Germen Zamorano

Las teorías naturalistas que conforman la doctrina de la naturaleza vienen de muy antiguo. Sus raíces se encuentran en los pensadores presocráticos, y en particular en los filósofos naturalistas, que centraron toda su atención en la naturaleza en oposición a las explicaciones que ofrecían las mitologías y las diferentes religiones. Las respuestas existenciales las tuvieron que buscar en la naturaleza y en la razón, y no en la imaginación.
También se podría señalar como precursores de las teorías naturalistas a los hipocráticos, epicúreos, estoicos y cínicos.
La doctrina hipocrática se propone liberar a la medicina de toda concepción mágica o religiosa, para hacer de ella una ciencia basada en un método seguro y racional de diagnosis y de terapia.
Seguir a la naturaleza también fue la máxima del epicureismo y estoicismo, que expresa el principio fundamental de todo juicio de valor en el orden moral. La moral epicúrea consiste en buscar el placer y rehuir el dolor, como lo hacen de manera natural los seres humanos y los animales. La moral estoica se asienta en seguir como primera inclinación la de conservarnos, como si la naturaleza, el destino y la razón universal nos hubiese confiado a nosotros mismos la salud, el bienestar y la libertad.
Los cínicos abogan por un retorno a la naturaleza, sin establecer una clara distinción entre la naturaleza humana y animal. Su moral está fundamentada en el rechazo de cualquier convencionalismo social y religioso. Sólo concedían importancia a la ley natural, se consideraban ciudadanos del mundo y rechazaban la familia, el matrimonio y el dinero, porque pensaban que eran imposiciones de los fanatismos políticos y religiosos.
Al iniciarse la Edad Media, todas las filosofías antiguas de tendencias naturalistas fueron prohibidas y condenadas por las autoridades eclesiásticas. Para la iglesia católica no existía más filosofía que la cristiana, por lo que fueron descartadas todas las demás por ser consideradas doctrinas impías, en tanto que negaban la existencia de Dios, lo sobrenatural, la creación, la revelación y la inmortalidad del alma.
En el Renacimiento, la filosofía naturalista comienza de nuevo presentando una gran ruptura con las filosofías sobrenaturales cristianas. El médico Paracelso está considerado como uno de los precursores de las ciencias naturales y primer representante del panteísmo. En realidad, se puede pensar que, a partir de la cultura de la antigua Grecia, las diferentes teorías naturalistas recogieron de una forma u otra todas las voces del macrocosmos y del microcosmos para conformar su propia filosofía y cultura, en contraposición con todo lo sobrenatural y neoplatónico. En el Renacimiento vuelve a afirmarse el naturalismo, el racionalismo y la libertad, que son los conceptos básicos y principios fundamentales de la filosofía de la naturaleza de la antigua Grecia.
La iglesia católica siempre ha condenado el naturalismo como el naturismo, reconociendo el peligro que representan para el mantenimiento de su estatus privilegiado en el marco de las sociedades antiguas y actuales. En realidad, se puede pensar que, durante el largo período del pensamiento cristiano, el naturalismo desaparece de la escena para reaparecer de nuevo en la época renacentista. El interés por la naturaleza trasciende de su propia esfera. Ya no se contenta el hombre con volverse ahincadamente a lo natural, sino que trata de imponer este carácter a todas las cosas. No solo habrá una ciencia natural, sino un derecho natural, una religión natural, una moral natural, un naturalismo humano. ¿Qué quiere decir religión natural? Es lo que queda de la religión después de quitarle todo lo sobrenatural: revelación, dogma, historia, etc. La religión natural es lo que el hombre siente por su propia naturaleza. Un Dios, no como el Dios personal del dogma cristiano, sino una idea de Dios en la que el derecho natural y la moral natural son los que competen al hombre por el hecho de ser hombre formando parte de la naturaleza.
Es evidente que en la época renacentista surgió, en los siglos XV y XVI, un movimiento cultural impresionante representado por personalidades del mundo del arte, la cultura y la filosofía y todos ellos de renombre universal: Leonardo da Vinci, Tomás Moro, Luís Vives, Erasmo de Rotterdam, Campanella, Montaigne, Francis Bacon, Gassendi, Spinoza, Meslier…Todos estos librepensadores desarrollaron una filosofía de la naturaleza que pretendía volver a los valores de la antigua Grecia como contraposición a medievo teocéntrico y autoritario de la iglesia católica. Fueron los verdaderos precursores de un naturalismo evolutivo, progresista y humanista.

 

 

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