Sabedor de mi interés por el Cante Flamenco, debido a los artículos aparecidos en Orto, con mi nombre y apellido, el actual Administrador de esta revista me mandó, hace ya unos cuantos meses, un libro con el título que aparece en la cabecera de este artículo. Así pues, vaya por delante mi agradecimiento a mi amigo y tocayo, Miguel Expósito José. Hay personas a las que merece la pena haber conocido y, sin lugar a dudas, él es una de ellas.
Este libro, que ya he leído, fue editado, en 2008, por la editorial sevillana Renacimiento, en su Biblioteca de Rescate, pero la edición original fue realizada por Biblioteca Atlántico, en 1923. Sus autores fueron los hermanos Caba Landa, Carlos y Pedro. El hijo de Pedro, Rubén Caba, es el que realiza el prólogo y el epílogo de esta edición.
Cuando uno se enfrenta a un libro escrito en 1923, no debe menospreciar su contenido porque muchas de las ideas que se vierten en el mismo no corresponden a lo que conocemos en la actualidad, como es lógico el avance de la investigación del fenómeno del flamenco se ha acelerado muchísimo con la creación de cátedras dedicadas a este tema, tanto en la vertiente histórica como musical. Esto ocurre tanto en la historia del flamenco como en cualquier otra rama del saber. Lo importante es que este libro aporta muchos conocimientos que se tenían en aquella época, con sus correspondientes “errores” detectados en nuestros días. El mismo Federico García hizo afirmaciones que posteriormente han sido refutadas, pero es que en el caso del poeta granadino, lo fundamental de su aportación al flamenco no son sus conocimientos del Arte Flamenco, sino su inigualable interpretación de lo profundo del mundo que rodeaba y daba forma y vida al Cante Jondo. Todo lo plasmó en uno de sus mejores libros de poesía: “Poema del cante jondo”. Nadie, ni antes ni después de él ha escrito versos tan hermosos y tan acertados sobre dicho cante, el cual no es milenario como afirmaba el poeta de Fuente Vaqueros, sino menos de 300 años de existencia, aunque sus raíces más profundas pueden ser milenarias. El Cante Jondo no es anterior a la llegada de los gitanos a España, y sus primeras manifestaciones son posteriores a 1730.
El libro de los hermanos Caba Landa (Carlos: 1899- 1976, nace en Zaragoza y muere en San Sebastián, y Pedro Aurelio: 1900- 1992, nace en Arroyo de la Luz /Cáceres y muere en Madrid), consta de cuatro partes, que ellos llaman libros. En el primero escriben sobre Lo jondo y la intelectualidad, el segundo sobre los Antecedentes del cante jondo, el tercero sobre Andalucía a través de la música del cante y el cuarto de La letra del cante jondo. Contiene prólogo y epílogo, como ya he mencionado anteriormente. En cuanto a amplitud por el número de páginas de cada parte /libro el orden es el siguiente: Primero, 21. Segundo 34. Tercero 69 y cuarto 69. Ello no implica que el número de páginas esté en relación con la valía intrínseca de cada parte. Con todo, para mí la parte que más me ha aportado ha sido la última, ya que en ella se puede comprobar como las letras de las coplas están en relación muy directa con los diferentes temas que abarcan el amplio espectro de la temática flamenca.
Los autores destacan, muy acertadamente, la originalidad y la colaboración de lo popular y lo tradicional, en ese acervo poético que forma parte incuestionable del mundo del flamenco. Más aún, hacen una interesantísima distinción entre poesía popular y tradicional. Por lo bien expresado que lo argumentan, voy a transcribirlo literalmente el texto: “La primera, la poesía que el pueblo repite sin colaborar, es la poesía estrictamente popular; la segunda, que se rehace en cada repetición, que se refunde en cada una de sus variantes, las cuales viven y se propagan en ondas de carácter colectivo a través de un grupo humano y sobre un territorio determinado, es la poesía propiamente tradicional”.
Para una mayor comprensión de los temas de copla los han reunido en tres grupos generales, y con ello facilitan la comprensión de las coplas,
al situarlas en su contexto temático. Estos grupos son: A) Lo filosófico- religioso; B) Lo social; C) Lo amoroso-sensual. En cuanto al primer apartado, afirman que Andalucía es un pueblo dolorido. El “alma” andaluza tiene penas y siente angustias, todo el saber de su cultura tiende a la filosofía y vertiente cardinal de su cultura es el cante jondo. Siempre el dolor en el fondo de su conocimiento. El pueblo andaluz tiene monstruos en su interior y los saca fuera, y ello lo expresa cantando. El pueblo andaluz piensa con la fantasía, y por ello es un pueblo artista; construye con el corazón, y por eso es un pueblo niño. Por todo ello, el dolor y la pena, es fundamental para cantar lo jondo: “Er que quiera cantar bien/cante cuando tenga pena/ la misma pena le jase/ cantar bien, aunque no quiera”.
