calendario que surgió de la revolución francesa, dando sentido racional al curso de las estaciones, con nombres simbólicos, de acuerdo con la época del año. Sobre las ruinas de la Bastilla se construye una estatua gigantesca, de cuyos senos brotan sendos surtidores que están arrojando agua permanentemente. En realidad, puede decirse que todas las alegorías que se hicieron para celebrar la fiesta de la revolución estuvieron relacionadas con la naturaleza, la razón y la libertad, y pueden ser consideradas el móvil ideológico, social y revolucionario de transformación social. No cabe la menor duda de que los filósofos naturistas, panteístas, deístas, jusnaturalistas franceses del siglo XVIII fueron los precursores de la naturalización de nuestras condiciones humanas. El naturalismo era la única doctrina que había proclamado el estado natural, la libertad natural, la igualdad natural, la educación natural y una sociedad más preocupada por la propia naturaleza, porque ella también es esa naturaleza.
Se puede decir como conclusión, que el anarquismo filosófico se fundamenta en la Naturaleza, la Razón y la Libertad, y sirve de base para lo que algunos entienden del anarquismo como movimiento político, social y económico.