Cuando el Partido Popular arremete contra el Gobierno de Coalición que forma el PSOE y Sumar, junto con los votos de otros partidos de diferentes rasgos políticos (Podemos, Compromís, ERC, PNV, BNG, etc), porque no recibe el apoyo inmediato y suficiente para paliar su desastrosa gestión (en algunos casos delictiva, como la DANA de Valencia), nos viene a la memoria lo que ha pasado en los últimos años en España, y su postura negacionista ( Prestige, Metro de Valencia, Borrasca Filomena, Residencias de ancianos de Madrid/ Covid 19, etc.), no tiene uno más remedio que retrotraerse a lo que pasó con la creación de la Unidad Militar de Emergencias (UME), allá por el año 2005, cuando José Luis Rodríguez Zapatero creó dicha unidad dentro del ejército español. No era una novedad, ya que otros países como Canadá, EE.UU. Francia, Japón ya tenían creada dicha unidad de emergencias, que tanto reclaman quienes en su día fueron sus más acérrimos detractores.

Con los incendios en la Comunidad Autónoma de Castilla-León, el Partido Popular, en su actual paranoia política y su postura radicalmente negacionista del cambio climático, ha pedido al Gobierno central que le enviase 7 grandes hidroaviones, cuando ni la misma UE dispone de tales efectivos, el caso es pedir lo que es imposible obtener para acusar de negligencia al correspondiente ministerio, cargando siempre la culpa a otros, cuando la gestión de los incendios, como de otros asuntos, es, en primer lugar, suya. Las políticas negacionistas, en las comunidades regidas por el PP, conducen a situaciones como las que hemos visto este verano en dichas comunidades.Ya no se acuerda el PP cuando decía que la Unidad Militar de Emergencias (UME) era un capricho de Zapatero. Fue con la borrasca Filomena (8-11 de enero de 2021) cuando el mismo presidente del PP, en aquel entonces Pablo Casado Blanco, elogió a la UME por su actuación: “Gracias a la UME, a los Cuerpos de Seguridad del Estado y a las Administraciones”. Que lejos quedaba el calificativo que el PP dijo cuando se propuso su creación de dicha unidad. Mariano Rajoy dijo en una ocasión: “La UME es, sin duda, un “capricho faraónico de Zapatero”. O las palabras de Arsenio Fernández de Mesa, vicepresidente de la Comisión de Defensa en el Congreso: “España no está para este tipo de despilfarros”, “Las partidas destinadas a la UME son de las cosas que no bajan en los Presupuestos Generales del Estado”. Y estas otras, en 2007: “La UME tiene un dudoso encaje en el artículo 8º de la Constitución Española”. ¡Quién te ha visto y quién te ve, gorrión!, pidiendo en la actualidad la intervención urgente de la unidad del despilfarro.

El PP, en su programa electoral de las Elecciones Generales de 2008, llevaba una frase que decía: “La UME es una segregación permanente de una parte de las Fuerza Armadas (FAS)”, “Dejen de utilizar a nuestros soldados como apagafuegos”. No somos militaristas, por lo tanto, pensamos que esa labor la puede hacer la sociedad civil, pero una vez que forma parte del engranaje militar, al menos que justifique su sueldo ayudando en tareas como apagar incendios, rescates de personas, ayuda en las catástrofes naturales como terremotos, Danas, consecuencias de la erupción de algún volcán, etc. Pero, que se puede esperar de un partido que abandona, una y otra vez, a   su suerte, a parte de la población en los momentos tan dramáticos como la Dana de Valencia y los incendios de Castilla y León. Y ellos, que niegan el cambio climático e invierten cada vez menos dinero en el tema de la prevención de incendios, tienen el cinismo de afirmar que la directora de Protección Civil es “una pirómana”. Cómo habría que catalogarlos: “asesinos compulsivos”, “corruptos apegados al sillón de mando”, como el actual presidente de la Comunitat Valenciana, Carlos Mazón.  El cual, una vez más, ha dado una fehaciente prueba de que le importa un comino lo que pase en su Comunitat. Cuando se alertaba que se iban a producir lluvias torrenciales en parte de su castigada Comunitat, el pone pies en polvorosa y se marcha a una reunión de su partido en la vecina Comunidad de Murcia, siendo recibido por los suyos como si de un gran héroe victorioso se tratase, cuando tiene a sus espaldas 220 muertes por no dar a tiempo las alarmas correspondientes, prefiriendo estar reunido con una periodista para ofrecerle cargos, a dedo como de costumbre, en la televisión pública valenciana.

