Bruno Servet
La actualidad informativa, en lo que se refiere a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana (ICAR), me lleva a una de las comunidades autónomas en las que la Iglesia a Inma-triculado más inmuebles de toda España: Navarra. La actuación del obispo de Pamplona y arzobispo de Tudela (Francisco Pérez González), junto a la curia episcopal que le acompaña en sus acciones de todo tipo, es de una crueldad moral y social indigna de los que pregonan el amor al prójimo, siempre que no sea muy próximo, como bandera de su apostolado espiritual.
Mientras que en esa comunidad, varias personas entregaban a la policía tres
carteras con dinero, un ordenador, un bolso con varios billetes y hasta una mochila con
más de 5.000 euros que se habían encontrado en distintas vías públicas; el obispo de
Pamplona desahucia a una anciana de 87 años, y que llevaba cerca de 40 años en una casa de propiedad episcopal (¿Suya o por apropiación indebida en algún momento del pasado, donde el aval de propiedad era el lema: “Dios, patria y Rey”?). Un auténtico
despropósito, así lo consideró -sin paliativos- la comunidad de base de los fieles católicos, mediante su masivo apoyo a favor de Feli Itoiz, ante la casa parroquial de la localidad navarra de Lizoain/Arriasgoiti (Merindad de Sangüesa, comarca de Aoiz), que
impidió que se llevara a cabo el desahucio ordenado por la justicia a instancias del obispado pamplonés.
¿Dónde queda la tan cacareada caridad cristiana? Por qué el arzobispo se negó a renovar el contrato de arrendamiento y le dijo, personalmente, que no apareciera más por allá. Hay que recordar que el Arzobispado navarro tiene miles de propiedades
ocupadas y vacías por toda la Comunidad.
Muchas veces se dice que decimos esas cosas de las autoridades eclesiásticas quienes somos ateos confesos, pero no siempre eso es así, ya que muchas veces personas ajenas al ateísmo, ante esos graves atropellos a la dignidad humana, reaccionan de manera contundente frente a la jerarquía eclesiástica con palabras como éstas: “Todas las civilizaciones han creado y adorado a un Dios, un Dios hecho a sus y para sus necesidades, miedos, ambiciones, agradecimientos y hasta para sus bondades. Y me pregunto qué Dios venera y adora este arzobispo y la organización que preside.
No me indignaría tanto si este señor fuese el presidente ejecutivo de un banco o de una SL con cuentas de resultado, beneficios, etc, pero este señor es pastor de un gran rebaño donde sus conducidos pasan por donde él aconseja y dirige. Llego, pues, a la conclusión
de que este arzobispo adora a un Dios egoísta, materialista, desalmado, injusto e inhumano, ya que teniendo más de mil pisos y casas mayormente vacías se atreve a dejar a una anciana de 87 años en la calle. Como dice Feli, que espere un poco a que me
muera… Un beso Feli, un beso de apoyo, ánimo y solidaridad”.
A este responsable de este atropello contra la dignidad humana se le acumulan los problemas, y ello debido a su actitud despótica y de rasgos claramente franquistas. Veamos dos hechos que confirman lo dicho antes. El primero hace referencia al tema de
los scout de Navarra. De la noche a la mañana, sin previo aviso, disuelve la asociación Euskalerriko Eskatuak Nafarroa- Scouts Católicos de Navarra (EEN-SCN) y crea una nueva organización llamada ahora: Scouts Católicos de Navarra –Movimiento Scouts
Católico (SdN-MSC). El arzobispo autoritario dijo: “Yo no echo a nadie, simplemente, ahora invito a que puedan asociarse a la nueva asociación de movimiento scout católico”. Y después dicen que en Catalunya y Euskadi se adoctrina a niños y niñas y jóvenes. Dejó en la calle de golpe y porrazo y sin asociación a 1.200 jóvenes y a 150 monitores. La asociación, que funcionaba de manera asamblearia, pasó a tener “un comisario religioso” que iba a gestionar la asociación e imponer un ideario totalmente católico, los disidentes fuera o claudicar a sus parámetros totalitarios. ¡Y dicen que ha desaparecido el Nacional-Catolicismo de España! ¡Pues, en Navarra, naranjas de la china! Esta es la Iglesia de las libertades, sí, pero de las suyas, de aquellas que sólo les benefician a ellos, a la jerarquía de la ICAR.