Continúan los autores con diferentes subapartados, muy interesantes para entender muchos aspectos de lo filosófico y religioso en el cante jondo, entre ellos: el sentimiento frente a la razón, ciencia y sabiduría, el sino (determinismo), el sentimiento de Dios, el culto a las vírgenes (la religiosidad andaluza es profundamente pagana y antropomórfica), pesimismo y rebeldía (filosofía del vivir), pesimismo y rebeldía (filosofía de la muerte). Todas esas manifestaciones expresadas con letras, en la mayoría de los casos, de gran belleza poética y con tintes dramáticos, desgarradores.
En el segundo apartado de este cuarto libro/parte, está lo referente a lo Social. El pesimismo andaluz ante la vida se ha traducido a lo largo de los tiempos en una sorda desesperación hacia dentro, en una permanente congoja, en una rebeldía interior, aunque en ocasiones esa rebeldía se ha manifestado externamente con una virulencia exterior, jamás conocida en ninguna otra parte de nuestra geografía peninsular. Así pues, mejor que la rebeldía comunista, la Andalucía rebelde ha optado por la rebeldía libertaria, más arraigada en el pueblo campesino, al tener esa forma de rebeldía un entronque cercano al individuo y sus ansias de libertad personal. El comunismo libertario se ajusta más a la psicología de lo jondo. Andalucía es comunista por su sentimiento, por su conciencia del dolor y por su rebeldía contra él, pero Andalucía es libertaria por su individualismo exacerbado y por su sentido del sino. El comunismo libertario andaluz lo fiaba todo a la propaganda sentimental de la guitarra y la copla. Hoy (años 20 del siglo pasado) el comunismo libertario se ha organizado. Andalucía conjuga lo individual y lo asociativo. El individuo andaluz vierte su desesperación en la entidad corporativa a la que se ha afiliado. La C.N.T. respeta y estimula el sentimiento de solidaridad sin sacrificar al individuo, pues no se acerca a sus afiliados por sus ideas morales, políticas o religiosas. La C.N.T., respetando en todos su individualidad, los reúne por un sentimiento de rebeldía y por la solidaridad del dolor entre todos los humildes. El andaluz aparece: individualista ante las instituciones sociales y comunista ante el dolor y el drama de los humildes.
Este segundo apartado, lo Social, consta de muchos e interesantes subapartados: individuo y solidaridad; rebeldes: el bandolero; rebeldes: el contrabandista; rebeldes: los jaques; solidaridad con los humildes: la prostituta; la rebeldía andaluza frente a las instituciones sociales: el trabajo; instituciones: el Clero; instituciones: el rico; instituciones: la justicia; instituciones: Guardia Civil y Carabineros; instituciones: la cárcel; instituciones: el matrimonio.
Termina el cuarto libro con el apartado sobre El Amor. No todo el ardiente idealismo andaluz se resuelve en sensación, pero su panteísmo natural y la lírica de su erotismo son en el fondo sensualidad. No hay, como el pueblo andaluz, un pueblo que busque con más constancia y voluptuosidad en contacto de la naturaleza. Pájaros, ríos, árboles, flores, minerales, todo tiene un alma que padece y tiembla ante la oscura determinación del sino. Como en el apartado anterior, este también consta de significativos y esclarecedores subapartados: concepto del amor, atributos psicológicos del amor: su metafísica sentimental; atributos psicológicos: la pena amorosa; otros atributos del amor; complejos sentimentales; amor normal y amor donjuanista; concepto de la mujer; sexualidad andaluza: el donjuanismo; sexualidad andaluza: la hembra; ternura andaluza: la esposa; ternura andaluza: la madre; ternura andaluza: el padre; ternura andaluza: el niño; ternura andaluza: la amistad.
Me queda resaltar que tanto el prólogo como el epílogo son de gran valía, tanto por las afirmaciones que en ellos se vierten como porque su autor es hijo de uno de los autores, concretamente de Pedro, y conoce a fondo todo lo relacionado con sus autores y su magnífica obra sobre el cante jondo y el anarcosindicalismo.