No es del todo cierto que la derecha sea ajena al debate climático, aunque la derecha española no sea abanderada en este tema, por el contrario, la fascista/ ultraderecha de VOX, sí que es negacionista de tomo y lomo. La que fue abanderada del Neoliberalismo a escala mundial, la que fue el azote de los mineros ingleses, en la década de los  80, la que llevó a cabo una guerra relámpago contra Argentina por la posesión de las islas Maldivas, nada sospechosa de pertenecer a ningún partido verde, Margaret Thatcher , dijo en la Asamblea General de Naciones Unidas en 1989: “ Lo que estamos haciendo ahora en el mundo , degradando las superficies terrestres, contaminando las aguas y añadiendo gases de efecto invernadero a la atmósfera a un ritmo sin precedentes, es algo nuevo en la experiencia de la Tierra. Es la humanidad y sus actividades las que están cambiando el medio ambiente de nuestro planeta de forma dañina y peligrosa (…) Debemos recordar siempre que los mercados son un medio para alcanzar un fin. No cumplirían su objetivo si sus resultados causaran más daños a la calidad de vida a través de la contaminación que el bienestar que logran con la producción de bienes y servicios”. Los populares españoles tardaron décadas en enterarse del tema mencionado por Thatcher, por lo visto aún no se han enteado del todo, mientras que sus colegas europeos llevan mucho tiempo preocupados por el clima. La ultraderecha, en general, aún continua en el limbo celestial de los “bienaventurados “seguidores del cristo “resucitado”, en la tumba de José de Arimatea.

La gravísima crisis climática no es un asunto exclusivo de las “izquierdas”, sino un desafío global que apela al conjunto de la Humanidad. Sus alternativas tendrían que ser el principal debate político de nuestro tiempo. Para que se de un Pacto con éxito es necesario implicar al conjunto de las instituciones y administraciones, diputaciones provinciales y municipios. Por otro lado, las durísimas declaraciones de los líderes nacionales del PP, no van por el camino del entendimiento. Cuando mandaba el PP, siempre pedía a la Oposición pactos de Estado para sus intereses partidarios. Este Pacto Climático que afecta a toda la población no cuenta con su apoyo político. Este Pacto Climático afecta al conjunto de la economía, la ordenación del territorio y de la gestión pública. 

Han tenido que llegar los incendios más virulentos y arrasar más de 500 mil hectáreas de vegetación, con el consiguiente daño a fauna y flora, para poner sobre la mesa la necesidad de un Pacto de Estado para hacer frente al desastre que nos viene, relacionado con el Cambio Climático y sus devastadoras consecuencias, las cuales cada vez serán más frecuentes y con mayor intensidad. Como muy bien dice el Secretario General de la ONU, António Guterres: “La crisis climática es el principal desafío al que se enfrenta la Humanidad”. Siendo España, por su situación geográfica, una de las más vulnerables. La forma de afrontar la transición ecológica implica un modelo económico, político y social, todo ello, es profundamente ideología. Estamos seguros de que hay puntos comunes en dicho contexto que permitan tomar acuerdos que vayan en beneficio del conjunto de la sociedad. Tiene que llegarse a un consenso de los actores sociales y económicos.

 España tiene una extensa red de conocimientos de primer orden: personas expertas en Ciencias de la Tierra, juristas, economistas, sociólogos, politólogos, ingenieros, psicólogos y divulgadores, con un enorme conocimiento sobre la crisis climática, todos ellos han de estar involucrados en la respuesta adecuada al grave problema que se nos viene encima y no continuar mirando para otro lado. Hay que tener una hoja de ruta y seguirla a rajatabla. También hay otros tipos de conocimientos, que provienen de las organizaciones medioambientales y los movimientos sociales. Éstas llevan bastantes décadas estudiando, documentando y analizando y, sobre todo, proponiendo alternativas    para conservar espacios naturales, mitigar el cambio climático y adaptarse a las consecuencias del mismo. Los éxitos si se dan, serán de todas y todos, no de una organización concreta o un partido político.  

Los expertos lo confirman: el año 2025 ha sido el año que más superficie forestal ha ardido en España, debido a los grandes incendios (GIF) y que ha dejado de media 4.600 Has, casi el doble de la última década, que rondaba las 2.500 Has. Siendo la media histórica entre 1965 -2024: 1.540 Has. Se han superado los récords de los años 1994 y 2022. Sólo en el incendio de Molezuelas de la Carballeda (Zamora), el incendio más grande jamás registrado en España, se quemaron 37.000 Has. Y en Ourense en sólo dos semanas se quemaron más de 50.000 Has.

Por hoy lo dejamos aquí, pero os queremos recordar que en sus 45 años de existencia, la Revista Orto, no ha dejado de publicar con cierta periodicidad artículos sobre el tema medioambiental, y de manera muy especial sobre los incendios, que año tras año asolan nuestra vegetación, nuestra fauna y nuestra flora. Mientras ello ocurra no dejaremos de hacerlo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *