Floreal Rodríguez de la Paz
La CNT no es para ir presumiendo de banderas independientes. Somos independientes, pero únicamente de los poderes políticos, consagrados éstos a las jerarquías ambiciosas de Estado. Nacimos para defender el grandioso ideal ácrata, para las libertades con derechos, siempre con el propósito de saber salir del ambicioso poder del capitalismo. Y no se trata de la duda, para nada, pues habiendo nacido antes que la FAI, la CNT es el gran fenómeno sociológico; es natural que tengamos que esgrimir la contundencia de todas las opiniones, porque la situación, después de que la CNT es mayor de edad, si la comparamos con la “necesaria” e imprescindible Federación Anarquista Ibérica (aunque tengamos que verlo desde “península ibérica” dicho sea de paso). La CNT -siempre adherida a la AIT (por ser internacionalista)-, fijó sus principios, tácticas y finalidades a principios del siglo XX. Y hoy, ya caminantes del siglo XXI, conviene comentar con toda serenidad, algo que flota por esta sociedad que no termina de ser lo que imponen los dictadores en el poder.
Las tragedias conocidas, como son las escisiones hasta la fecha, no son más que engendros probados de mentes pusilánimes; sí, porque no tiene sentido que surjan cambios, cuando ya se es mayor de edad y la decisión de falsear los principios, terminan siendo el poder de la debilitada experiencia, que no sirve, sino para confundir a los que deben seguir, porque vienen con nuevas formas para otras generaciones, porque siempre debe ser, conseguir realizar la Revolución Social. Extraño, muy extraño resulta tener que enfrentar la palabra contra la opinión de tantos seres humanos que siempre buscaron la sociedad que el erudito anarquismo sabe transmitirnos a todos.
Las teorías que conocemos, conviene realzarlas con máximo esfuerzo, para que, lo que decimos desde siempre, no termine siendo la equivocación que suele enfrentar a unos contra otros. Principios, Tácticas y Finalidades, son la esencia de la CNTAIT. Si alguien, por muchos que sean, pretende terminar con las costumbres, ya centenarias, servirá para reconstruir las ruinas programadas, con ideas descerebradas, ya que, generación tras generación, terminan envejeciendo hasta la extinción total… ¡Y no será posible o necesario permitir que sucedan cosas así! Los que quieran marcharse de las formas orgánicas que conocemos desde los principios inequívocos, pueden hacerlo, ¡con naturalidad y sentido común! pero que no pretendan terminar con la ética que caracteriza a esta Organización anarcosindical, hasta que las luchas logren terminar con las corrientes políticas que vienen a CNT-AIT, desde personalismos apocalípticos, de cualquiera que sea la política seleccionada. Las luchas de independencia todas son diseñadas para marcharse de lo que no conviene, porque es cierto que “los centralismos políticos”, terminan siendo el hazmerreír de los sistemas dominantes. Y la independencia, como tal, siempre favorece, porque rompe la tendencia desmesurada de los grandes intereses, originados por el estruendoso poder del capitalismo. Otra cosa es hablar de independencia política; y otra no es menos importante, entender la independencia de todo principio político, estando dominados por las ambiciones conocidas del poderoso Estado. Se puede comentar, comparativamente, el fenómeno de independencia de la “sociedad catalana”, con la independencia que tendría otra naturaleza social: Pensando en que la realidad de estas luchas de hoy por la independencia de la España centralizada, no son más que luchas de intereses, exactamente iguales, pues en caso de conseguir la independencia, quedaría todo igual, ya que las políticas de Estado, separan intereses, pero no son liberados los ciudadanos del marchamo social más deseado.
Y como quiera que para ser independientes no basta con descentralizar, puesto que hay muchas conductas que cambiar. También impedir que unos cuantos seleccionados depredadores dominen las iniciativas de todo ciudadano que vive con el esfuerzo y sudor de sus frentes. Así que, bien dotados de razones alejadas de toda política de Estado, lo que es independencia viene obligado a ser lo que separa los intereses ciudadanos de los intereses políticos de poder, en este caso centralizado, al practicar políticas de intereses privatizados, desde cualquier principio político de estado o religioso.
