T. P.
La hoja de coca es no solamente una de las medicinas más básicas de los países andinos, sino que también forma parte de los ingredientes de las comidas y bebidas de sus pueblos, principalmente en Bolivia.
La hoja de coca, pura y natural, sirve para aliviar los incómodos males provocados por la altura en donde viven y trabajan los indígenas, para aliviar el hambre, la sed y el cansancio. Para la gente de clase media, la coca sirve para pronunciar el sabor en las comidas, como en la pizza, en las salsas, en las galletas y en las tortas y caramelos. Muchas otras comidas son también hechas con la harina de coca, mezclada con la harina de maíz o de trigo. Entre las bebidas de coca, además de la coca-cola, hay el ron de coca, el vino de coca, etc. En los productos cosméticos, hay cremas para la piel, medicinas para heridas y también el shampoo para la caspa y para la caída del cabello.
Los incas, que habían construido una gran civilización en los tiempos precolombinos y eran una de las razas más sabias y culturalmente más ricas del mundo, perdieron sus tierras y su poder cuando el ejército español y los religiosos cristianos invadieron las tierras de América. Entonces, la civilización andina de los Incas fue destruida y subyugada por los conquistadores, los cuales hicieron muchas imposiciones culturales y político-religiosas.
Una de esas contradicciones culturales tiene que ver con el uso de la hoja de coca, considerada por algunos como alucinógena.
En 1999 y 2000 estuve haciendo investigaciones en el Perú y en Bolivia, los dos países más altos de la Codillera de los Andes. Lo que yo buscaba era entender dos asuntos que durante años estudiaba en las publicaciones internacionales. El primero tenía que ver la muerte del Che Guevara, el gran héroe latinoamericano, asesinado por un militar boliviano, llamado Mario Terán, el 7 de octubre de 1967, al mando de Barrientes, quien era entonces el presidente de Bolivia. El segundo asunto era el buen uso de la hoja de coca, de la cual se produce la cocaína. Como es asunto conocido, los indígenas de las alturas de los Andes han sobrevivido durante milenios masticando la hoja de coca como salvación de la muerte por el hambre, la sed, la enfermedad y falta de aliento por la altura. Estos indígenas Incas y Aymaras han dejado de ser el pueblo más rico del mundo en oro, plata y piedras preciosas, para ser el más pobre de los más pobres pueblos dominados por el cristianismo.
Bolivia tiene dos ciudades que sirven de capital: el Sucre, que es la oficial, y La Paz, que es la comercial, protocolar, etc. Esta última es la capital más alta del mundo. Junto a La Paz está el monte Illimani, de 6.456 metros de altura. Cuando llegué al aeropuerto de La Paz, el cual está también muy alto, fui presentada a la coca, en forma del té, el cual es llamado «mate de coca», pues ya me sentía mal, sin poder respirar normalmente. Me gustó el té e inmediatamente me sentí mejor. Los amigos poetas, escritores y artistas que me recibieron en Bolivia, me acompañaron por toda la ciudad y participaron de mis investigaciones con mucho entusiasmo. Me han dicho que el Che Guevara era considerado como un gran héroe de la América y que en el lugar donde lo ejecutaron, hay un monumento en su homenaje. Que el pueblo sigue su fe en la revolución que él inició. Noté que algunos campesinos tenían su foto en la pared, como si fuera un santo, y comenté que se parecía a un Cristo moderno. Hablamos del Inti, el inca que se presentó para sustituir al Che y para liderar la revolución andina. También lo ejecutaron, en el mismo lugar y de la misma manera que al Che Guevara. Pero su nombre quedó en la historia, junto con el nombre del Che. Las canciones de los Intillimani hablan de él. En una feria de calle compré unos libros populares y en uno de ellos, el autor comentaba el hecho de que al Che le cortaron las manos para enviárselas a los mandamases de la CIA. Sin embargo, alguien, en un alto puesto del gobierno, interceptó esto y le mandó en seguida las manos del Che a su compañero de lucha en La Habana, a Fidel Castro. Después se juntaron las manos con el cuerpo cuando lo enterraron en el mausoleo de Santa Clara, en Cuba.