Para terminar este apartado, comentar brevemente que el
susodicho obispo de Pamplona, ha tenido que hacer frente a un comunicado de seglares y sacerdotes de las Comunidades Cristianas de Base de Navarra, bajo el título “Pedir perdón yfomentar la reconciliación”. El comunicado está estructurado en tres apartados. Escribiré lo más destacado de cada uno de ellos:
Primero, “el papel, la responsabilidad y significación que Emilio Mola y José Sanjurjo tuvieron en el golpe de Estado del año 1936 y sus secuelas, en forma de represión criminal y cruenta en Navarra, donde no hubo frente de guerra”.
Segundo, “el Inequívoco carácter de exaltación que el mausoleo tiene de unos
componentes inaceptables desde la lógica democrática y la exigencia de derechos humanos, pero también desde el punto de vista evangélico y cristiano. Pretendidas razones, supuestamente sagradas, o legales, no pueden justificar o encubrir la violencia o el crimen”.
Tercero, el cual arremetía directamente contra la Iglesia, al denunciar “el papel de la Iglesia Española en general, y de Navarra en particular, que, salvo honrosas excepciones, además de bendecir y caracterizar como “Cruzada” aquella oscura y trágica sublevación, no estuvo al lado del derecho de los débiles y perseguidos, de las víctimas y sus familias, de la justicia en suma”. El indigno obispo replicó con una gran mentira, “desde los años 80 se ha venido trabajando para dar una sepultura digna a todos los que están en las cunetas y en lugares indignos”. Quienes hemos seguido la trayectoria de las Iglesia en este tema, sabemos fehacientemente que no es así, ni por asomo. Ni ellos ni los partidos a quienes ellos votan no han movido un dedo, no han
dado ni un euro para sacar a nadie de las cunetas; al contrario, han puesto todos los obstáculos posibles a la recuperación de la Memoria Histórica en esa Comunidad Foral. El obispo dice que para exhumar los cadáveres de Mola y Sanjurjo, se necesita el permiso del Ayuntamiento y de las familias. Ello es una falaz triquiñuela, ya que él sabe positivamente que las familias de los dos fascistas se opondrán clara y rotundamente a la petición por parte del Ayuntamiento, único propietario del mausoleo, a llevar a cabo dicha actuación.
Pasemos ahora, después de un repaso a la actualidad, a comentar lo relacionado con la Iglesia y el trabajo. Como en los partidos políticos, las bases de la ICAR en muchas ocasiones se distancian una barbaridad de la jerarquía que les manda, caso de la guerra de Irak, Afganistán, etc., o la cuestión del aborto, la eutanasia, el divorcio, y más recientemente la cuestión de los refugiados. Otro tanto pasa con los desahucios, la pobreza, la venta de armas, la ecología (lo del papa Francisco es un paréntesis doctrinal), el cambio climático, y con el mundo del trabajo. Pero, hete aquí que de golpe y porrazo aparece un escrito a nivel individual, aunque ostenta un cargo en la Federación de Movimientos de Acción Católica.