Y la CNT, siempre adherida a la AIT, permite la posibilidad de impedir perecer, porque ciertos criterios de grupos desorientadores para sembrar la discordia se proponen acabar con una Organización indestructible, mientras que la Historia acredita, por encima de cualquier escisión provocativa, sea capaz de liquidar la CNT, porque así lo ordena el poderoso capitalismo de Estado. Primero, porque creó confusión; después, porque traiciona las Tácticas, teniendo muy en cuenta que hay unos Principio y unas Finalidades; más tarde, porque piensan que se puede jugar con quienes desean seguir con las finalidades del anarcosindicalismo. Ese es el arte de toda política: confundir, tergiversar, manipular, enredar, transformar la realidad en otras muchas corrientes, todas ellas divergentes, con niveles muy altos en desorientación. Somos en realidad todos muy revolucionarios, aunque no tanto desde el momento en que asoma la idea de las conductas que distorsionan, con la única intención de intentar demostrar que estamos abstraídos en situaciones estancas. ¡La Naturaleza de todo pensamiento permite la práctica de estas corrientes equivocadas! Es cuando se nota con demasiada alevosía que el intrusismo en la Organización, por muy alto que sea el manantial de entusiasmo por la Idea, no es más que un truco o juego político de los ánimos pusilánimes. ¡Cuánta naturaleza revolucionaria se pierde absurdamente! Una escisión no es más que intentar acabar con aquella situación en que “nadie hace nada” porque es mejor permitir que se pudra la experiencia, los principios y las finalidades. Y sépase que la CNT es indestructible, compañeros re-vo-lu-ci-o-na-ri-os. ¿Por qué se realizó tanta lucha, qué significó entregar la vida por las Ideas, cómo entender que se deba enterrar nuestra Cultura a cambio de otras siglas, otras ideas, algunas de ellas gracias a que son por el poderoso dinero? ¿No se ven bien para continuar en este juego social del capitalismo de Estado? ¡Pues montaros vuestra parroquia, como hacen los “buenos creyentes”, aunque al morirse suelen decir “ni dios nos salva”! Y conviene reflexionar por esa palabreja divina, que viene siendo dios: Pues no es más que una palabra inventada para los débiles; son dos consonantes, con dos vocales; pero nada más com-pa-ñe-ros. Cuando las circunstancias reales no son santo de vuestra devoción, hay que esfumarse y dejar que vivan los que entienden mucho de resistencia, a pesar de que los orígenes que frustran son siempre el dios estado, con sus bendiciones vaticanas. Cuando hablar tiene estilos libertarios, no serían cuestionables los Principios, Tácticas y las Finalidades. Otra cosa es pretender caer en los vacíos sociales, que no son otros sino aquellos que nos sitúan ante las luchas que no pueden ser dejadas de lado porque vengan otros estilos revolucionarios, aunque aquí se consideran nueva escisión. Y siendo asumible que esto suceda, va de coña tener que ver cómo antes de marcharse se resta en el Patrimonio grandes sumas de dinero; y cómo, en el trueque lo arreglan todo diciendo: no, si ya devuelven lo robado a la Organización. Pero una vez se devuelve, sobre todo la dignidad, queda arrastrada por los suelos. ¡Es más! Se mantienen en el poder (en la dirección, es decir, en lo que consideran “legitimidad”, aunque no cuenten con el consenso de los soberanos SIN-DI-CA-TOS anar-co-sin-di-ca-lis-tas de la Organización, porque pretenden dar a entender que “el jefe, siempre es el jefe”. ¡Y en la CNTAIT no hay Jefes! Y cuando los que quieren llamarse de otra forma, ahí están todos los sindicalistoides desde el momento en que nace la “constitución”, porque se creen que “muerto el dictador, muerta la rabia”; pueden, no cabe duda, mendigar su identidad. Resultando definitivamente que no son identificados con tantas siglas como conocemos porque son marionetas del constitucional estilo heredado del grupo de dictadores que hicieron posible la dictadura, llamada hoy “constitución democrática española”. Aquél señor que fuera Fraga, ya sentenció su postulado diciendo: “No, si yo -dijo el bicho mencionado-, Yo soy de extrema izquierda; pero dentro de la derecha”. Y resulta que hoy, los revolucionarios enfrentados a lo que representaba este señor Fraga, son de extrema izquierda, pero desde la mendicidad que bien ofrece el sistema, todavía constitucional vigente, aceptándola en su cómoda condición, abriendo la mano para recibir estímulos económicos, porque sin ellos, lo de ser revolucionario, queda fuera de cualquier interés de otras luchas: ¡Que las hay, compañeros!