Yo seguí investigando sobre los indígenas y la coca y, una amiga antropóloga, me acompañó a la calle de los brujos, en donde se vendían toda clase de amuletos, de hierbas, de coca, y en donde uno de los brujos me leyó la suerte en un puñado de hojas de coca echadas sobre la mesa. Me ha hecho mucha impresión la certeza con que me dijo mi pasado, mi presente y como después de unos días he comprobado, hasta el futuro. Cuando comenté esto con mis amigos bolivianos, uno me dijo: “¡cualquiera de esos brujos de la calle puede leer precisamente todos tus pensamientos!”. Me acuerdo que el brujo tocaba algunas de las hojas de coca de la mesa como si las acariciara, al mismo tiempo que masticaba unas cuantas y me miraba hondamente dentro de mis ojos. El me anunció, entre otras cosas que pasaron exactamente de acuerdo con sus palabras, que mi viaje iba a ser muy difícil, porque estaría muy enferma. Lo que pasó fue que la falta de costumbre y de cuidado hizo que el abuso de la coca me provocó una molestia estomacal. Al regresar a los Estados Unidos tuve que pasar una semana en el hospital, sufriendo la curiosidad de los médicos. Algunos creían que las hojas estaban contaminadas, otros pensaban que yo no debería de haber tragado las hojas, que con masticar y botarlas era suficiente.
Sin embargo, yo nunca he visto a nadie escupir las hojas de coca, por eso pensé que podía tragarlas.
Después de las conferencias que hice en la Asociación de los Escritores de Bolivia y en la Unión Federal de Escritores, me ofrecieron una fiesta en la cual unos grupos de indios aymaras tocaron música y me invitaron a bailar, pero no aguanté hacer ningún movimiento sin antes tomar bastante té de coca.
Las plantaciones de coca están del pie de las montañas hacia arriba. La palabra “koka” viene del quechua, el idioma de los indios andinos. Su nombre enciclopédico es una planta de la familia de ERYTHROXYLACEAE de dos especies, y de las dos se puede extraer la cocaína. La planta crece a dos o tres metros de altura. La hoja es pequeña, de color verde opaco y tiene la forma oval. La flor es blanca con tonos amarillos y cuando maduran presentan una frutilla roja. Se la cultiva por toda la cordillera de los Andes, desde el norte de Argentina hasta Venezuela. Transformada en cocaína es utilizada como anestesia en todo el mundo. Los indios siembran la coca de diciembre hasta enero en lugares de sombra, pero con buena temperatura y mucha humedad. La coca puede ser cosechada varias veces al año, después de cada tres meses, es decir, en marzo, junio y octubre.
Además de la cocaína hay varios productos en la medicina de carácter alcaloide producidos por la coca, inclusive la novocaína. Los indígenas que la consumen ya por miles de años, la mezclan con lejía (ilucta o uipta, en quechua), un polvo hecho de piedra lima o de las cenizas de quinoa, que es otra planta medicinal. Esta mezcla hace que el sabor de la coca sea más dulce y más suave y le saca un poco el sabor ácido de la coca, activando, al mismo tiempo, su capacidad de alcaloide. En aymara, el masticar la coca se dice “picchar”. En La Paz se vende un dulce hecho de cenizas de quinoa, mezclado con anise y caña, que se ve negro y feo, pero que sabe rico.
La hoja de coca no solamente ofrece el apoyo de fuerza y protección contra el pánico de las alturas y el cansancio del trabajo duro, sino que contiene proteínas y vitaminas. Los mineros del cerro de Pasco la usan para abrir las venas rellenadas con el “ore”, que los podría matar rápidamente si no fuera por el uso de la coca. Los incas precolombinos ofrecían la coca a su dios INTI, el Sol. No sabemos si por coincidencia o si por intercambio, los egipcios también usaban la coca, como lo prueban exámenes en las momias de hace miles de años antes de Cristo.
En las conclusiones de mis investigaciones y de mis pensamientos sobre los indígenas de Bolivia, pienso que el sacrificio del Che y del Inti no fueron vanos. Miles de Intis van a aparecer con el desarrollo de su historia. El actual presidente Evo Morales es uno de ellos y viene para liberar su pueblo del yugo imperialista. Hay que apoyar sus acciones de nacionalizar las riquezas de su país y hacer que la Bolivia vuelva a pertenecer a su propio pueblo, como debe de ser