Pedro Ibarra
Oculta bajo las profundas y negras grietas terrenales y silenciada por los abismos infinitos, por fin se dignó aparecer en la luminosa superficie, portando en su ser la luminosa verdad que a todos nos trae, la luz y la placidez de espíritu. La mágica palabra llamada ¡¡CRISIS!!, oculta por poderosas razones de conciencia social ha aflorado y se dignó aparecer su tez sobre este viejo país, tan lleno de esbeltos caballeros prestos su tizona a batirse por cualquier causa quijotesca. Gallardía que tanto enardece a nuestra alma ibérica. Su bendita aparición cubrió todas las testas patrias de luz, que sabedoras por fin de las justificadas causas que obligaron a nuestros mandatarios a ocultar dicha joya en las profundidades peninsulares, da gracias al infinito cielo por su benevolente acierto.
El altivo caballero que se dignó liberar la portentosa y mágica voz “Crisis”, glorificó su silencio con la joya de ese adjetivo, ilustrando al lamentable pueblo, carente de conocimientos culturales simples. Pueblo tan necesitado de saber cómo de tener. Es por ello que los inútiles patanes no podrán nunca reconocer y agradecer la dignidad y sapiencia de nuestro amo y señor de las Españas y de sus almas. Siempre fue la ignorancia potestad de los siervos y su único destino al nacer sólo fue cumplido en la sumisa servidumbre, estando sus pobres cerebros bien cómodos en sus respectivas jaulas y dando gracias al Señor por su bendita suerte. Es por ello que en nuestro jubiloso presente, tan dotado de justas correcciones, en las ingratas y viejas injusticias sociales hacia los viejos productores (hoy llamados “colaboradores”, porque suena mucho más elegante), ha dispuesto gritar a los cuatro vientos que el problema que tanto nos ha atormentado, se llama Crisis y no descenso pausado de nuestra economía, u otras calentoñas parecidas.
Arduo trabajo ha tenido nuestra primera cabeza pensante en poder hallar la justa palabra para poder definir ese galimatías gramatical que tanto ha atormentado al sumiso pueblo, pero habría que poner en conocimiento de dicho pueblo que ya hace muchísimo tiempo se reunieron en asamblea las Federaciones de Tontos de pueblo de España y ellos solitos, y sin ayuda de nadie, ya dieron luz a la mágica palabra “Crisis”: Hechos ocurridos después de las Guerras Carlistas. Los muy fieles colaboradores laborales están un poco preocupados por la lentitud en dar con ese bendito “adjetivo”, pues podrá llegar el día que nuestros gobernantes tendrán que pregonar otro mucho más comprometedor que haga peligrar “el Mundo”.
Resignados estamos a tener que ser gobernados por la flor y nata de la mediocridad, pues en el fondo de nuestra resignada vida, tan llena de necesidades, nada de lo que dice ser lo es, pues si mediocres son nuestros “mandones”, mediocres somos nosotros, los “colaboradores”, y en la mediocridad vivimos en una sociedad sin olores ni sabores, ni en los alimentos ni en nuestra personalidad