El pasado 17 de octubre tuvo lugar la Jornada Mundial por el Trabajo Decente impulsada por la Organización Internacional del Trabajo, y el movimiento mundial de trabajadores cristianos. El objetivo es poner fin a la lacra de la precariedad laboral que caracteriza al actual mercado laboral. Afirma el autor del escrito que la Iglesia no ha sido ajena a esta cuestión, y pone como ejemplo las encíclicas de León XIII (Rerum Novarum), Benedicto XVI (Cáritas inveritate) y la del papa Francisco (Laudatosi). Hasta aquí nada que objetar, si no fuera porque en la práctica laboral cotidiana sus fieles no se implican de manera clara y rotunda contra los atropellos que comenten los patronos, muchísimos de los cuales el domingo van a misa de doce. Sólo en casos muy puntuales, y de manera individual, sus fieles no participan en manifestaciones ni en huelgas de ningún tipo, y mucho menos sin son de carácter laboral. En la teoría sus palabras son muy bonitas, pero la práctica es otra. Afirman: “un trabajo decente garantiza un salario mínimo vital, la libertad de asociación sindical, la participación de quienes trabajan en los asuntos de la empresa, el respeto de la negociación colectiva, el respeto de los convenios, igualdad de trato entre las personas, la salud y seguridad en el trabajo, la protección social de quienes trabajan y de las personas a su cargo, la protección contra el despido, el acceso a la formación y el aprendizaje permanente y el equilibrio entre la vida privada y la vida laboral”.
¿Quién puede estar en desacuerdo con lo antes afirmado?, nadie. Pero la realidad es otra, en los púlpitos de ermitas, iglesias, basílicas y catedrales el mensaje no es ese; el mensaje es que se practique la caridad y no la justicia, que se ejercite la sumisión al poder que causa esos estragos sociales, y no la rebelión contra las leyes que dan cobertura a esos atropellos sociales. Estoy de acuerdo con ellos, cuando dicen que la economía está al servicio del capital, donde la persona es un mero instrumento que sirve y es utilizada en función de los intereses que favorece al mercado. Tienen razón (más allá de su apelación al Reino de Dios) cuando apostillan: “Esta concepción, en cuanto no ponen a la persona y su dignidad en el centro, es contraria al proyecto del Reino de Dios y no puede ser, en ningún caso, aceptada desde una mirada cristiana de la vida”. Sí, todo maravilloso en teoría, pero en la práctica hay que arrimar el hombro y jugarse los cuartos en el quehacer diario de lucha sindical laboral y social, ya que somos algo más que simples trabajadores y trabajadoras. Aporta el autor del artículo un dato que tiene su importancia, pues confirma que a esta iniciativa se han añadido ya, cerca de 200 entidades de la Iglesia y organizaciones sociales. Pues muy bien, a ver si se nota en la calle el trabajo de tanta gente implicada con la justicia social, y no se queda como hasta ahora en meras intenciones de buena voluntad. Si de verdad su compromiso es real y no solo propagandístico, bien venidos a la lucha social no sectaria e interesada.
Entre las muchas y buenas propuestas que hacéis, estoy /estamos de acuerdo en: A) Luchar contra el trabajo no declarado, el fraude fiscal y los paraísos fiscales. B) Establecer una sólida base jurídica de derechos laborales. C) Creación de empleo de calidad, garantizar los derechos en el trabajo, la protección social y la igualdad. D) Garantía de capacidades para adaptarse a las diferentes situaciones, mediante una formación profesional permanente. E) Garantizar la igualdad de remuneración entre hombres y mujeres, combatir la discriminación y la brecha salarial, el techo de cristal, el acoso psicológico y el acoso a las empleadas embarazadas. F) Condiciones de trabajo dignas para jóvenes: períodos de prácticas, de aprendizaje o cualquier oportunidad en el marco de la Garantía Juvenil. G) Incrementar la inversión pública y privada que conecte los mercados financieros con los mercados productivos. H) Acompañar a las personas en situaciones donde la ausencia de trabajo decente provoca inestabilidad, sufrimiento y falta de horizontes vitales, propiciando respuestas individuales y colectivas que alumbre caminos de esperanza. Todo muy bien, de acuerdo. Pero, ahora a ganárselo todo, luchando en los puestos de trabajo y en la calle. AMÉN (que así sea).