Jerez

“¡Justicia para nosotros!” -gritaba
Al subir al patíbulo Lamela-.
Todavía la justicia no ha llegado,
Todavía sigue el hambre por la tierra
Torturando a los pobres campesinos
Que no se olvidan de la frase aquella.
La justicia vendrá, no hay que dudarlo,
Una noche al fulgor de las estrellas
Y blandeciendo sus hoces aceradas,
Penetrarán aullando por sus puertas,
Segando las cabezas de los hombres
Como siegan el trigo en la pradera.
Lo saben los burgueses maldecidos,
Y en sus cobardes sueños se presentan
Hombres agarrotados que maldicen
A aquéllos que arrancaron su existencia;
Llamas que se retuercen hasta el cielo
Reduciendo a cenizas sus riquezas;
Explosiones terribles que derrumban
Palacios que cobijan a panteras…
Y después, campo triste, desolado,
Ruinas humeantes, una inmensa
Muchedumbre, que empuña compulsiva,
La antorcha del incendio justiciero.

Fermín Salvochea

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