Pues bien, no hay que alarmarse porque nos vengan a vender nuevas ideas, eso sí, a cambio de percibir el justo precio que condiciona, para que se muevan, sí, pero con un orden constitucional, o van al pasillo corredor…, que es justamente donde quedó la CNT-AIT, porque así decidió defenderlo ese otro señor, Martín Villa, heredero del ministrejo José Solís, ambos dos fieles al franquismo aterrador. Y nada menos se puso en marcha la idea de independizarse de la CNT, aunque quienes inspiraron la idea lo hacen condicionando la circunstancia, a que la Idea Anarcosindical debe quedar fuera de cualquier posibilidad de éxito. ¡Vaya revolucionarios! ¿No será que semejante opinión viene diseñada por el fracaso, acomodados a que cada vez entienden menos los valores políticos? ¡La CNTAIT es apolítica! ¡La CNT no puede entrar nunca al juego de los gobiernos de Estado! ¡Las organizaciones CNT-AIT tienen unos Estatutos que hay que cumplir! ¡Las Ideas de estas Organizaciones citadas no pueden ser entregadas al capitalismo al trueque por dinero o por la obligación de cumplir el credo de no importa qué principio de gobiernos de Estado!
Quedan muchas cosas por despejar. La sociedad que nos alberga es paraíso terrenal de “tanto tienes, tanto vales”. Y lo que es “valer”, fue tatuado en la piel de los ciudadanos, difuminándose en cada persona todo aquello que sucedió, pues, aunque merezca perdonar, la sensibilidad humana registró perfectamente “pros y contras”. Viene a cuento decirlo así, porque el odio acumulado impregna en desaliento la felicidad perdida o encontrada por el sortilegio improvisador.
Decir igualmente, que tenemos un futuro preparado para recibir todo tipo de acontecimientos, ya sean de obligada respuesta, ya de naturaleza revolu-cio-na-ria. Y los juegos de toda revolución pasan por el deber, siempre pendiente, de que es posible más que hablar de revolución social, hacer la Revolución Social: ¡Que no es lo mismo!
Y en cuanto a que se nos pretendió enterrar con las armas estratégicas de los vulgares principios políticos, hora es de dar paso a los estilos libertarios de siempre, desde que, antes de 1910, naciera la CNT, aunque en aquellos tiempos ya se cuestionaba que pudiera suceder lo que está pasando hoy en la Anarcosindical. Si los sucios comportamientos vienen a la Organización para destrozar su -nuestro- criterio, será bienvenida cualquier lucha para impedirlo. El Movimiento Libertario estará siempre preparado para impedir nuevas heridas incurables. Por la CNT-AIT, si hiciese falta, se limpiarían las espadas, aunque fuese necesario utilizar los mejores disolventes revolucionarios. No son necesarios, pero cabe pensar en ello desde que un día, los voraces lobos políticos, desfederaron a más de una docena de Sindicatos con ese arte que suele utilizar “siempre”, cualquiera que sea la política conspirativa, contra la Organización de los Trabajadores. El Anarquismo fue la fuerza inspiradora del Anarcosindicalismo-CNT-AIT. Que no venga alguien a utilizarnos como si esto fuese un tenderete de cambiar cromos infantiles.